La Galerna
·25 de noviembre de 2024
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Nunca me ha escandalizado la posibilidad de que algún día se produzca un cambio en la fórmula de propiedad del Real Madrid, siempre y cuando se mantenga un principio básico: que los socios preserven su capacidad de decisión.
En la Asamblea de compromisarios del domingo, Florentino Pérez anunció que en próxima Asamblea se someterá a referéndum entre los representantes una propuesta de “reorganización societaria”. En realidad, los noventa y tantos mil socios madridistas siempre hemos sabido que tarde o temprano se darían pasos en esa dirección, por cuanto el hecho de que un club de fútbol de élite (de hecho, el más valioso del planeta según volvió a quedar patente en la propia Asamblea) articule su estructura de propiedad en torno a unos simples carnets de socio es una anomalía que un contexto siempre cambiante, cuando no las propias autoridades, obligarían a reformular.
Nunca fue una incógnita si sucedería; tan solo lo fue cuándo sucedería y sobre todo cómo y por qué, y he aquí una clave para el culerío venido arriba con la próxima propuesta florentinesca: el tema no es quién (Madrid o Barça) se convierte antes en Sociedad Anónima, sino el grado de desesperación con el que se afronta el proceso. Si el Madrid recorre ese camino, será en aras de la previsión, y no de la imperiosa necesidad.
El Bayern de Múnich ha ganado importante músculo financiero abriendo su estructura de propiedad a importantes multinacionales, con una salvedad: el 51% del capital sigue siendo de los socios, por lo que nada puede suceder sin su aprobación. Y no se ha acabado el mundo para el Bayern. Al contrario, su consideración como uno de los clubes más grandes de Europa permanece intacta, y ha ganado en posibilidades de adquirir liquidez. Puede convocar una ampliación de capital cuando considere oportuno o pedir un préstamo a las empresas implicadas, que estarán proclives a concederlo para hacer valer su inversión. O sea, puede hacer aquello que toda gran empresa (y el Real Madrid lo es) puede llevar a cabo para seguir manejándose en la cumbre del sector que sea.
Florentino ni siquiera apunta tan lejos. Poco detalle se ofreció en la Asamblea, limitándose a abrir el melón para posteriores encuentros. Todo lo que digamos ahora es especulativo, pero parece razonable aventurar que se planteará un canje de carnet de socio por acción/es, no se sabe si de manera igualitaria o ponderando variables como la antigüedad. Se rumorea que serán títulos no transmisibles, salvo para familiares del socio. Ignoro si el cambio estatutario a que esto nos conduciría puede reflejar esa restricción con arreglo a la legalidad, pero si es el caso cabe confiar en la profesionalidad del equipo jurídico del club.
Nunca me ha escandalizado la posibilidad de que algún día se produzca un cambio en la fórmula de propiedad del Real Madrid, siempre y cuando se mantenga un principio básico: que los socios preserven su capacidad de decisión
Sería, en cualquier caso, un escenario de trueque de carnets de socio por acciones que preservaría la propiedad total en manos de los socios (¿y/o sus familiares directos?), y por tanto la capacidad de decisión de los mismos que yo planteaba como innegociable en el párrafo primero.
La razón que Florentino ha esgrimido para poner en marcha este proceso es la necesidad de proteger al Real Madrid de los ataques externos que ha sufrido. Según el mandatario blanco, se han registrado dos graves ataques contra el patrimonio del club.
1.- CVC pretendió expropiar el 11% de nuestros ingresos televisivos durante medio siglo, haciéndolo además a espaldas del propio Madrid.
2.- A finales de 2022, con la nueva Ley del Deporte, se trataron de introducir enmiendas para que la liga pudiera expropiar nuestros derechos comerciales, amenazando incluso con una huelga patronal si esto no sucedía. Los clubes serían de sus acreedores de haber prosperado esa enmienda. Florentino intervino entonces para proteger los ingresos y por tanto el patrimonio de la entidad.
Por supuesto, Tebas niega tanto el punto 1 como el 2, pero se hace difícil creer a quien tanto daño está causando al fútbol español y con tanta mala fe actúa contra quien es, de lejos, el más importante representante de ese fútbol.
Confieso ignorar qué características jurídicas de una sociedad mercantil protegen mejor de ataques de este tipo que la actual fórmula de propiedad de la institución. Es una de las cosas que habrá que explicar. Sin embargo, es fácil entrever el mecanismo humano por el cual la existencia de acciones en lugar de simples carnets de socio incrementará en los propios socios el afán por defender al club. El modo en que actualmente un socio del Madrid es propietario del club carece de repercusiones claras. Digamos que, filosóficamente hablando, resulta difícil explicar de qué manera los socios del club, ahora mismo, lo poseen. Convertirlos en accionistas preserva en principio su poder de decisión, al tiempo que permite al ya accionista ver encarnada en su propio patrimonio cualquier acechanza contra el patrimonio institucional. En realidad, uno no tiene claro que “tiene” algo hasta que se le asoma tangiblemente la opción de que ese algo valga menos, o le puedan ser hurtados los recursos que ese algo genera.
No sé vosotros, pero yo prefiero que el proceso lo empiece a gestionar Florentino antes que cualquiera que pueda venir después
Es más que una impresión subjetiva, en realidad. De hecho, uno no es verdadero propietario de algo hasta que una merma en ese algo supone una merma en el patrimonio propio. En este sentido, el paso que se ofrecerá para aprobación en un futuro, no sabemos cuándo, representará un escalón superior en términos de compromiso de la masa social con el club. Se antoja un nuevo escenario de realismo, madurez y responsabilidad. Un escenario al cual el club estaba destinado a dirigirse tarde o temprano, como antes indicábamos. No sé vosotros, pero yo, desde esa certidumbre, prefiero que el proceso lo empiece a gestionar Florentino antes que cualquiera que pueda venir después. Su capacidad para acometer procesos relevantes para la institución está fuera de duda, como lo está su probidad.
Al fin y al cabo, al Real Madrid yo le pido dos cosas: que siga siendo mío (soy socio) y que siga ganando. Habrá que escuchar a Florentino cuando toque, pero a priori no veo de qué modo lo que se plantea (aunque aún suene a tabú) supone una negación de lo primero —más bien al contrario—. Sí tengo clara, en cambio, su correlación positiva con lo segundo.
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