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En un momento dado

·18 de octubre de 2021

Fijar y perseguir

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El 28 de mayo de 2011 el Barça de Guardiola levantó la segunda Champions League del ciclo, imponiéndose por tres a uno al Manchester United sobre el césped de Wembley. Para la retransmisión de aquel partido, una de las cadenas encargadas de la emisión contó con la presencia de Juanma Lillo como comentarista del encuentro. Uno de los apuntes del hoy asistente del Manchester City se centró en la figura de Pedro Rodríguez, y particularmente en su importancia en el juego culé a través de su fijación en banda: «No la está tocando, y sin embargo es el que más está ayudando al equipo. ¡Quedándose quieto! Sujetando al lateral está favoreciendo la llegada a espaldas de Messi o Iniesta, porque Fábio no puede intervenir en espacios interiores. Y como tiene que venir Valencia, queda libre Abidal. Sin tocar la pelota, Pedro está ayudando más que otros que parece que están haciendo muchas cosas«.

El campo se puede abrir de muchas formas, y pocas épocas como la actual lo han puesto tanto de relieve. El momento obligaba, pues a la necesidad de generar espacios en ataque se le sumó la proliferación de extremos jugando a pierna cambiada y de enorme impacto interior. Teóricos delanteros de banda con preferencia por la zona de la mediapunta o el interior del área, alrededor de los cuales sus equipos han recurrido a multitud de soluciones para mantener la amplitud. Laterales más exigidos cerca de la portería contraria, la necesaria movilidad de los puntas, determinados movimientos de los centrocampistas o, incluso, el paso de otros dibujos tácticos, han surtido el abanico. Los últimos estandartes del Barça, Ronaldinho y Messi, de hecho, han respondido al canon. Igual que Ansu Fati, el aspirante más firme a sucederlos como cara visible del ataque barcelonista. También con el canterano, pues, cabe esperar que en las inmediaciones del área la de ocupar la banda sea una tarea colegiada, repartida entre el extremo, el lateral, el interior o el punta para que el afilado colmillo de Fati pueda acercase al gol sin restricciones.


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– El mapa de posiciones medias del Barça, y los mapas de calor y de toques de Ansu y Dest. (Fuente: as.com)-

Sin embargo, a pesar de la flexibilidad que permite el fútbol a la hora de ocupar los costados, hay determinados momentos del juego en que hacerlo resulta mucho más sencillo y automático a través de los extremos. Uno de los más claros es antes de que el equipo se instale en campo rival, cuando el juego todavía no ha permitido ganar metros al mediocampo o a los laterales, y por delante del balón solo esperan los delanteros. Una situación en la que durante años el Barça ha priorizado intervenciones mucho más centradas de sus atacantes, y donde anoche, para medirse al Valencia de Bordalás, recurrió a Ansu Fati y a Sergiño Dest para extender tanto como fuera posible el mantel sobre el que tendría lugar su juego (Imágenes arriba). Ciertamente, puede decirse que los de Koeman no rayaron a un nivel muy diferente al de otros partidos tanto en lo individual como en lo colectivo, pero sí que la presencia escorada de los extremos durante muchas fases del encuentro les facilitó los caminos y la obtención de ventajas. Llegar al premio le fue más fácil.

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Y es que, con Ansu y Dest atados a la cal, los laterales del Valencia tuvieron que hacer lo mismo, lo cual tuvo dos consecuencias favorables a la comodidad del Barça con el balón. En primer lugar, como a la hora de enfrentar el avance del Barça hasta tres cuartos de campo Foulquier y Gayà jugaron muy abiertos, la presión valencianista no pudo contar con su posición centrada para contener a la espalda de los centrocampistas ches (Imágenes arriba). Además, sujetando una posición tan abierta de los laterales del Valencia, el juego de los extremos culés también limitaba las opciones de los centrales visitantes de salir hasta el mediocampo en la cobertura o la persecución, pues la separación de los tres zagueros restantes entre ellos habría dibujado tres duelos de uno contra uno sin la posibilidad de un apoyo cercano (Imagen abajo a la izquierda). Esperando abiertos y profundos, pues, Ansu y Dest mantenían a la línea de cuatro rival desconectada de la presión que sus compañeros realizaban sobre la salida de balón azulgrana.

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No por nada, hasta en tres ocasiones tuvo que matizar Bordalás la forma cómo su equipo debía responder al inicio desde atrás del Barça. El plan inicial de presión visitante pasaba por adelantar la posición de Wass hasta la altura de Maxi Gómez igualando numéricamente el duelo con los centrales, pero anclado Guillamón por delante de Gabriel y Diakhaby, y sin la cobertura interior de los laterales, fue habitual ver al Barça sortear la emboscada a través del pase de Ter Stegen hacia un De Jong libre de marca (Imágenes arriba). La corrección del técnico alicantino pasó por sumar un tercer centrocampista por dentro, mandando a Hugo Duro a banda y juntando a Soler con Guillamón y Wass, una solución para mantener dos futbolistas a la espalda del danés y que duró hasta el gol del empate del Barça. Un tanto que funcionó como resumen, ya que en él se dieron cita tanto las ventajas que le ofreció al juego barcelonista la presencia de un extremo abierto por delante del balón mientras el equipo ganaba metros, pero también las posibilidades del canterano cuando, ya en los últimos metros, puede descolgarse por dentro. Cediendo entonces la cal al lateral o a alguno de los centrocampistas, y engrasando en la corona del área una relación con Memphis Depay llamada a protagonizar buena parte de las soluciones ofensivas del conjunto de Ronald Koeman. Con el neerlandés como apoyo de espaldas y origen de las descargas que dejen a Ansu orientado hacia la portería rival. Viviendo los dos en el pico del área. Juntos pero sin pisarse. Uno escondiendo el balón y el otro prendiéndole fuego.

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– El mapa de calor y el mapa de pases de Memphis contra el Valencia. (Fuente: as.com)-

A partir del tanto de Ansu Fati la organización del Valencia regresó al 1-4-4-2, pero con la novedad de que el encargado de formar la doble punta junto a Maxi fue Guedes. La posición centrada del portugués, de hecho, tuvo mucho que ver con os mejores minutos del Valencia en ataque, especialmente en el segundo tiempo y aprovechando la particular estrategia sin balón del Barça. Y es que, como viene siendo habitual este curso, el ejercicio defensivo de los culés estuvo marcado por lo dilatado de sus persecuciones individuales. Emparejados hombre a hombre en la presión, en caso que su rival lograse avanzar y alargar sus momentos con la pelota, los de Koeman mantenían tanto los duelos como las vigilancias, recorriendo enormes distancias y provocando, en ocasiones, un desorden posicional muy pronunciado. Del mismo modo que Dest alternaba los trajes de extremo y de lateral dependiendo de la altura del campo que tomaba Gayà, también jugadores como Busquets, Alba, De Jong, Gavi o un Eric García tan puntual al corte como lúcido jugando el cuero, se desplazaban en campo propio al son de los movimientos de sus respectivos pares.

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Se trató de una actitud defensiva que perdió eficacia en el segundo tiempo, cuando el Barça redujo su amplitud y su profundidad coincidiendo con la salida del campo de Ansu Fati. Ya antes Bordalás había vuelto a adaptar la presión de su equipo, en este caso concediendo la salida hacia los laterales azulgranas a cambio de cerrar los caminos hacia Busquets, De Jong o Gavi, un planteamiento que en más de una ocasión el Barça respondió libertando a Jordi Alba por banda a cambio de que el extremo interiorizara su influencia. A partir de la entrada de Coutinho en la izquierda (Imágenes arriba), y especialmente cuando Gavi abandonó el campo y dejó la zona del extremo sin el intercambio posicional con Philippe que le estaba sirviendo al equipo para conservar la presencia escorada de un futbolista por delante del balón, los locales debilitaron la estructura que había amparado su primer tiempo. La que les facilitaba llegar a las inmediaciones del área de Cillessen con escenarios prometedores, y que forzaba al Valencia a empezar sus ataques desde una posición muy alejada de Ter Stegen. La que les había simplificado su puesta en escena para que, con menos, esta vez obtuvieran más.

– Foto: David Ramos/Getty Images

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