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·5 de julio de 2025
Exhibición, sufrimiento final y el Real Madrid, a semifinales del Mundial de Clubes

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El Real Madrid es ya semifinalista del Mundial de Clubes. En un partido que tuvo varias fases, los de Xabi Alonso supieron valer unos 30 primeros minutos de escándalo, donde situaron el 2-0 que duró casi todo el encuentro. En una aburrida segunda mitad, se enloqueció todo en el descuento. Porque el Dortmund acortó distancias, Mbappé volvió a dejarlo como estaba y, Guirassy, de penalti, colocó el 3-2 final. Sabitzer, en la última del partido, provocó el mini infarto a los madridistas, aunque apareció el de siempre, Courtois. El Real Madrid se enfrentará ante el PSG con una baja muy sensible, la de Huijsen, que vio la expulsión en ese penalti final.
Llevaba tanto tiempo el Real Madrid escondido en la caverna a la que aludía Platon, que, al salir y ver la luz exterior ofrecida por Xabi Alonso, se ha descubierto otra realidad donde todo, por fin, tiene sentido. Por lo menos común. Porque casi nadie hubiese pensado hace unos meses que, con Mbappé ya sano, e incluso con minutos en su último partido, un canterano como Gonzalo iba a ser titular. ¿Se lo imaginan con Ancelotti a los mandos? Pues eso. Y es lo que hizo Xabi Alonso. Y una vez más, el sentido, la meritocracia, el esfuerzo y todos aquellos valores que languidecen en la actualidad, suelen desembocar en buenos resultados. Así fue.
El partido inicio con un cambio de esquema de Xabi Alonso. Se desvaneció la defensa de tres centrales y apareció el 4-4-2: Tchouaméni y, ojo, Guler, de doble pivote; Valverde de interior derecha y Bellingham, esta vez, en la izquierda. Avisó primero el Dortmund, en el 5′, con un cabezazo de Brandt que se marchó a escasos centímetros del palo derecho de Courtois. Fue de las pocas de los alemanes en la primera mitad. El Real Madrid fue encontrando profundidad, moviendo el balón, jugando bien entre líneas con Bellingham y Valverde y, sorprendentemente, con Fran García poseído por el espíritu de Roberto Carlos.
El campo se inclinó del todo por su banda y primero avisó el Real Madrid en el minuto 6. Huijsen encontró en profundidad a Fran García que rompió por la espalda del Dortmund, la puso y Gonzalo no llegó a rematar de milagro. Pero no iba a perdonar más. Porque en el 10′, Guler, que recibió en la esquina izquierda del área del Dortmund, esperó y esperó sin oposición, y eso es como darle a Oppenheimer unos minutos más con Einstein. Se la pusó en el pie a Gonzalo, que, por supuesto, volvió a mandarla a la jaula. Xabi Alonso volvía a ganar.
Como avisamos, Fran García, que ya venía acumulando buenos minutos en el Mundial de Clubes, certificó su conversión de meme a leyenda. Usado por Xabi Alonso como Frimpong en su Leverkusen, percutió la banda izquierda del Dortmund con un peligro poco habitual en los últimos años del Real Madrid. Lo que tiene saber utilizar al tipo de futbolista que tienes en plantilla. Y el premio fue mayor para él. Tras un centro de Trent desde la derecha, apareció como un avión en segunda línea para fusilar a Kobel. Era el segundo y sólo iban 20 minutos de juego. Show del Madrid de Xabi Alonso.
Pero lejos de frenar, el Real Madrid de Xabi Alonso es otra cosa. Es una máquina que poco a poco se está engrasando hacia otra serie de automatismos, más propios de lo que pide el fútbol actual: presión alta, asfixiante, muchísima movilidad de todos, circulación de balón veloz, laterales altos… El Real Madrid parecía un B-2 Spirit americano, bombardeando sin piedad a la defensa del Dortmund, que no sabía como frenar la nave.
Bellingham, en el 27′, tuvo otra oportunidad totalmente sólo en la frontal del área, pero el zurdazo se marcho desviado por el palo izquierdo de Kobel. Más tarde, tras el cooling break, y unos minutos de mayor relajación del Real Madrid, Vinicius, situado más en punta, tuvo otra clara en el 40′. Recibió lejos del área pero con Kobel muy adelantado, intentó una vaselina que no acertó. El Madrid bajó un poco las revoluciones de la primera media hora, donde rozó la perfección, y el partido llego al descanso con el 2-0.
La segunda mitad comenzó lejos de ser lo de la primera mitad. El Madrid quería dominar desde el balón pero la frescura física no era la inicial. El Dortmund hacía cambios, Yan Couto, Beier y Nmecha entraban por Süle, Gross y Adeyemi. En el Real Madrid calentaban Mbappé, Brahim, Asencio y Modric. La nota negativa la puso Trent Alexander-Arnold, que parecía tieso. Lento en los movimientos, le costaba mucho recuperar posición y con balón -a pesar de la asistencia- estaba torpe en exceso. Dos errores casi le cuestan un disgusto a Xabi Alonso, pero apareció Huijsen para salvar a ambos.
A Vinicius también le faltaba algo, como a un Fórmula 1 sin el DRS. Recibía pegado a la izquierda pero le faltaba ese extra de velocidad que tantas ventajas le ha generado siempre. Y el contexto de la segunda mitad le necesitaba con ese punto. Porque el Real Madrid se quedó más replegado, cómodo con el resultado, esperando cazar una contra para resolver el partido del todo. El Dortmund aparecía pero sin mucho peligro. Un tiro de Beier en el 60′ fue lo único noticioso, pero detuvo Courtois sin problema. Y así transcurrieron los primeros 15 minutos de la segunda mitad.
Y unos minutos más tarde, en medio un poco de la nada, en el 66′, llegó el triple cambio de Xabi Alonso. Como si fuese Tarantino en uno de sus filmes, no le tembló la mano para eliminar de la escena a sus personajes principales. La trama pedía el cambio de Vinicius, Bellingham y Trent; y así fue. Entraron en su lugar Modric, Mbappé y Ceballos. Y el partido cambió de nuevo, sin ser el escándalo de la primera mitad. Porque el Real Madrid recuperó por fin la posesión y el Dortmund no apareció más por la portería de Courtois.
Valverde se fue al lateral derecho, certificando que es el Christopher Waltz de Xabi Alonso. Un comodín absolutamente imprescindible, capaz de brillar en cada escena y en cada papel que interpreta. Como Waltz, que transforma personajes secundarios en protagonistas absolutos, Valverde se adapta a cualquier posición con tal naturalidad que hace fácil lo difícil. Su talento multifacético lo convierte en el intérprete perfecto del fútbol de Xabi, un jugador cuyo valor es incalculable. Y Xabi lo sabe. La vida es más fácil con Fede en la plantilla.
Mbappé volvió a no dar ninguna buena noticia en el campo, aunque, por el momento, tiene la excusa de los contextos. Porque todavía no le hemos visto en los minutos de explosión del Real Madrid de Xabi, donde siempre ha estado Gonzalo. No aportó prácticamente nada al equipo. Hubo dos cambios más, uno por precaución, en el 84′ Tchouaméni -que parecía algo tocado- por Asencio; y el sorprendente, Rodrygo por Gonzalo, en el 86′. El brasileño iba a tener unos minutos, casi de la basura, desde los 23 que tuvo ante el Salzburgo. Irrelevante a priori, cuando se asoma su venta hacia la Premier.
El partido fue muriendo en un rondo infinito del Real Madrid, apoyado en Guler, Ceballos y Modric. Pero Valverde volvió a aparecer con la energía y pesadez de un niño pequeño. Se plantó en el descuento en el área del Dortmund y sólo Kobel le impidió el gol. Un pulmón digno de estudio. Todo parecía sentenciado y, en el 92′, Beier, tras un mal despeje de Rudiger, acortó distancias e hizo saltar todas las alarmas. Quedaba poco pero era sólo 1 gol. Y como si se activase el automatismo en un maniaco, el Real Madrid respondió al instante.
Apareció de la nada Mbappé tras, eso sí, otro centro-asistencia de Arda Guler. Remató de forma acrobática, en una especie de semi tijera, para situar de nuevo los dos goles de ventaja. Era una buena noticia para él y un respiro para el equipo. O eso parecía. Porque la locura era total en el MetLife. En la siguiente jugada, Guirassy se plantó sólo delante del portero y Huijsen cometió un error grotesco. No por el penalti en sí; si no por la tarjeta roja que iba a dejar huérfano al Real Madrid en semifinales. Guirassy no erró y se situó de nuevo a sólo 1 gol: 3-2. Y todavía faltaba el infarto final. Porque el Dortmund, a la desesperada, colgó el balón, Sabitzer -parece que con la mano- controló y la puso perfecta pegada al palo. Pero no contaba con la presencia del eterno Courtois. A una mano la blocó, con la suerte de que luego se le quedó en sus dominios. Qué final.
Así las cosas, el Real Madrid volvió a ganar apoyado en una primera media hora brillante. Quizá le faltó algo de colmillo en la segunda, puede que físico o, simplemente, todavía la sombra del Real Madrid más reciente se cierne sobre la plantilla. Pero están en semifinales y será la prueba de fuego ante el PSG, campeón de Europa. La buena noticia es que, en un Real Madrid dónde Ancelotti dirigía siempre la misma película, previsible, Xabi ha roto el guion. Sin complejos, demostrando que el fútbol, como el buen cine, se disfruta más cuando nadie sabe qué vendrá después. De momento está saliendo rematadamente bien, aunque todavía no ha acabado su primera obra.