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La Galerna

·27 de junio de 2024

En tu honor, Nacho

Imagen del artículo:En tu honor, Nacho

Todos hemos convivido con la injusticia. Lo normal es que ocurra de forma puntual, que se manifieste en determinadas ocasiones, pues gracias a Dios el mundo tiene una cierta inclinación al merecimiento. El esfuerzo tiene sus frutos. Pero hay ocasiones en que se estandariza una desigualdad, se acepta y se convive con ella. Los valientes que la sufren se rebelan contra esta, pero los aún más valientes, los únicos, saben soportarla si es por un bien mayor. Eso se llama compromiso, eso es Nacho Fernández.

Nacho Fernández es compromiso

Nacho nació en Alcalá de Henares, Madrid, y pronto pudo dedicar su vida al fútbol, su pasión, en el club de su corazón y su tierra, el Real Madrid. Tuvo la suerte de poder dedicarse a este deporte, pues las lesiones o las circunstancias materiales de muchos jóvenes impiden ya no sólo empezar a soñar, sino materializar ese anhelo. Nacho pudo hacerlo.


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Posteriormente tuvo la justa recompensa —ya no nos movemos en el terreno de la fortuna— de llegar al primer equipo, pues su esfuerzo y calidad hicieron que brillara en la tan competitiva cantera del Real Madrid. Poco a poco fue entrando en la primera plantilla, hasta consagrarse como un recambio de garantías. Posteriormente fue apareciendo como titular en no pocos partidos, para alegría de los madridistas. En el Real Madrid, y hablo como socio y abonado, siempre hemos reservado una parte de nuestra atención y corazón para la casa. Queremos a los mejores jugadores del mundo, y es un amor correspondido, pero nos hace especial ilusión que en ese elenco esté uno de nuestros niños. Como concepto, el canterano tiene mucho que aprender de las grandes estrellas, pero estas también tienen que hacerlo del canterano, que representa los valores del Real Madrid, materializando por sí mismo un valor principal, el esfuerzo, pues ha llegado a compartir ese vestuario por la titánica empresa de destacar entre miles de talentos. Por ello, Nacho, ejemplo de lo anterior, fue siempre querido y admirado por la afición.

El canterano tiene mucho que aprender de las grandes estrellas, pero estas también tienen que hacerlo del canterano, que representa los valores del Real Madrid

En este punto es donde volvemos a la reflexión dada al principio. Nacho accedió al primer equipo jugando cuando se le requería o entrando en sustitución. El central o lateral —la versatilidad, otra de sus grandes virtudes— era rápido, expeditivo, con un notable despliegue, con gran habilidad por alto y un excelente juego al corte. Además, tenía una destacada técnica con el balón en los pies. Todo ello lo evidenciaba en cada partido que jugaba. No obstante, siempre pareció que debía hacer el doble que el resto para ganarse su sitio. Si encadenaba titularidades rindiendo a un excelente nivel, al recuperarse el compañero volvía a la reserva. Si se incorporaba con el partido empezado y con su entrada el equipo mejoraba, al partido siguiente no era titular. Si había hecho un año magnífico, en verano sonaban nuevas incorporaciones para la defensa. Siempre un nuevo obstáculo.

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Estoy seguro de que el alcalíno tuvo que sentir esa desigualdad constante: «¿este jugador es mejor que yo? ¿No han visto la temporada que he hecho? ¿No revisan mis estadísticas?». Una injustica, como decíamos, que, inmerecidamente, parecía aceptada. Como constante espectador y aficionado al fútbol, no vi nunca una diferencia entre lo que se fichaba y lo que teníamos, nunca observé una sombra alargada que tapara a Nacho.

Siempre pareció que Nacho debía hacer el doble que el resto para ganarse su sitio

Aun así, el canterano la aceptó, pues para él cada minuto en el Real Madrid merecía cualquier injusticia. Jamás protestó, nunca una mala cara, un mal gesto, ni un escándalo protagonizado. Tampoco ejerció nunca presión al club para mejorar condiciones deportivas o económicas, teniendo siempre una actitud impecable. Un perfecto y discreto profesional. Todo ello, sin olvidar el interés que despertaba entre los mejores equipos de Alemania, Inglaterra e Italia, es decir, los mejores clubes del mundo, y que nunca lograron derretir la fidelidad y compromiso de Nacho con el Real Madrid.

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Con esa inquebrantable actitud, y con esas brillantes aptitudes, el número 6 consiguió hacer una carrera soberbia en la institución y coronarla con esta última temporada. Capitán del Real Madrid y el futbolista más laureado del club. Titular y pieza fundamental en la 15ª Copa de Europa. Pero entre ellos florece un logro mayor, la respuesta a la pregunta que les cabila en sus sueños a cientos de niños de fútbol base y de las categorías inferiores del Real Madrid: ¿de verdad podré llegar al primer equipo?

Nacho ha sido un ejemplo para todo deportista, y el modelo de lo que debe ser un futbolista del Real Madrid. Un jugador magnífico y una leyenda de este club, forjada con esfuerzo y discreción. Si en ese camino no se fue siempre ecuánime con lo que merecía, permítanme que revoque una de esas injusticias que materializaba la común frase de “Nacho siempre cumple”. De eso nada. Nacho, tanto dentro como fuera del campo, siempre sacaba nota.

Getty Images.

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