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La Galerna

·30 de junio de 2025

El talento de La Masía y la democracia

Imagen del artículo:El talento de La Masía y la democracia

Hay que proponerse la misión gigantesca cada día. No dejar hacer, no permitir una infamia sin respuesta. Hay que vencer la indescriptible e insoportable pereza mientras llegamos a la sima más profunda de este tórrido verano transcontinental del Mundial de Clubes, en el que en medio de un diluvio, un colegiado de Zambia o de Antigua y Barbuda decreta la pausa de hidratación.

Tenemos que recuperar recuerdos y sensaciones dando testimonio de los brotes verdes de este nuevo Real Madrid y aguantar la náusea, para hablar del corrupto Laporta, del rancio Barcelona, de la acomplejada secta de sus seguidores; de la élite de influencers y periodistas zombificadores que cobran por sentir y por propagar la falsedad de una grandeza que nunca tuvieron y que ya será para siempre inalcanzable.


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Entre visita y visita a los juzgados, el inefable Jan mantiene a sus borregos con la dosis de relato que les conecta a esa realidad paralela que compran sin el menor atisbo de crítica. No tiene rival, no tiene oposición. El macho alfa del barcelonismo es un vendedor de crecepelo de mercadillo ambulante, especie muy anterior a la aparición del minoxidil; es el Saul Goodman del fútbol, el golfo que cae bien en su huida hacia un final trágico que no veremos en esta España distópica, con un CTA corrompido hasta el hueso y con un Tebas cinematográfico, a medio camino entre Fétido y Vladimir Harkonnen.

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Y ahí está Jan, colocando trolas y soflamas patrióticas a sus parroquianos cada vez que se acerca a un micrófono. Trolas infantiles, intragables, diríanse generadas por un cerebro disfuncional, por una inteligencia artificial iraní o por una natural degenerada durante décadas. Trolas dirigidas principalmente a los individuos Épsilon del universo de Huxley. Mientras Jan les proporcione "soma", los culés seguirán viviendo en su Mundo feliz.

Dice Laporta que el modelo del Barcelona es (nada menos) que “crear talento en La Masía que luego llega al primer equipo”. Veamos. El talento no se crea ni se siembra en una maceta. El talento existe o no y se lleva en el ADN. El concepto es plausible, sin embargo: abres tus puertas a miles de niños, les pones tu camiseta e inviertes tiempo y recursos mientras esperas pacientemente un destello que aparezca en el proceso de cribado. Entonces, detectas un Lamine Yamal, por ejemplo. Después lo puedes pulir, educar, completar. Decir que se crea en La Masía es como decir que el oro se crea en las joyerías. Pero al culé le sirve. A un Épsilon le sirve casi todo.

En contraposición, mientras el Barça “crea” talento en La Masía (no sabemos si antes, después o incluso durante la era Benaiges), "el Real Madrid es más de ir al mercado a fichar". Permítanme unos numeritos ilustrativos: gasto en sus 171 fichajes del Barcelona en los últimos 10 años, 1.430 millones de euros. Gasto del Real Madrid, por 128 fichajes, 1.000 millones. Si detraemos los ingresos por ventas, resulta un balance de -349 millones para el Barcelona por -232 millones para el Real Madrid. No necesitamos hablar de la rentabilidad deportiva de ese gasto para un club y para el otro, ¿verdad?

Laporta miente como quien respira. Probablemente es la primera actividad de su sistema simpático. Su cerebro está perfectamente adaptado a la mentira, el engaño, la manipulación

Resumen: Laporta miente como quien respira. Probablemente es la primera actividad de su sistema simpático. Su cerebro está perfectamente adaptado a la mentira, el engaño, la manipulación. Inconcebiblemente, semejante sujeto tiene predicamento y crédito para cientos de miles de personas. Afortunadamente para ellos, el seguidor internacional del Barça ignora la descarga diaria de la prensa deportiva de Cataluña y de “Madrit”, subvencionada por el club, que sigue considerando a Laporta (previa facturación de su importe) un personaje público digno de atención.

El hecho es que el Barcelona es quien más ha ido al mercado a fichar durante la época más dorada del Real Madrid, paradojas de la vida. Sin embargo, en el mundo imaginario culé Laporta sólo se dedica a crear talento en La Masía como quien va podando y guiando las ramitas de un bonsái. Relatos.

El bueno de Jan es famoso entre otras cosas por su incontinencia verbal. Una vez que pilla la linde es imparable. Su performance de hace unos días continuó con otra frase psicotrópica: "en el Barça somos más de libertad y de democracia (sólo faltaría), contra el poder del Real Madrid". Os aseguro que lo ha dicho tal cual. Los buenos y los malos. Los “valors” del Barça contra las poderosas fuerzas del mal. Ni Xabi Alonso se libró de la diarrea mental del periodista subvencionado que le metió los dedos en la boca durante la rueda de prensa del Mundial, reproduciendo la ida de olla de Jan. Todo para visibilizar a un Barça invisible este verano.

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Laporta no tiene una pizca de vergüenza y no le importa ni a él, ni a los Épsilon, ni a su ejército mediático a sueldo del propio Barça los días pares y de LaLiga los impares, en un mecanismo indistinguible del soborno.

Mentira tras mentira, hígado tras hígado, corruptela impune tras corruptela, innumerables favores políticos y económicos con el efecto de una amnistía interminable que borra cada abuso. Nada es suficiente para Jan, él quiere, como un RocknRolla de pueblo, el pack completo. Lo quiere todo y además lo quiere gratis. Y por supuesto, quiere y necesita uno o varios archienemigos superpoderosos para agitarlos delante del belfo babeante del culé. Recuerden el merecidísimo trofeo MVC (Most Valuable Caradura) que se ganó a distancia sideral del segundo y rojiblanco clasificado tras terminar la liga 2024/25, ganada "contra todo y contra todos".

Mentira tras mentira, hígado tras hígado, corruptela impune tras corruptela, innumerables favores políticos y económicos con el efecto de una amnistía interminable que borra cada abuso. Laporta lo quiere todo y además lo quiere gratis

Decir que el Barça es libertad y democracia es como decir que Corea del Norte también lo es. Libertad, querrá decir, para incumplir las normas sistemáticamente pública y orgullosamente, sin temer las consecuencias, o para amagar con el pago de cláusulas de futbolistas que ya verá cómo inscribir sin poner un céntimo.

No sé a qué puede referirse diciendo que el Barça es democracia. Tal vez es una metáfora. No hay duda de que Laporta es un demócrata de manual. Es un presidente que escucha a todos y que toma decisiones de consenso. Delibera especialmente con los familiares y amigos que ha mantenido o colocado en su directiva mientras ha puesto en la calle a todos los profesionales del club que trataron de maquillar (por vergüenza) su creativa gestión económica. A quien más escucha, realmente, es a su excuñado (no es broma) y mano derecha, Alejandro Echevarría. Alejandro es el hombre que susurra a Laporta, cargo que compatibiliza con su actividad como patrono de la Fundación Francisco Franco, otro famoso demócrata. Francisco digo, no Echevarría.

A esto es a lo que llama democracia Laporta, probablemente. También a homenajear en su 95 cumpleaños a uno de los mayores saqueadores de dinero público de la historia de España, a inscribir jugadores sin fair play mediante engaños y tráfico de influencias, a falsear las cuentas del club hasta el punto de que ningún auditor de prestigio las quiera firmar, a inventar patrimonio que vende a testaferros (en realidad, que se autovende Roures, el verdadero CEO del Barça, ventrílocuo detrás del muñeco Tebas y muñidor político) y que nunca nadie compró; a involucrar al Barcelona con empresarios de pésima reputación, haciendo negocios con empresas fantasma... a eso llama Laporta democracia. El polvo de lo que quede de Cleístenes o Heródoto a estas alturas debe estar convulsionando en el cuerpo de todas sus reencarnaciones.

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