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·21 de septiembre de 2020

El sector izquierdo de Zinedine Zidane

Imagen del artículo:El sector izquierdo de Zinedine Zidane

Resulta imposible establecer un patrón en el tipo de juego que despliega como técnico alguien que haya sido futbolista de élite. En muchos casos existe cierta correlación entre lo que uno mostraba vestido de corto y lo que predica cuando se pone traje y corbata, pero hay otros tantos en los que esto no se da. Jugadores con una gran lectura de juego, asociativos, que crecen bajo unas ideas y que transforman todo ello en un fútbol directo, más pasional que cerebral.. o todo lo contrario. Zinedine Zidane seguramente encaje mejor en el primer grupo; alguien que creció bajo la especial idiosincrasia de un club como el Real Madrid y que ha sabido trasladarlo y entender como nadie a la hora de ponerse al frente de su banquillo.

Sin embargo, seguro que hay cosas que marcan el desarrollo de su carrera futbolística. Crecer con Roberto Carlos como jugador y con Marcelo como entrenador habrá construido en Zidane la idea de hacer fuerte a su equipo desde el costado zurdo. Dos futbolistas bien diferenciados a los que es difícil encontrar similitudes más allá de su posición, pie natural y procedencia, además de su predisposición ofensiva. La influencia de dos de los mejores laterales zurdos de la historia empuja al francés a darle un mayor peso a ese sector a la hora de construir la base de su equipo, un lugar ahora reservado para su compatriota Ferland Mendy.


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La banda izquierda, y más concretamente desde el puesto de lateral, ha tenido una gran influencia en el juego del Real Madrid las últimas dos décadas.

Mientras la chispa de Marcelo va agotándose, Zidane encontró en el pasado mercado de verano al que podría ser su relevo. Ferland Mendy, siendo un lateral que destacaba especialmente por sus acciones en campo contrario así como por su solidez en el uno contra uno en defensa, venía de un Olympique de Lyon donde se sabía importante aceptando que en Madrid tendría que trabajar para ganarse ese estatus con el brasileño por delante. Sin embargo, la discontinuidad del ex de Fluminense debido a problemas de lesiones y su bajón de rendimiento abrieron la puerta a que Mendy asumiera una responsabilidad a la que ha respondido con autoridad.

Ya el final de la temporada pasada demostró que podía ser importante con sólidas actuaciones cerrando por izquierda la línea defensiva, así como sacudiéndose la sombra de Marcelo para, a su manera -una muy diferente a la del brasileño-, ser una pieza muy influyente en ataque. Cada día se es más exigente especialmente con el rol de lateral, pero Mendy cumplió con creces ante la expectativa. Un futbolista inteligente, poliédrico, que se adapta a las diferentes situaciones del juego para ubicarse correctamente y así dar al equipo lo que necesita. Sin pecar de frívolo ante su responsabilidad pero tampoco eludiéndola. Un tipo tan silencioso como incisivo. Algo que parece haber trasladado a esta 20/21.

La temporada apenas acaba de comenzar, de forma literal para un Real Madrid que descuenta las horas desde su primer partido oficial, pero Zidane no ha titubeado en darle la titularidad a un Mendy que sigue sumando protagonismo. Sin demasiadas caras nuevas pero sí algunos matices, Zinedine probó a Odegaard en un rol poco habitual en sus sistemas; como mediapunta clásico. Nada que ver con lo que ha sido Isco en este equipo aunque sobre el papel ocupase su hueco. Con el noruego flotando por todo el ancho de la zona de tres cuartos, el Real Madrid construyó el pilar básico de su fútbol en el sector izquierdo.

Como una Matrioshka, el planteamiento de Zidane escondía en cada nuevo matiz un movimiento diferente a lo visto hasta ahora. Desde Odegaard hasta Mendy.

Kroos compartió doble pivote con Modric, aunque a diferentes alturas, con el alemán más próximo a los centrales, y repitió un movimiento que ya nos acostumbramos a ver en el sector diestro del Real Madrid de Zidane, donde el ex del Bayern pisa la línea de cal en salida de balón, empujando hacia dentro a Carvajal y abriendo una línea de pase directa entre central (Varane) y extremo. Pero esta vez, la fórmula se desarrolló por izquierda, con su consiguiente cambio de protagonistas. Kroos lateralizaba su posición y Mendy ganaba metros por dentro, pero con la salvedad de que Odegaard venía ocupando un rol que antes no existía, haciendo que las piezas se movieran de forma diferente sobre el tablero. Vinícius vivía anclado a la cal, mientras Mendy ocupaba una zona más próxima a la de un mediapunta escorado que a la de un interior o carrilero, todo acompasado a los movimientos de apoyo del nórdico.

Mendy volvió a hacer gala de su inteligencia posicional, dando soluciones en la construcción del fútbol ofensivo del Real Madrid, que centró sus opciones ofensivas, como acostumbra en Chamartín, a crecer desde el sector izquierdo. Sin ser un apoyo desde el costado o aparecer para dañar al espacio, Ferland asumió el papel de un interior adelantado, un mediapunta conector con el frente de ataque que no habíamos visto aún en el francés. Combinando con sutileza su preponderancia física con una sensibilidad asociativa suficiente para no desentonar en un rol tan especial. Tuvo aroma de experimento por parte de Zidane, algo que con Hazard puede no casar con éxito al demandar cosas diferentes que Vinícius, pero supone una prueba más de la confianza que el técnico galo puede depositar en su compatriota, que volvió a superar una prueba del algodón exigente; hacerlo dueño del sector izquierdo del Real Madrid.

Óscar del Pozo /AFP

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