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·24 de octubre de 2024
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Mihailo Ristic sigue inmerso en el calvario de lesiones que le está acompañando desde que llegó a Vigo hace ahora poco más de un año. Los parones por problemas físicos han acompañado su paso por el Celta, prácticamente desde el momento en el que debutó, y aunque en aquellas épocas en las que las lesiones lo respetaron mostró su nivel futbolístico, la falta de continuidad ha lastrado su rendimiento de forma evidente.
Este año acumula dos lesiones en momentos clave de la temporada que, según informa Clemente Garrido en el diario AS, han llegado a mermar al futbolista en el aspecto psicológico. La primera lesión fue en el primer partido de la pretemporada, enfrentándose precisamente a su exequipo a los 10 minutos de comenzar el choque. Esa lesión lo mantuvo lejos de los terrenos de juego durante algunas semanas, pero cuando regresó jugó a buen nivel, llegando incluso a anotar un tanto ante el West Ham en el último amistoso de la pretemporada.
Su rendimiento durante el verano convenció a Claudio Giráldez, que apostó por él para el debut liguero ante el Alavés, pero durante el calentamiento notó un pinchazo que le impidió ser de la partida. Eso fue el 16 de agosto. El club comunicó en su parte médico que padecía un “mínimo edema en el gemelo interno derecho” que no hacía pronosticar que estuviese de baja durante casi un mes, y que a día de hoy siga siendo serio duda para el partido del próximo fin de semana ante el Real Valladolid.
Por lo tanto, el Celta se afana en recuperar al jugador a nivel físico, pero también a nivel mental. Una serie de lesiones tan reiteradas afectan a cualquier futbolista, más cuando en muchos casos son dolencias independientes, sin conexión alguna con las anteriores.