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La Galerna
·7 de febrero de 2025
El reloj de Medina Cantalejo
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·7 de febrero de 2025
De un tiempo a esta parte observo fascinado el proceso por el que el fútbol español se dirige hacia su destrucción. En “La Historia de Interminable” de Michael Ende, los habitantes de la Ciudad de los Espectros se arrojaban voluntariamente hacia la Nada en medio de desfiles y bailes. En la Nada, según cuenta la novela, se convertían en mentiras.
El fútbol español, curiosamente, está realizando el mismo camino, pero al revés, pues ha optado por convertirse en una mentira antes de lanzarse a la nada. Su principal engaño es, primero, hacer creer que no está muerto y, segundo, fingir que las instituciones que lo sostienen (clubes, Liga y Federación) funcionan con total pulcritud y honradez.
Supongo que el Real Madrid, tiempo atrás, tendría algún interés en impedir el suicidio colectivo del fútbol patrio, y supongo también que lo perdió en el momento en que vio cómo casi todos los clubes al unísono se metían el cañón de CVC en la boca y apretaban el gatillo. Al verse rodeado de muertos, el Madrid debió pensar: “ahí os quedáis”, y se desentendió de ese rancho de Wako que es la Liga de Tebas.
No tengo más prueba que mi intuición, pero creo que el Real Madrid hace ya bastante tiempo que juega las competiciones españolas sin ningún brío, más por cumplir con sus aficionados que por otra cosa. El Madrid es como el padre que lleva a sus hijos a la Cabalgata de Reyes y, mientras el niño observa fascinado la carroza del rey Melchor, el padre finge entusiasmo, pero sabe que tras la barba del Rey Mago se oculta Medina Cantalejo y que la carroza la conducen a pachas Louzán y Javier Tebas. Directos hacia un barranco, como las Thelma y Louise menos atractivas del mundo.
Supongo que el Real Madrid, tiempo atrás, tendría algún interés en impedir el suicidio colectivo del fútbol patrio, y supongo también que lo perdió en el momento en que vio cómo casi todos los clubes al unísono se metían el cañón de CVC en la boca y apretaban el gatillo
Ahora al Real Madrid se le ha agotado la paciencia, al menos con el sistema de arbitraje del CTA, al cual yo no llamaré corrupto, aunque sí recordaré aquellos versos que Juan Pérez Creus dedicó a una dama de dudosa virtud:
Llamarte “fresca” pobre sonaría;
decirte “zorra” no daría tu talla
pues por puta te tienen las personas.
Y llamarte “putísima” sería
como decirle cerro al Himalaya,
como llamarle arroyo al Amazonas.
Lo cual, en el caso del Comité de Árbitros podría, quizá expresare de esta forma entre las mentes pensantes de Valdebebas:
Llamaros “pillos” pobre sonaría
pues por golfos os tienen las personas.
“Corruptos” es palabra corta,
y usar “corruptísimos” sería
como llamar “travieso” al Barcelona,
como decirle “gordito” a Jan Laporta.
El Real Madrid lleva sufriendo en silencio el arbitraje mucho tiempo. Y digo en silencio porque, siendo sinceros, entre los vídeos de RMTV y clamar en el desierto no hay ninguna diferencia, por más que hiperventile Iturralde González. Pero el club de Chamartín se ha cansado y ahora, al fin, está dispuesto a ir a por todas, incluso por lo penal si es preciso, para meterle mano de una vez a ese pozo de oscuridad que es el arbitraje español.
Javier Tebas y su sanedrín han procedido a reunirse para dirimir sobre el toque a rebato madridista. Se diría que Tebas y los clubes son como los bizantinos, cuando discutían sobre el sexo de los ángeles con los turcos a las puertas de Constantinopla, si no fuera porque no quiero ser ofensivo con los bizantinos. En realidad, Tebas y los clubes son más bien como una fraternidad universitaria de gañanes. No sé de qué hablarán cuándo se reúnen, pero del sexo de los ángeles seguro que no. Tal vez se dediquen básicamente a repartirse dinero, competir por quién tiene la secretaria con las tetas más grandes y rechinar los dientes contra el Real Madrid. Ni lo sé ni quiero saberlo.
Asistir a una reunión presidida por Tebas y Louzán me resulta tan apetecible como introducirme roca fundida por los oídos o suscribirme a la revista “Relevo”. A Tebas y a Louzán se les está poniendo cara de sepultureros del Salvaje Oeste, lo que encaja muy bien con la situación del fútbol español. Tras su último akelarre, han decidido que la culpa de todo la tiene el Real Madrid, y que hay sancionarle. Alguien me tendrá que explicar muy despacito por qué los comunicados del Madrid contra el arbitraje son punibles y los del Atleti, por ejemplo, son ejemplo de escrupulosidad legal. O, mejor, que no me lo expliquen porque ya lo ha hecho Iturralde González.
Dice el ex colegiado vasco que el Madrid no puede ir por ahí pidiendo cosas con esa grosería: “ Cualquier club, con BUENAS FORMAS, no amenazando, puede pedir los audios al CTA”, explica Iturralde, arbiter elegantiae. Iturralde es como lord Brummell, el dandi inglés al que se conocía como “Beau” Brummell pero en bilbaíno. Es el “Bilbao” Brummell.
Se diría que Tebas y los clubes son como los bizantinos, cuando discutían sobre el sexo de los ángeles con los turcos a las puertas de Constantinopla, si no fuera porque no quiero ser ofensivo con los bizantinos
Para Bilbao Brummell el Madrid ha pecado de grosería acusando al CTA de falta de transparencia. Que, además de eso, amenazara con ir a juicio ha provocado grandes sofocos en Medina Cantalejo y Bilbao Brummell. “¡Un juicio no, por Dios, qué escándalo! ¡Mis sales, Bautista, traiga mis sales!”. Hace bien Cantalejo en preocuparse por la posibilidad de verse inmerso en un proceso penal, aunque seguramente cuente con Javier Tebas como abogado. Tebas, cuyo conocimiento del derecho es tan profundo que sabe perfectamente cómo conculcarlo, quizá haya oído el relato de la prostituta griega Friné, acusada de cierto delito en tiempos de Demóstenes. Su abogado no encontró mejor defensa para ella que presentarla desnuda ante el tribunal. “¿Creéis que esta mujer tan bella puede cometer delito alguno?”, preguntó. Logró su absolución. No le recomiendo a Javier Tebas que use el mismo recurso para defender a Medina Cantalejo en caso de darse la situación, salvo que quiera que los dos, cliente y abogado, sean sentenciados a la perpetua. Friné fue modelo de Praxíteles y Apeles. Medina Cantalejo es evidente que no, en la medida en que no se me ocurre ninguna orientación sexual que encuentre apetecible verlo en pelotas.
En cualquier caso, ignoro si el Real Madrid llevará tan lejos su cabreo con la casta arbitral española. Aunque todo parece indicar que sí. Al club de Chamartín al fin se le ha agotado la paciencia. Hay quien piensa que ha sido a raíz de que la entrada criminal contra Mbappé en el partido contra el Leganés no fuera merecedora de expulsión. Tiene sentido. Al Madrid le da igual que las competiciones españolas se hundan en el fango, no necesita la Liga tanto como los parásitos que viven de ella. Lo que al Madrid ya no le hace tanta gracia es que la ineptitud (en el mejor de los casos) del CTA le cueste la pierna a un jugador en el que ha invertido millones. El comunicado del Real Madrid no es, por tanto, un ataque a los árbitros: al revés, es una defensa. Con dicha carta el club blanco se defiende a sí mismo y a sus jugadores, porque no es de recibo que cualquier zaguero mediocre y con ganas de protagonismo de la Liga de Tebas, se crea protegido por el arbitraje español para, con una entrada carnicera, partirle una tibia a cualquier chaval del Real Madrid, joderle la carrera y joder de paso una inversión millonaria al club que le paga el sueldo.
Tal vez ese ha sido el factor que colmado la paciencia del Real Madrid. Aunque, personalmente, pienso que ha sido otro.
Lo que ha acabo por hartar al club de Chamartín ha sido el peluco de Medina Cantalejo. No me cabe la menor duda. Ese reloj ostentoso, feo e innecesario que el presidente del CTA luce con total desparpajo por todas partes. Ese reloj que habrá costado una pequeña fortuna. Al verlo, es imposible no acordarse de las palabras que san Bernardo de Claraval dedicó a los corruptos de su época:
“¡Por Dios que si no podéis dejar de ser tan estúpidos, al menos dejad de gastar tanto dinero!”.
Un reloj hortera. Esa es la clave de todo.
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