El Real Madrid vive y Bartomeu dimite | OneFootball

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La Galerna

·28 de octubre de 2020

El Real Madrid vive y Bartomeu dimite

Imagen del artículo:El Real Madrid vive y Bartomeu dimite

Buenos y europeos días, amigos galernautas. Lo sentimos. Lo lamentamos mucho por ellos. De uno y otro signo, a este y al otro lado de la trinchera, queridos enemigos íntimos y fuego amigo. Cuántos agoreros tuvieron que poner las cabezas calientes a remojo bajo el grifo anoche al filo de la hora bruja. Cuántos enemigos jurados del madridismo vieron ofuscado su relame en la oscuridad haciendo de Mönchengladbach, Wolfsburgo. Cuantas cotas de altura alcanzó la torre de cáscaras de pipas del cenicero del mundo engullidas por los piperos del orbe.

Urbi et orbe


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A cuantos les destrozó los titulares anoche el paulista Carlos Henrique Casemiro. Cuántos disgustos propició el vuelo sin motor de Sergio Ramos entre aquellos que confeccionan la opinión pública en el ágora de los medios. Cuántas veces tuvo que retirar anoche Freddy el concepto lata de sardinas galáctica de su columna de opinión de la Ouija.

Criaturitas.  No conocen al Real Madrid ni sus siete vidas felinas como lo hacemos nosotros. Anoche, rezaba el cronista galernauta, el 13 veces campeón de Europa se asomó al abismo

Y el abismo le devolvió la mirada, le guiñó un ojo y como si de un programa de ligues recauchutados de tu pantalla amiga se tratara se postuló para una segunda cita.

Imagen del artículo:El Real Madrid vive y Bartomeu dimite
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Fuera el catecismo de Marca o la fe que preconiza As, el caso es que ayer en el Borussia Park muchos perdieron la paciencia antes de tiempo, demasiados se relamieron en el Twittercolero imaginando a Zidane en un horno de leña con una manzana en la boca cual cochinillo presto a ser engullido por las hordas bárbaras de madridistas precogniscientes. También nuestros enemigos futbolísticos cercanos, el entorno que diría Johan, los culés y colchoneros que todos tenemos y padecemos de cerca, sufrieron parálisis de dedo a la hora de enviar el whatsapp socarrón de turno para vengar la afrenta del pasado sábado en Barcelona.

Ahora se suben al carro, particularmente los de Freddy, para evitar el desastre, como proclama la Ouija, con la misma selección de imagen para ambas primeras planas; el abrazo de Vergara, no en Oñate sino en Mönchengladbach, sin Rafael Maroto ni Baldomero Espartero, pero con otros generales de tronío, sin guerra carlista pero con los mismos poderosos atributos de su caballo de bronce en la confluencia entre las calles Alcalá y O´Donnell.

Como aquel equipo de rugby uruguayo cuyo avión se estrelló en la cordillera de los Andes y tuvo que recurrir al canibalismo para sobrevivir en las montañas….

Los del Madrid, los nuestros, Viven aún en la Champions. Comiendo lo que haga falta.

Unos Viven. Otros Dimiten.

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Hay que reconocer que la de ayer fue una jornada de emociones fuertes. Y cabe admitir que el Madrid pudiera saltar al césped del Borussia Park bajo la conmoción de la noticia de la dimisión de un gran icono madridista contemporáneo: Josep Maria Bartomeu.

Nobita, el hombre del millón de dólares en forma de Vendelés y Coutihnos, el presidente que enojó al rosarino menudo de los burofaxes destemplados, el renovador de faraónicas momias disecadas de vestuario, el gurú de los social media que crea cuatro corrientes de opinión distintas en las redes sociales entre el aperitivo y la merienda, el hombre del boquete en la caja, aquel que negara tres veces hace apenas tres días que hubiera pensado en ningún momento en dimitir… dimitió.

Una lastima la noticia para un madridismo que con el paso de los años ha llegado a apreciar con mimo a Bartomeu tal y como un gato cósmico pudiera hacer con un niño gafotas con el pelo cortado como un tazón de frostris.

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Extraordinaria noticia la de Bartomeu para Martínez Munuera y su familia que ven apagarse el eco del señalamiento mafioso que el reportero de investigación de Sport, el del miembro sudoroso, realizó estos días con nocturnidad y alevosía por un penalti bien señalado por el VAR en la sala VOR, en Benidorm, o donde ustedes quieran. CSI Benidorm.

El giro final del Caso Nobita nos arroja asimismo a todo un abismo de estupefacción, con Bartomeu sacudiendo a la Generalitat por impedir y/o retrasar el voto de censura ante la alarmante situación de pandemia que sufrimos en todo el Estado español como gusta decir por esos lares. Dice Josep Maria que por eso dimite y todos conocemos en estos días a unos cuantos desdichados que llevan dando tumbos vitales durante décadas encontrar en SARS COV2 la coartada perfecta para decir que claro, que así es muy difícil, que todo es muy complicado y que por culpa de COVID19 llevo sin dar un palo al agua desde que Jasón perdiera las sandalias en un rio antes de partir en busca del Vellocino de Oro. Para soltarla así, a ver si cuela, desde luego, hay que tenerlos como el caballo de Baldomero Espartero.

Arroja la toalla, dice Sport. Como Rocky Balboa un instante después de que Iván Drago rompiera mortalmente el cuello a Apollo Creed de un brutal directo sobre un cuadrilátero de Las Vegas. Pa´eso haberla tirao antes.

Arrojar la toalla es precisamente lo que jamás hace un madridista.

Ni dentro ni fuera del césped.

Ni en Chamberí. Ni en Mönchengladbach.

Feliz día amigos galernautas. Seguimos vivos.

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