Da igual la pelota
·3 de diciembre de 2024
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·3 de diciembre de 2024
Se citaban Real Valladolid y Real Ávila para la segunda ronda de la Copa del Rey en el Estadio Adolfo Suárez. Las galas que adornaban el coliseo abulense y un ambiente espectacular en la grada evidenciaban la importancia del encuentro para los encarnados. La situación actual de los equipos es radicalmente opuesta: los locales recién ascendidos a Segunda RFEF marchan terceros en la clasificación mientras que los visitantes se encuentran colistas de la máxima categoría nacional con un entrenador recién despedido.
El técnico Miguel de la Fuente, que como curiosidad trabajó también para el Valladolid, alineó su once de gala. Por su parte, Álvaro Rubio, el nuevo inquilino del banquillo pucelano, mezcló su once entre titulares habituales y reservas.
Los primeros compases transcurrieron al son del Valladolid ante un Ávila que se fue creciendo poco a poco. En el minuto 15’, Latasa se encargaría de enmudecer a los casi 4000 aficionados locales con un gol tras un despeje mal encarnado. Sin embargo, el conjunto abulense se creció ante la adversidad y fue acomodándose con el paso de los minutos hasta disponer de algunas ocasiones.
Requerían los locales presencia en el medio del campo y llevar la batuta del partido, por ello, de la Fuente realizó dos cambios al descanso, sustituyendo a su lateral izquierdo Fer Díaz por Vitolo y al mediocentro sancionado Sissé por Adrián Carrión.
El efecto de los cambios fue inmediato y las buenas sensaciones finales de la primera mitad se transformaron en dos goles (49’ y 54’) de Adri Carrión para dar la vuelta al partido y devolver la ilusión a una grada completamente entregada. El jugador que acababa de entrar al partido se disculpó tras anotar su doblete por haber pertenecido a la cantera del equipo rival.
Tras la remontada, el equipo no se arrugó en absoluto y llevó el peso del partido con mucha personalidad frente a un Valladolid completamente perdido. No obstante, en el 73’, otro mal despeje de un córner provocaría el balón a merced para Marcos André que enviaría el balón al fondo de la red. En esa tónica, el partido se fue a la prórroga como había ocurrido en la anterior ronda frente al Oviedo.
El cansancio físico hizo mella en los jugadores encarnados que no perdieron una pizca de orgullo repartiéndose los contraataques entre ambos equipos. A pesar del esfuerzo, Marcos André puso fin al viaje del Real Ávila por la Copa del Rey con dos goles (111’ y 119’, este último rebotado por un defensa) completando su hat-trick.
No fueron suficiente el efectivo intervencionismo del técnico, el mejor de la categoría, y el plausible desempeño de sus jugadores, destacando las actuaciones del central Carlos Pascual y el portero Álvaro de Pablo, al que le aparecerán pronto muchas novias.
Esperanza, éxtasis y ocaso, tuvo de todo este encuentro en el que al final no se dio la épica. Hay que reconocer que el resultado no debe ser obstáculo para aplaudir a un equipo valiente y sólido con un esfuerzo titánico que le seguirá trayendo muchas alegrías a la ciudad de Ávila. Por su parte, el Valladolid debe reflexionar mucho después del sufrimiento y su actuación inane frente a un Segunda RFEF, aunque únicamente debe centrarse en remontar su preocupante situación en LaLiga.
Se acaba el sueño del equipo pequeño, que, sin embargo, nos ha demostrado que la grandeza no reside en el tamaño. Sigan luchando y suerte para Segunda RFEF.
Autor: Gonzalo.
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