Un 10 Puro
·31 de mayo de 2025
El PSG de Luis Enrique hace historia en el Allianz Arena

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·31 de mayo de 2025
Se ha acabado la espera para el Paris Saint-Germain. Finalmente, después de tantas decepciones, después de tantos fracasos, después de tantos millones invertidos, el PSG es campeón de la Champions League. El equipo de Luis Enrique arrolló al Inter de Inzaghi y desde temprano encarriló el resultado en una noche que los aficionados parisinos jamás podrán olvidar.
No es sólo una noche histórica para el club francés, sino para el fútbol en términos generales. El resultado no miente. El PSG ha tocado el cielo en el Allianz Arena. Luis Enrique y sus dirigidos protagonizaron uno de los mejores partidos que haya jugado nunca un equipo en la Champions League. No sólo ganaron, sino que lo hicieron a su manera, imponiendo su elasticidad, su libertad, su creatividad. Fue un monólogo. Fue el triunfo de la libertad de sus estrellas. Fue el triunfo de un estilo de juego.
Sabedores de la responsabilidad que en ellos recaía y de la dimensión del escenario, el Paris Saint-Germain jugó unos 45 minutos históricos. Los parisinos hicieron suyo el campo de juego desde el pitido inicial de István Kovács. Marcaban el ritmo al que corría la pelota, el cómo, el cuándo y el dónde se jugaba. Presionaban con efectividad la salida de balón del Inter y desactivaron la vía larga de los nerazzurri para conectar con sus delanteros. El dominio del campeón francés fue absoluto, de inicio a fin, en todos los registros del juego, llevando a su mínima expresión al equipo del norte de Italia.
El Inter no pudo descifrar la elasticidad con la que tanto se identifica el PSG de Luis Enrique. Los Rouge et Bleu permutaban constantemente en todas sus líneas: a veces Hakimi y Nuno Mendes se metían por dentro -ya fuese en la fase de gestación o en zona de tres cuartos-, Fabián Ruiz podía ayudar en la base, tirarse a la banda derecha para acercarse a Doué o aprovechar el vacío que dejaba Dembélé entre centrales para tirar un desmarque, Doué se movía por todo el frente de ataque y Ousmane directamente aparecía por la zona del campo que considerar más conveniente. Esta fluidez y estos movimientos orgánicos llevaron al Paris Saint-Germain a desatascar el juego desde temprano; recién al minuto 12, los centrales italianos no detectaron a un Doué que se encondía en el costado izquierdo del área, pero el que sí lo vio fue Vitinha, que se inventó un pase entre líneas para que el joven francés procediera a asistir a Hakimi, quien con el arco vacío hizo cumplir la ley del ex.
Aunque no ha quedado plasmado en las estadísticas, la influencia de la preasistencia de Vitinha es evidente; sin su ingenio no existe siquiera la jugada de peligro. El mediocampista portugués fue el mejor jugador del Allianz Arena en la primera mitad. Fue él quien movió a su equipo, quien conectó a sus compañeros y convertía en realidad las intenciones de Luis Enrique. La supremacía parisina sólo se explica a través de la paciencia y el entendimiento del exjugador de los Wolverhampton Wanderers. Aceleró cuando tuvo que acelerar, retrocedió cuando tuvo que hacerlo, condujo, abrió, tensionó sus pases… todo según lo que la jugada le pedía. Su primera parte fue inmejorable: tres pases clave y sólo 2 de 45 pases fallidos -de los cuales uno fue adrede en el saque inicial del compromiso-.
Desiré Doué celebra el segundo gol del PSG (Justin Setterfield/Getty Images)
Pero lo que hace del PSG un equipo tan abrumador es su registro tan amplio en ataque, y eso lo pudo acreditar el Inter en el segundo tanto de los galos. Tras veinte minutos de control y posesiones largas, Willian Pacho metió la pierna a una pelota para evitar que superara la línea de fondo y los italianos tuvieran un córner a su favor; Kvaratskhelia recibió el esférico en su propio campo y conectó con un Dembélé que se ofrecía por banda izquierda; el ’10’ condujo hasta las cercanías del área, pausó, levantó la cabeza, encontró a Doué, cambió el sentido hacia la derecha para que definiera el extremo de 19 años y, con mucha ayuda de un desvío en la pierna de Dimarco, éste mandó el cuero al fondo de la red para acercar aún más al Paris Saint-Germain a completar una noche histórica.
Por su parte, el Inter poco pudo hacer peor en la primera parte. Sus tres centrales fueron desnudados por el ataque capitalino y su salida de balón, tan importante para lograr superar al FC Barcelona en las semifinales, quedó sin respuestas ante la presión coral del contrario. Tampoco pudieron refugiarse en sus dos delanteros, Lautaro Martínez y Marcus Thuram; cade rescatar que las intervenciones de ambos fueron positivas y en las pocas veces que recibieron el balón pudieron darle segundos de alivio a su equipo, pero fueron tremendamente escasas las ocasiones en las que sus compañeros los activaban. Aun así, tuvieron un par de ocasiones con cabezazos desde tiros de esquina y, entre eso y la marca individual del PSG a Lautaro y Thuram a campo abierto, los lombardos podían buscar una razón para aferrarse a la posibilidad de una remontada.
Durante los primeros tramos de la segunda parte el Inter llegó más veces de las que lo había hecho durante los 45′ iniciales. Ante la urgencia de anotar dos goles, el equipo de Inzaghi adelantó sus líneas e intentaba empujar al rival contra su propia área. Por medio de centros, incursiones por bandas y córners, los negriazules intentaban incomodar a la zaga parisina, pero esta se mantenía firme diluyendo el peligro del Inter por la vía aérea. Los italianos estuvieron siempre imprecisos en los metros finales y, si bien tuvieron algún que otro acercamiento con potencial de peligro, no gozaron de la claridad de necesaria para capitalizarlo. Y el PSG era todo lo contrario.
Luis Enrique celebra el quinto gol del PSG (Dan Mullan/Getty Images)
El PSG estaba listo para aprovechar los espacios que dejaba una línea defensiva tan adelantada. Tras varios intentos frustrados, la creatividad y el talento del club francés aplastó el sacrificio italiano. Poco después de superar la hora de partido, Vitinha volvería a hacer de las suyas. El portugués bajó a recibir en su propia área, condujo hasta encontrar a Ousmane Dembélé en el ecuador de la cancha y éste, al detectar un desmarque de su compañero, le metió un pase de tacón para devolverle la pared y que quedara con el arco de cara; la situación era muy favorable y el mediocampista le dejó el gol servido a Desiré Doué, quien lo acompañaba por su lado derecho. El joven canterano se iba con un doblete y las portadas de los diarios.
Con el partido ya decidido, el PSG terminó de liquidar al Inter antes de entrar en el último cuarto de hora: el peligro volvía a pasar por Dembélé, que filtró un pase para dejar a Kvaratskhelia mano a mano con Sommer y que el georgiano anotara el cuarto. Todo el banquillo saltaba a celebrar sabiéndose campeón, pero no sería ese su último grito de gol de la temporada. Quedaba una última alegría al 86′ con un pase de Barcola -que pocos minutos antes había fallado una chance clarísima- para dejar solo al joven Mayundu y que éste asestara la última estocada para un hundido Inter.
XI del PSG: Donnarumma; Hakimi, Marquinhos, Pacho, Mendes; Neves, Vitinha, Ruiz; Doué, Dembélé, Kvaratskhelia.
Suplentes del PSG: Safonov, Tenas, Kimpembe, Ramos, Lee, Hernández, Mayulu, Barcola, Zaïre-Emery, Beraldo, Mbaye.
XI del Inter: Sommer; Pavard, Acerbi, Bastoni; Dumfries, Barella, Calhanoglu, Mkhitaryan, Dimarco; Thuram, Martínez.
Suplentes del Inter: Di Gennaro, J. Martínez, De Vrij, Zielinski, Arnautovic, Frattesi, Asllani, Augusto, Bisseck, Darmian, Zalewski, Taremi.
Goles: Hikimi (12′), Doué (20′, 63′), Kvaratskhelia (73′), Mayulu (86′)
Estadio: Allianz Arena (Múnich, Alemania)
Árbitro: István Kovács
Imagen de Justin Setterfield/Getty Images