Revista La Liga
·24 de octubre de 2024
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Ya está andando el proyecto de reconstrucción del estadio Nemesio Camacho, más conocido como El Campín, de Bogotá. Como toda megaobra, es desafiante y esperanzadora para la comunidad que se beneficia de ella.
Se trata de una Alianza Público-Privada (APP) entre el IDRD (Instituto Distrital de Recreación y Deporte), la entidad estatal que ha administrado el estadio hasta ahora, y Sencia Bogotá, la empresa que se encargará de la obra.
Son tantos los beneficios de esta iniciativa que, para mayor precisión, los ponemos en una lista.
La obra costará 1,4 billones de pesos, y toda la inversión será de empresas privadas que se dedicarán a usufructuar la obra a través de Sencia. La concesión dura 29 años antes de que Sencia la regrese a la administración pública. Se estima que el patrimonio de la ciudad aumentará en 2,4 billones, y también se valorizarán los predios privados cercanos.
El estadio no será remodelado, como ha ocurrido cuatro veces en sus 85 años de existencia. Será reconstruido totalmente, y se hará por etapas. Primero se intervendrá el sector oriental, luego norte y sur al tiempo, y por último el costado occidental. Una vez se completen las etapas, habrá un escenario completamente nuevo con respecto a lo que hay ahora.
La reconstrucción por etapas permitirá que el estadio siga funcionando tanto para conciertos como para partidos de fútbol, solo que con el aforo reducido mientras termina la obra. Millonarios y Santa Fe no pueden darse el lujo de quedarse sin locación mientras se desarrolla la obra.
No solo se trabajará en el estadio sino en toda esa gran manzana que lo rodea, exceptuando el Movistar Arena, que recientemente fue reconstruido. El estadio tiene tres hectáreas y la obra tendrá una intervención de 17, con lo cual se mejorará todo el sector.
Por lo anterior, se entiende que la obra en realidad no será solo un estadio sino un ecosistema de deportes, cultura y entretenimiento. Habrá un hotel, una zona gastronómica, un parqueadero subterráneo, una clínica deportiva, las nuevas oficinas del IDRD, un auditorio filarmónico, un salón de videojuegos, un gimnasio y otros escenarios deportivos callejeros.
El contrato de la APP implica que la administración del estadio pasará a manos de Sencia, pero el IDRD no se desentenderá del escenario. El Instituto auditará que la empresa privada cumpla con unos niveles de servicio establecidos por contrato. El incumplimiento de parámetros de calidad le costará dinero al operador.
Durante la construcción de la obra, que tardará unos cinco años, se generarán 1.500 puestos de trabajo. Después de eso, en la administración de la concesión se generarán unos 4.500 empleos, y cuando el IDRD retome el control, probablemente deberá utilizar un personal similar.
El estadio, que actualmente tiene un aforo de 34.000 espectadores, pasará a ser de cincuenta mil. Esto es un aumento del 47 por ciento. Sería el estadio con más capacidad del país entre los que tienen todas las localidades cubiertas con sillas numeradas. Incluso, el escenario se construirá de una forma en que podrá ampliarse a sesenta mil localidades.
Aparte de un diseño más bonito y vanguardista, el nuevo estadio tendrá las graderías mucho más cerca de la cancha, como es la tendencia actual para que el ambiente sea más emocionante. El escenario tendrá un techo retráctil y una cubierta en toda su fachada para que no queden expuestas las graderías ni el campo de juego hacia el exterior.
Por lo antiguo que es el estadio, no cumple con los parámetros actuales de seguridad, como la facilidad para evacuar en caso de emergencia, por dar solo un ejemplo. El nuevo estadio cumplirá todas las normas técnicas de construcción, como la de sismorresistencia (NSR-10), calidad y sostenibilidad (NTC), antiincendios (NFPA). También estará dotado con un completo sistema de vigilancia.
El nuevo césped será híbrido, setenta por ciento natural y treinta artificial, como lo recomienda la Fifa. Funcionará con un drenaje incluso mejor del que hay actualmente, que es bueno. El estadio, al ser techado, contará con un sistema climático para mantener la cancha en condiciones ideales, controlando la cantidad de agua que moja el pasto y neutralizando el impacto de las heladas en la madrugada.
No solo la zona que rodea el estadio tendrá múltiples funcionalidades; el mismo escenario también. Estará acondicionado para conciertos y otras actividades extradeportivas mermando el impacto negativo de las mismas sobre la grama.
Los pasillos serán más anchos, las puertas serán más amplias, las sillas serán más amenas. El público no se mojará por la lluvia porque se cierra el techo. Las zonas de comidas tendrán una oferta más variada. Los baños estarán en mejores condiciones. Habrá más cupos para parquear los carros, las motos y las bicicletas.
Con este estadio, Bogotá tendrá una mejor oportunidad de competir por ser la sede de la Selección Colombia. También podrá albergar eventos internacionales, como las finales de las Copas Libertadores y Sudamericana, que ahora se juegan a partido único en una cancha predefinida. Será más factible que las grandes bandas y cantantes hagan sus conciertos en la capital colombiana. Se dinamizará el turismo en la zona.
En conclusión, el proyecto es muy ambicioso y esperanzador. Empresarios serios y visionarios están a cargo no solo de su negocio sino del compromiso de darle a la capital del país un ecosistema de deportes, cultura y entretenimiento acorde a lo que la ciudad merece. Revista La Liga estará al pendiente de informar veraz y oportunamente sobre el desarrollo de la obra que ilusiona a los bogotanos.