El príncipe olvidado | OneFootball

Tenemos que hablar de Griezmann. El delantero francés del Barça es objeto de discordia y controversia en el entorno Barça.

Su alto precio unido a su polémico documental, como si de una estrella de la NBA se tratase, protagonizado un año antes le han granjeado una imagen no demasiado buena entre la afición culé. Imagen que a base de esfuerzo y compromiso el principito está luchando por cambiar. Hoy en día, ni el más crítico con el ex pupilo del Cholo Simeone puede tener una queja personal de Antoine. Subyugado a Messi, relegado al banquillo o en tareas de compensador, el francés es el primero en sacrificarse por el grupo. Ni un mal gesto, ni una mala cara. Otra cosa es en el terreno deportivo, donde a mi entender, sí puede haber debate.

Sin embargo, con estas líneas me gustaría romper una lanza a favor de Griezmann y su rendimiento. Durante la presente temporada el jugador azulgrana lleva producidos 23 goles directos, a razón de 14 goles y 11 asistencias. Goles, además, importantes como los cosechados en la final de la SuperCopa ante el Athletic, los tantos agónicos contra el Granada o el centro decisivo para el cabezazo de Piqué contra el Sevilla. Productivamente Antoine está sumando, igual no tanto como un delantero de su coste podría esperarse, ¿o sí?

Si miramos tanto en la liga española como en Europa podemos observar como Karim Benzema, aclamado por la prensa patria como el mejor delantero del mundo actualmente, y, única referencia ofensiva del Real Madrid lleva una producción nada desdeñable de 29 goles repartidos entre 23 tantos y 6 asistencias. Números no muy lejanos de la producción de un Griezmann (23) suplente en ciertos tramos y subordinado al poder de Leo Messi. Sin ir más lejos, y comparando el rendimiento del francés con jugadores que se mueven más por su zona y no con un 9 como Karim, tenemos el caso del renacido Ousmane Dembele. El ex borusser lleva producidos 13 goles, 10 menos que Griezmann. En Europa, el panorama es parecido con 18 goles producidos por Ángel Di María o 23, exactamente los mismos que Griezmann, por Kevin De Bruyne. Vistos los fríos números impacta que Griezmann parezca que ha perdido su producción o su impacto al compararlos con los grandes jugadores de Europa que se mueven por su zona de juego.

En mi modesta opinión, el problema con Antoine desde el principio es de incomprensión. Lo vimos jugar en el Atleti pero no nos fijamos en él. Griezmann destaca por sus movimientos sin balón, por ser esa pausa que canaliza y fluye el ataque de un equipo y eso no es posible en el equipo de Leo Messi. Una vez aquí, no es un delantero autosuficiente y a pesar de que todos le conocemos parece que le exigimos que reciba en banda, se vaya de dos y chute al arco. Posiblemente, tenga que salir este verano para financiar un fichaje más adecuado al contexto del ataque culé (si Messi sigue), pero el rendimiento de Griezmann, si bien no está siendo el de un esperado Balón de Bronce, está a años luz del de fichajes como Eden Hazard o Coutinho. Tras los palos públicos de Koeman el francés está rindiendo. De hecho, tras el nuevo sistema que ha implantado el técnico culé, este ha modificado el esquema para darle cabida, prescindiendo de un central para involucrar en tres cuartos a Antoine.

Su doble mediapunta sudamericana formada junto a Leo parece fluir en el último mes, esperemos que el jugador siga respondiendo pues, hasta junio sus botas siguen siendo las más fiables tras las de Messi de cara a puerta. Si el Barça quiere el doblete, los necesita a ambos. Y Koeman ya lo sabe.