El monumental enfado de Escribá con su Granada | OneFootball

El Granada CF llegaba a la Jornada 19 tras dar cuenta del líder, el Racing, con goleada. Fue un 3-0 en el Nuevo Los Cármenes muy convincente. Con esa victoria, la afición nazarí podía soñar y creer en que su equipo, por fin, iba a ser fiable. Sin embargo, sólo unos días después los granadinistas veían cómo su equipo caía ante el Real Oviedo en el Carlos Tartiere. Y su técnico, Fran Escribá, no estaba nada contento por la forma en que se produjo la derrota.

Escribá, que te ganen o perder

Y es que para el técnico valenciano existen dos opciones cuando un resultado es adverso. La primera es que te gane el rival por sus méritos y cualidades. En ese contexto, poco tiene que objetar. Ponía en valor las capacidades del Real Oviedo para que hubiese podido castigar a su equipo a través de su fútbol. La otra, es la de que el partido lo pierda su propio equipo. Con sus errores. Y esta fue la que se representó en el Tartiere.

Hablaba sin tapujos el técnico en la rueda de prensa post-partido. Se refería a los errores de su equipo como «cagadas» propias, que habían provocado los goles del rival. Y, con ello, se refería a que más que ganarlo el Oviedo, el partido lo había perdido el Granada.

Un tiro en el pie… o varios de golpe

Y es que esa situación es la que no quiere permitir el técnico. Escribá hablaba de que las situaciones en las que el Real Oviedo castigó al Granada eran aquellas que, precisamente, su equipo había ensayado. Las que había previsto y había trabajado para que no sucediesen. Y que, pese a ello, habían terminado ocurriendo. Por ello, hablaba de haberse tirado dos o tres tiros en el pie para terminar perdiendo el partido por errores propios más que por aciertos ajenos.

Así pues, Escribá fue realmente crítico con sus futbolistas en sala de prensa. Ahora, habrá que comprobar el efecto que esas palabras tienen en los jugadores. Porque en muchas ocasiones, este tipo de declaraciones tienen un efecto negativo, en cuanto a que el jugador prefiere la crítica para adentro. Verter esas críticas hacia fuera del vestuario, hacerlas en público puede tener un efecto negativo si el vestuario lo interpreta como una traición. O una positiva si lo cogen como motivación para que no vuelva a ocurrir.