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leocabrera·17 de febrero de 2020
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leocabrera·17 de febrero de 2020
El Milan recibió en San Siro al Torino con la misión impostergable de conseguir un triunfo. Luego de buenos partidos con resultados no tan buenos (2-4 ante el Inter; 1-1 ante la Juventus), lo principal era volver a ganar. Poli sorprendió al incluir al brasileño Paqueta en lugar de Hakan Calhanoglu. Por lo demás, no había novedades: Rebic a la izquierda, Castillejo a la derecha, Ibrahimovic como ariete.
La apertura del marcador llegó a los 25′. Castillejo hizo lo que tiene que hacer, desbordó por derecha y metió un fuerte pase hacia el punto de penalti, donde Rebic conectó un disparo cruzado, imposible de contener. El 1-0 tranquilizó al Milan, que no pudo estirar la diferencia. La primera mitad terminó con una mala noticia para los rossoneri, pues se lesionó el central Kjaer y debió ser sustituido por Matteo Gabbia.
En la segunda mitad, el Milan se adelantó en el campo. Pioli quería que su equipo liquidara temprano el duelo, ya se notaba el cansancio de Ibrahimovic y el entrenador rossonero no quería exponerse a desagradables sorpresas de última hora. Pero el Torino esperaba bien armado y pretendía llegar al empate con algún zarpazo rápido de contrataque.
El brasileño Paqueta no aprovechó su oportunidad, jugó un partido gris, sin peso, y fue sustituido a los 69′ por Bonaventura. Pioli quería fortalecer la mitad del campo, donde el Torino comenzaba a prevalecer peligrosamente. El Torino endadenaba seis derrotas consecutivas, agudizando la crisis en la que está sumido.
Entre la fatiga y el fastidio, Ibrahimovic resoplaba ante cada intento errático de su equipo. El Milan no conectaba a su estrella con sus compañeros. Por momentos, el sueco está perdido en un esquema de juego que depende demasiado de él.
El 1-0 ubica al Milan en la misma línea del Hellas Verona y el horizonte europeo es ahora una ilusión alcanzable, un sueño por el que puede seguir luchando.