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·25 de marzo de 2020
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·25 de marzo de 2020
La temporada 2006-07 fue un año de reivindicación en el Calcio para el Milán. Un año antes, salían a la luz los informes del famoso escándalo conocido como Calciopoli, el cual castigaba a la Juventus a la Serie B y sin título, previamente ganado, y al Milan, Fiorentina y Lazio con -30 puntos en la clasificación.
El conjunto rossonero tenía la necesidad de volver a triunfar en Europa, sobre todo dos años después del Milagro de Estambul. Carlo Ancelotti tenía claro su once: Dida en portería, Jankulovski y Oddo en los laterales junto con la pareja Maldini-Nesta en el centro. El físico y el orden del balón predominaba en el equipo. Pirlo era el director de orquesta, Gattuso y Ambrosini unos auténticos perros de caza y Seedorf la potencia física hecha hombre. Por delante de todos ellos estaba la auténtica estrella de este Milan de Berlusconi, Kaka´, decisivo en todas las eliminatorias. Por delante de él, un nueve de escuela, un matador del área, Filippo Inzaghi, que junto con Nesta, Oddo, Gattuso, Gilardino (suplente de Filippo) y Pirlo, conquistaron el Mundial de Alemania un año antes.
En la fase de grupos se clasificaría matemáticamente sin problemas ante el Lille, AEK Atenas y Anderlecht. En dieciseisavos, la maquinaria de Ancelotti no terminaba de cuajar y tuvieron que esperar hasta la prórroga del partido de vuelta en Milán. Kaka´, el minuto 93´, recibía el balón en media cancha y, tras una combinación perfecta de conducción de balón, ritmo, velocidad y desborde, colaba el esférico por debajo de las piernas de Artur Boruc. Fue el 1-0 definitivo que clasificaba al conjunto lombardo para Cuartos de Final ante el Bayern Munich.
A partir de este momento, Ancelotti llamaba a todo el equipo para la conjura de Atenas. Tenían claro su potencial y hacían valer su poderío físico en la cancha. No lo iban a tener fácil, ya que en la ida, dos goles de Van Buyten, el segundo en el 95´, dejaba en tablas el marcador. Todo se decidiría en el infierno rojo. El Allianz Arena rugía como nunca, pero Seedorf e Inzaghi apagaron las llamas con dos tempranos goles en el 27´ y 31´. Los alemanes seguían intentándolo, pero un espectacular Dida se elevaba sobre el cielo de Munich como si de un coloso se tratara. Ferguson y su ya clásico United, les esperaban en Semifinales. Kaka´ contra Cristiano Ronaldo. Espectáculo puro.
En Manchester, Dida tan solo tuvo un error, quizás el único error que tuvo en toda la Champions League de ese año. Un fallo a la salida de un córner adelantaba al conjunto inglés. Pero el mago se puso la chistera y comenzó a hacer sus trucos. Kaká metía dos goles en diez minutos. El primero fue una muestra de su gran zancada, velocidad y conducción del balón al librarse de Heinze y O´Shea a la vez. El segundo gol seguramente sea uno de los más recordados en toda la historia de la Champions, en especial de Kaka´. El brasileño aprovechaba un error defensivo de Scholes para adelantar el balón de un cabezazo, levantó el balón haciéndole un sombrero a Heinze y se libró del propio argentino y de Brown con otro cabezazo entre las piernas de ambos defensas en una especie de autopase. Kaká se quedaba solo ante Van der Sar y no perdonó. Todo parecía ir según el guión, pero apareció en escena un joven llamado Wayne Rooney para poner las tablas y, en el último suspiro, adelantar a los Red Devils. Los de Paolo Maldini tendrían que buscar la remontada en casa.
San Siro se volcó con su equipo, y de qué manera. Los jugadores de Ancelotti, esta vez sin Maldini, notaron el aliento de los suyos. Pirlo engrasó el motor, Gattuso y Ambrosini salieron con hambre, Dida en su mejor nivel y Kaka´ demostrando ser el Balón de Oro que sería a finales de ese mismo año. 3-0, limpio, con buen juego y con ganas de conquistar de Atenas, donde, por caprichos del Dios del fútbol, le esperaba el Liverpool, rival dos años antes en la famosa final de Estambul. El Milan buscaba su particular vendetta.
Atenas buscaba coronar con laurel a su campeón. El Milan quería llegar a lo alto del Parnaso y ser leyenda en el Olimpo y, para todo esto, Ancelotti alineaba a su once tipo. La final sería un puro espectáculo futbolístico, donde Pirlo nos enseñaba a cómo controlar un balón, como pedir la calma a tu equipo cuando es necesario y a filtrar pases imposibles. Maldini y Nesta demostraban por qué son leyendas del conjunto rossoneri. Ambrosini y Gattuso yendo al límite en cada balón, Kaka´ siendo Kaka´ y Filippo Inzaghi coronando al Milan.
Dos goles del delantero, el primero con algo de suerte tras una falta directa de Pirlo que golpeó en él y el segundo tras un milimétrico pase entre líneas de Kaká en el 82´, daban tres cuartos de copa al Milan. Finalmente, el Liverpool consiguió marcar un tanto e intentó volver a la épica hazaña de Estambul, pero esta vez no. El Milan se proclamaba campeón de Europa por séptima vez en su historia bajo la atenta mirada de los dioses griegos.
La ciudad de Milán volvía a sonreír, aunque en ese momento no sabían el futuro que les esperaba. Hoy en día, el Milan quiere volver a reinar, a triunfar en Europa de esa forma tan gloriosa que hizo hace años. Del futuro no sabemos nada, solo que, algún día, volverá a suceder.
Imagen principal vía: UEFA Champions League
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