El inmediato rendimiento de Ruiz de Galarreta ha sido un plus en el inicio liguero del Athletic | OneFootball

«Cuando me enteré del interés del Athletic, me cambió la cara». El pasado mes de julio tras anunciarse su desembarco en el Athletic Club, el centrocampista Iñigo Ruiz de Galarreta mostró la satisfacción de quien, al fin, logra cumplir un sueño. «Siempre he tenido el sueño, la ilusión e incluso, la confianza de que este momento iba a volver a llegar y que iba a volver al Athletic. Sabía que cada año que pasaba las opciones se iban reduciendo pero por suerte se ha dado ahora, es una pasada estar aquí otra vez», añadió.

El donostiarra de 30 años, se forjó en la cantera vizcaína, pero un desgraciado rosario de lesiones trastocó su carrera y le impidió consolidarse en el primer equipo rojiblanco. Siete años después, le ha llegado al fin la oportunidad. En este verano, aprovechando el fin de su contrato con el Mallorca, los rojiblancos decidieron repescarle y el jugador se topó, casi sin esperarlo, con la oportunidad de competir al cien por cien en el equipo de su vida.

Aunque vista su progresión reciente, existían pocas dudas sobre su encaje en el equipo que dirige Ernesto Valverde, lo cierto es que las primeras jornadas no han hecho más que confirmar que el guipuzcoano es un jugador absolutamente diferencial. Capaz de tocar en corto, de conducir con criterio, de arriesgar con el pase, de dar apoyo a sus compañeros y de trabajar sin excusas en tareas defensivas, el completo centrocampista ha dado un nuevo aíre a un equipo sumido en una cierta mediocridad. Bajo su batuta, el juego de los vascos suena mucho más afinado que en temporadas previas.