El hijo de Bacca que creció en Europa y ya mete goles en el Barranquilla FC | OneFootball

(Video) Carlos Daniel Bacca fue goleador en las inferiores del Milan, Villarreal y Granada. Ahora espera continuar el legado de su padre en Colombia.

Era apenas un bebé cuando su padre quedó campeón de Colombia y en 2012 emprendieron vuelo hacia Bélgica en busca de un sueño. Carlos Bacca, que vivió más de una década en el viejo continente, formó a sus hijos allá junto a su pareja Shayira Santiago. Ya de vuelta en Junior el número setenta marcó su primer gol en el semestre, y en el mismo día su hijo lo emuló en las fuerzas básicas de Los Tiburones.

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Apenas se instalaron nuevamente en La Arenosa, la familia Bacca inscribió a Carlos Daniel en la división Sub-13 del Barranquilla Fútbol Club, institución en la que también se formó el ídolo rojiblanco y de la que han salido otros tantos cracks como Teófilo Gutiérrez y Luis Díaz. Y en el conjunto rojo no lo recibieron solamente por ser hijo de semejante figura, sino porque realmente hay talento en el heredero.

En todas las ciudades en las que han vivido Carlos Daniel ha jugado fútbol y se ha destacado. Empezó en el Milan, luego se siguió desarrollando en el Villarreal y continuó destacándose en el Granada. En el país ibérico fue goleador y campeón de varios torneos, tanto así que llamó la atención de la prensa deportiva con su buena pegada. Realmente el mini Bacca tiene condiciones.

Carlos Daniel, cuando comenzó en el Milan.

En el Villarreal se comenzó a tomar más en serio el fútbol.

El mismo día en el que El Peluca anotó el empate del elenco dirigido por Juan Cruz Real, su primogénito se reportó con un tanto en la goleada del 5-0 Barranquilla FC. Juega con la número veinticinco, se mueve por todo el frente de ataque y tiene un trote parecido al del papá. Quizá sea chocante pasar de los campos verdes y semi-profesionales de España a las canchas de arena de la costa atlántica, pero seguramente mejorará su técnica e incrementará su astucia para divertirse con la pelota y hacer valer su sangre de goleador.