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·7 de febrero de 2025

El Gol de la Esperanza

Imagen del artículo:El Gol de la Esperanza

Uno de los momentos más sorprendentes y emocionantes en la historia del fútbol mundial ocurrió en el Mundial de 2002, cuando la selección de Senegal, debutante en el torneo, logró una remontada histórica contra Suecia en los octavos de final.

El 16 de junio de 2002, en un partido de eliminación directa que se jugaba en el estadio de Oita, Japón, Senegal sorprendió al mundo entero con su valentía y su corazón. El encuentro, que terminó 2-2, se decidió en tiempo extra, lo que le dio al partido una atmósfera aún más dramática.


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Senegal, que venía de un torneo impresionante, luchaba contra Suecia, un equipo mucho más experimentado, que había llegado a este punto con una sólida defensa y un juego organizado. Cuando Suecia abrió el marcador al minuto 17, todo parecía indicar que Senegal, a pesar de su coraje, no iba a poder superar la presión.

Sin embargo, la respuesta senegalesa no tardó en llegar. En el minuto 34, el capitán El Hadji Diouf marcó el gol del empate, con un disparo potente que hizo vibrar las redes. Fue un gol cargado de emoción y esperanza, pues había sido un golpe de orgullo para una nación que nunca había estado en los octavos de final de un Mundial.

El empate mantuvo a los dos equipos en tensión, pero en la segunda mitad, Suecia se adelantó nuevamente con un gol de Henrik Larsson, el cual pareció acabar con las esperanzas de Senegal. El marcador estaba 2-1 a favor de los suecos, y el tiempo comenzaba a agotarse.

Cuando ya nadie pensaba que Senegal podría hacer otra remontada, ocurrió algo asombroso: el minuto 104 del tiempo extra, una jugada colectiva excepcional, con rápidos toques de balón, culminó en un centro perfecto desde la banda derecha. Allí, Khalilou Fadiga, con una calma impresionante, logró un remate sutil, y el balón se fue directo al fondo de la red, empatando el partido 2-2.

A partir de ese momento, el estadio de Oita se convirtió en un lugar de euforia senegalesa. Con una determinación incansable, la selección de Senegal se lanzó hacia el gol de la victoria en los últimos minutos del tiempo extra. Y así fue: al minuto 105, en un contragolpe mortal, el delantero Papa Bouba Diop se adelantó al defensor sueco y, con gran destreza, disparó al arco. El balón fue imparable para el arquero sueco, y Senegal consiguió su gol histórico: 3-2.

Ese gol de Diop en tiempo extra clasificó a Senegal a los cuartos de final, en una remontada que nadie había anticipado. No solo fue un triunfo deportivo, sino también un símbolo de esperanza para todo un continente, pues demostró que la pasión y la determinación pueden superar incluso a los equipos más experimentados.

Senegal no solo había ganado el partido, sino que había ganado el corazón del mundo, dejándose llevar por su fútbol audaz y su espíritu inquebrantable. Esta historia de esperanza y valentía se mantiene como una de las grandes hazañas en la historia del fútbol mundial.

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