Superlider
·23 de noviembre de 2024
In partnership with
Yahoo sportsSuperlider
·23 de noviembre de 2024
El 30 de julio de 1966, el estadio de Wembley en Londres fue el escenario de un partido que cambiaría para siempre la historia del fútbol. En la final de la Copa del Mundo, Inglaterra se enfrentaba a Alemania en un partido que, además de ser memorable por la intensidad y la calidad del juego, se vio marcado por una de las decisiones arbitrales más polémicas de todos los tiempos. La figura central de esa final fue Geoff Hurst, quien, con un hat-trick, se consagró como el héroe de la victoria de Inglaterra, pero lo hizo en un contexto lleno de controversia.
El partido comenzó de manera dramática. Alemania se adelantó en el marcador con un gol de Helmut Haller al minuto 12, y aunque Inglaterra reaccionó rápidamente con el empate de Roger Hunt, el encuentro continuó con una rivalidad feroz. El tiempo reglamentario no fue suficiente para decidir a un ganador, por lo que el partido se fue a tiempo extra.
Fue en ese tiempo extra donde sucedió el momento más recordado y discutido de la final. En el minuto 101, con el marcador empatado 2-2, Geoff Hurst, quien ya había anotado un gol en el tiempo regular, disparó un potente remate desde fuera del área. El balón se estrelló contra el travesaño y luego cayó aparentemente fuera de la línea de gol. Sin embargo, el árbitro soviético Tofiq Bahramov, tras consultar con su asistente, decretó que el balón había cruzado completamente la línea de gol, dando así el tercer gol a Inglaterra. La decisión fue polémica, ya que muchos jugadores y aficionados alemanes protestaron, convencidos de que no había sido gol.
El tanto de Hurst se convirtió en un hito histórico, pero las protestas alemanas no cesaron. La controversia aumentó cuando, en el minuto 120, Hurst volvió a marcar, sellando su hat-trick y el 4-2 final a favor de Inglaterra. Fue la primera vez en la historia de los Mundiales que un jugador anotaba tres goles en una final, lo que hizo aún más memorable su actuación. Sin embargo, la discusión sobre el gol fantasma perduró durante décadas.
Inglaterra se coronó campeón del mundo por primera vez en su historia, y la figura de Hurst pasó a la historia como el hombre que le dio el título a su país. El partido también quedó marcado por el gran nivel de los dos equipos, pero sobre todo por el protagonismo de un gol que muchos consideran injustamente concedido, pero que, para los ingleses, es parte del legado que lleva consigo la victoria.
A lo largo de los años, el «gol fantasma» de Geoff Hurst siguió siendo un tema candente en el fútbol, y aunque las pruebas tecnológicas actuales podrían haber ayudado a aclarar la jugada, en 1966 no existían las herramientas para verificarlo. A pesar de las controversias, Inglaterra celebró su único título mundial hasta la fecha, y Hurst, con su hazaña, se convirtió en un ícono del deporte, aunque para los alemanes, siempre será recordado como el hombre que marcó el gol que nunca debió contar.