El fichaje de Ancelotti bajo sospecha: el escándalo que sacude a Brasil | OneFootball

La llegada del nuevo seleccionador no solo ha generado ilusión, también ha desatado un terremoto institucional. La FIFA ya investiga el caso y exige respuestas urgentes.

El fichaje de Carlo Ancelotti como seleccionador brasileño amenaza con convertirse en un escándalo internacional. La FIFA ha solicitado explicaciones formales a la Confederação Brasileira de Futebol (CBF) tras detectar irregularidades en el proceso de contratación del técnico italiano. El foco está puesto en el pago de 1,2 millones de euros a Diego Fernandes, empresario del sector financiero que actuó como intermediario clave en la operación, pese a no estar habilitado como agente FIFA.

La investigación del máximo organismo del fútbol mundial se basa en que Fernandes, quien reside en Madrid y fue contratado directamente por el expresidente Ednaldo Rodrigues, no figura en el registro de agentes autorizados por la FIFA. A pesar de ello, su nombre aparece en el contrato oficial firmado entre la CBF y el técnico italiano, según desveló ESPN Brasil, medio que tuvo acceso a la documentación. Fernandes incluso acompañó al nuevo seleccionador en el vuelo chárter entre Madrid y Río de Janeiro, luciendo una camiseta retro de la Seleção y actuando como representante visible del organismo brasileño.

Carlo Ancelotti con el empresario brasileño Diego Fernandes / @FABRIZIOROMANO

La FIFA, amparándose en el Artículo 11 del Reglamento de Agentes, recuerda que solo los agentes licenciados pueden participar en operaciones vinculadas a entrenadores o jugadores. “Ningún empleado o contratado por una agencia no registrada puede ofrecer servicios ni contactar con posibles clientes”, especifica el reglamento.

La presión sobre la nueva cúpula de la CBF, presidida por Samir Xaud, ya es máxima. El organismo ha recibido un requerimiento oficial para presentar, antes del 4 de junio, toda la documentación relativa al papel de Fernandes: contratos, comunicaciones y justificantes de pago. Esa fecha no es menor: será la víspera del Ecuador-Brasil en Guayaquil, primer partido de Ancelotti al mando.

Este episodio ha generado malestar interno en la federación. Fernandes, una figura desconocida para el gran público, contrató recientemente una agencia de comunicación para difundir su implicación en el fichaje de Ancelotti, algo que no ha pasado inadvertido entre los actuales dirigentes. Su exposición contrasta con el perfil bajo que mantiene como asesor financiero de varios futbolistas brasileños en Europa, labor por la que sí es reconocido en círculos privados.

El trasfondo no es menor. Ancelotti tenía un año más de contrato con el Real Madrid y lo rompió para comprometerse con la selección brasileña hasta después del Mundial 2026, con un salario estimado en 10 millones de euros anuales. Las negociaciones incluyeron contactos directos con José Ángel Sánchez, director general del club blanco, para pactar el finiquito del técnico.

Las semanas previas al anuncio oficial estuvieron marcadas por un intenso trabajo en la sombra, que ahora podría tener consecuencias legales para la CBF. La FIFA observa con preocupación un caso que podría sentar precedente si se confirma que un intermediario no acreditado facilitó una operación de esta envergadura.

El prestigio de la institución brasileña y del propio seleccionador italiano están en juego. Y el reloj ya corre en contra.