Diario La Escuadra
·3 de marzo de 2025
El Everton femenino podría mudarse a Goodison Park
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·3 de marzo de 2025
Desde hace ya varias temporadas, el final de Goodison Park es una muerte anunciada. esde hace aproximadamente una década, el Everton ha estado buscando una nueva casa para abandonar el que ha sido su estadio desde 1892, donde se ha forjado la leyenda de uno de los equipos más históricos del fútbol inglés.
Sin embargo, la historia pudo haber sido muy diferente. En 1877, Ben Swift Chambers, un pastor de la iglesia de Saint Domingo, fundó un club de críquet, que en invierno se convertiría en uno de fútbol. La popularidad del equipo sobresaldría de las puertas de la iglesia, y en 1897, se cambiaría el nombre de Saint Domingo al apelativo del distrito donde jugaban, Everton, y darían sus primeros inicios en el balompié británico.
El club siguió creciendo dentro y fuera del terreno de juego, ganando títulos y conquistando la ciudad de Liverpool. Los estadios donde jugaban se quedaban pequeños, hasta que lograron levantar un sitio lo suficiente grande para satisfacer a los aficionados. El solar se llamaría Anfield y se encontraría al lado del flamante parque, Stanley Park.
El Everton se convirtió en miembro fundador de la liga de fútbol inglesa en Anfield y ganó su primera liga allí. Pero, John Houlding, la persona que tenía los derechos del estadio, quiso subir el alquiler del recinto, viendo el furor que el deporte causaba en Merseyside. Los dueños se negaron y se mudaron a un nuevo lugar al otro lado del parque llamado Goodison Park. Con Anfield cerrado, Houlding fundó su propio equipo de fútbol, al que llamó Liverpool, iniciando una rivalidad que persiste hasta el día de hoy
Su nuevo hogar los vería ganar ocho ligas nacionales, siendo la más reciente la de temporada 1986/87, y en Goodison Park solo han jugado dos veces en segunda división, con la 1950/51 la última vez en la que los aficionados del Everton verían a su equipo no jugar en la élite inglesa.
En el comienzo del nuevo siglo, se disfrutaría de David Moyes y sus buenos años, al igual que resistir a la, que, desde hacía ya mucho tiempo, a la tiranía de un Liverpool. Sin embargo, los últimos años han sido muy complicados para el club desde una perspectiva económica, y también deportiva, Goodison Park estaba allí para arropar a los suyos.
Todavía se recuerdan las imágenes del dramático triunfo ante el Crystal Palace, en el que el Everton certificó su permanencia en la Premier League. Aunque hubo momentos lamentables, como el enfrentamiento de un aficionado con el entrenador del Crystal Palace, Patrick Vieira, la celebración de los de Liverpool parecía más propia de un título que de una permanencia en la primera división tras una mala temporada.
Sin embargo, por cómo va la temporada actual, no parece que el Everton vaya a protagonizar otra heroicidad en Goodison Park, aunque saben despedirlo bien. Con la vuelta de Moyes a los banquillos, los ‘toffees’ están encontrando ritmo y un buen estado de forma. Pero el gran momento del año, y posiblemente el último instante colosal vivido en Goodison Park, fue el empate 2-2 contra el eterno rival, el Liverpool.
Un partido muy bien competido por la zona azul de la ciudad, que terminó con un gol en el minuto 98 de James Tarkowski, frustrando la victoria de los de Arne Slot. Con tangana incluida, el Everton sacó un orgullo admirable y pueden alardear de que el mejor club de Inglaterra no ha podido ganarle, algo que este año, pocos equipos pueden decir.
El denominado como Everton Stadium espera con antelación. Es obviamente más grande, más moderno y representa una nueva era del Everton. Aun así, y como pasa con todas las aficiones, siempre hay un desprecio inicial a estos proyectos ya que en un estadio no solo es un campo donde ver fútbol, sino un templo en donde las personas comparten experiencias e historias. Además, son las relaciones que se establecen en los pubs cercanos y en el camino al encuentro, es una rutina completa que normalmente se destruyen por, como es casi siempre en el fútbol, razones económicas.
Por eso, la noticia de que el Everton está considerando no demoler Goodison Park y, en su lugar, entregárselo a su equipo femenino fue sorprendente. Todavía no hay un plan claro sobre qué hacer con el terreno, aunque el 2020, la entidad presentó la idea de cederlo para crear viviendas, oficinas y un centro sanitario, entre otras cosas. Lo que ocurre es que hasta la temporada que viene no habrá un consenso real sobre qué hacer realmente con Goodison Park.
Obviamente representaría un nivel de ambición admirable por parte de la directiva del Everton, al dar un lugar tan sagrado y grande a su equipo femenino. En estos años hemos visto encuentros de fútbol femenino en los grandes estadios europeos, pero nunca de forma recurrente, siendo, por ejemplo, el Leicester City uno de los únicos casos en donde hombres y mujeres juegan en el mismo sitio.
Preservar la historia de Goodison Park seguramente será importante para los aficionados, pero el agrandarla con un paso como es este, supondría algo muy relevante para continuar el camino de profesionalizar (aún más) y llevar al mainstream, el fútbol femenino. Aunque hay muchas facetas que no están claras de lo que le puede ocurrir al estadio, esperemos que aún le falten muchas glorias por vivir.