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·23 de abril de 2020

El día que Gallardo tuvo la peor despedida de River y su gente

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Por estas horas Marcelo Gallardo es reconocido como uno de los mejores entrenadores de Sudamérica. Pudo realizarse profesionalmente en el club que lo vio crecer y arrolló a su paso todo tipo de prejuicio que despertaba su apellido inexperto, al llegar a Núñez como reemplazo de un tal Ramón Díaz.

Este presente contrasta de plano con la realidad que vivía el Muñeco hace ya casi diez años atrás, cuando se despedía del Millonario como jugador goleado por Tigre y sin ni siquiera poder ingresar a la cancha. En ese entonces el DT era Ángel Cappa, quien hace pocas horas se refirió a esa decisión que tanto le duele a los hinchas de River: no lo incluyó para poder recibir un mínimo aplauso de su gente.


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"No me arrepiento de no haberlo incluido en aquel partido. Fue una decisión que tomé por respeto a Gallardo: me parecía que un futbolista de su jerarquía no podía jugar su último partido en el contexto aquel, totalmente imprevisto", explicó en diálogo con el portal de deportes 90 minutos.

Sin saberlo hasta entonces, Gallardo tuvo su último capítulo con River el 17 de abril de 2010. "Fue una casualidad absoluta haber terminado perdiendo así ante Tigre. Por eso me pareció que no correspondía que Gallardo finalizara su campaña con ese partido. Fue mejor que su ciclo en River terminara como ocurrió, con aquella victoria 2-1 ante Godoy Cruz, que marchaba primero", aseguró el exentrenador.

Un repaso por el triste adiós de Gallardo al fútbol

El 15 de mayo de 2010, en la última fecha del Clausura, el conjunto de Núñez recibía a Tigre para despedir un campeonato gris, que lo encontraba por debajo de la mitad de la tabla y muy lejos de la pelea por el título (que al día siguiente conseguiría Argentinos Juniors). Los hinchas, igualmente, llenaron la cancha: en la semana, Gallardo, uno de los últimos ídolos, había confirmado que iba a dejar el club una vez finalizado el torneo, al tener en claro que no estaba entre las prioridades para Ángel Cappa, el entrenador que había llegado hacía apenas un mes al club: "Ha sido muy claro conmigo, me ha respetado como jugador y como persona y me ha dicho la verdad. Me ha dado la posibilidad de elección y de seguir en el club y he entendido el mensaje. No quiero obligarlo a ponerme por mi trayectoria".

"Ocho títulos, un bicampeonato, una Copa Libertadores, una Supercopa; gracias Muñeco", rezaba una bandera colgada en la platea Belgrano Alta. Antes del partido, el presidente Daniel Passarella le entregó una plaqueta y una camiseta conmemorativas. El enganche, emocionado, posó para la foto con sus compañeros. Y se fue a sentar al banco de suplentes: a pesar de que era su último partido, Cappa, que en los cuatro partidos que llevaba dirigidos había conseguido nueve puntos sobre doce posibles, no lo había incluído entre los titulares. Tampoco lo había hecho en los tres encuentros anteriores, en los que directamente Gallardo tampoco había tenido minutos de juego.

Dentro de la cancha, todo le salió mal a River: a los 15 minutos, el local ya perdía 3-0 por los goles de Claudio Pérez, José San Román y Pablo Fontanello. Cuando terminó la etapa inicial el Matador se imponía 5-0, tras los gritos de Mariano Pasini y Leandro Lázaro. En el entretiempo, Cappa intentó cambiar el rumbo del partido con dos cambios: ingresaron Diego Buonanotte y Rodrigo Rojas por Roberto Pereyra y Mauro Díaz. Quedaba una variante, teóricamente reservada para los aplausos a Gallardo, más allá del resultado.

Sin embargo, a los 20 minutos del complemento, Alexis Ferrero sufrió una lesión muscular y no pudo continuar. Y el DT, a pesar de que el encuentro estaba liquidado (el descuento de Rogelio Funes Mori a los 5 minutos sólo maquillaba el resultado), no improvisó: en lugar del central ingresó Nicolás Sánchez, otro defensor. Y el Muñeco, campeón de todo con la banda roja en el pecho, no tuvo más que observar el final desde el banco de suplentes. Con la mirada perdida, se retiró del campo de juego en silencio apenas Luis Álvarez marcó el final del encuentro. La ovación de los hinchas no alcanzó a maquillar la desilusión.

Dos días después del partido, Cappa ensayó una suerte de disculpa por lo ocurrido, a través de su blog personal: "Al ver que muchos hubieran deseado verlo en la cancha de todos modos, pienso que es posible que me haya equivocado. Lo que se suponía una fiesta para regalársela a él, se convirtió en una situación inesperada, en un baño de agua fría, y no pareció oportuno hacerlo participar a Marcelo de esa goleada en contra". No pareció suficiente. El tiempo, de todos modos, se encargó de darle varias revanchas a Gallardo.