EL DIA DE LA MARMOTA | OneFootball

El Día de la Marmota se celebra el 2 de febrero en Estados Unidos y Canadá. La más popular es la que se realiza en Punxsutawney, donde una marmota llamada Phil es sacada de su madriguera en un tronco de árbol cuando ronda el amanecer. Según la tradición, si Phil ve su sombra, habrá seis semanas más de invierno en Norteamérica. Si no la ve, porque esté nublado, por ejemplo, la primavera llegará pronto.

Pero ha sido Bill Murray quién ha popularizado dicho día para el resto del mundo y está empezando a ser este Barça el que lo populariza para el planeta fútbol.

Estamos cayendo en una vorágine donde la derrota se ha normalizado; si hay alguna posibilidad de perder el encuentro, este acaba perdiéndose. Como ese agujero negro que nos atrae y acaba engulléndonos sin remisión.

Alguno pensaba, incluido yo por momentos, que ese enganche a Leo nos arrastraba a un pasado ya oxidado, donde nada podía ser ya cómo era antaño, excepto el recuerdo que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y bueno, quizá hay algo de cierto en esa adicción a la dopamina que implica el ver jugar cada tres días al mejor jugador de la historia. Pero quizá la elección de seguir atado al diez “hasta que el argentino” quiera, tampoco era tan mala decisión siempre que estuviera rodeado de esas piezas que compensaban su fútbol delicatessen con acciones más terrenales.

Pero ahora ya no hay marcha atrás, se tomó la decisión equivocada de quedarse con la vieja guardia que rodeaba al mito. También de mantener una clase media que ahora mismo no da para absolutamente nada, quizá solo como estorbo de las nuevas estrellas en ciernes que ya todos somos capaces de ver. Y, lo que es peor, estamos empezando a acostumbrar a esta nueva generación de futbolistas que llegan al primer equipo, que la derrota es nuestro modus vivendi. Algo que debe explotar en sus jóvenes cabezas, pues no es precisamente lo que esperan de jugar en, recordemos porque a veces se olvida, Fútbol Club Barcelona.

Como corolario a esta situación se recupera a uno de los mejores presidentes de la historia reciente de este club y a un verdadero mito sobre el campo para que dirija desde el banquillo. Probablemente al único capaz de con su nombre, recordarnos tiempos pretéritos pero recientes, donde el Barça era visto como invencible por sus enemigos y admirado por sus seguidores. No contentos con quemar todo los que nos rodea, parece que también queremos hacer trizas esta nueva ilusión al segundo día. Así, con ese carácter autodestructivo que nos caracteriza, es complicado… Quizá solo nos queda la opción de hacer tabla rasa, de empezar de cero, de reinventarse. Pero ojo, no nos carguemos primero lo que precisamente tienen que ser los cimientos de este nuevo club. Primero porque sobre cenizas es difícil reconstruir y segundo porque tiene pinta que esta sí, tenemos los cimientos correctos, no los malgastemos.