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En un momento dado

·22 de noviembre de 2020

El cuadrado y la diagonal

Imagen del artículo:El cuadrado y la diagonal

La plantilla del Real Madrid no tiene más mediocentros que Casemiro. Al menos no a otros que compartan las características con las que el brasileño ha definido la posición de pivote desde hace seis temporadas en el conjunto blanco. Por eso, cuando su titular no está disponible, Zinedine Zidane se ve obligado a buscar alternativas diferentes a un reemplazo directo con el que sustituir al jugador por un compañero de perfil similar. La más habitual y la que más garantías parece ofrecerle al técnico suele ser la opción de reformular su mediocampo con una base de dos jugadores compuesta por Kroos y Modric, y utilizando a un único futbolista en el segundo escalón de la medular haciendo las veces de mediapunta. La receta le sirve al galo para compensar la pérdida de recorrido, lectura y técnica defensiva con la presencia de un segundo efectivo en la zona del pivote, pero, sobre todo, para proponer un matiz más controlador en el desempeño con balón de su equipo. El Madrid puede correr y sentirse seguro si afronta las transiciones con un futbolista como Casemiro barriendo la zona media en sentido vertical y horizontal, pero sin él necesita un guion de partido más cerrado y estructurado a partir de los pases cortos y largos de Toni y Luka. La contrapartida de la decisión es clara: el mediocampo madridista pierde uno de los dos centrocampistas adelantados de su habitual formación tanto en labores de circulación como de presión.

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En su visita al Estadio de la Cerámica, el Madrid subsanó el primero de estos dos aspectos con la posición bisagra de Eden Hazard. Arrancando desde la zona del extremo izquierdo, la ruta más habitual del belga fue hacia la mediapunta izquierda (Imagen arriba a la derecha), completando junto a Odegaard la parte superior de un cuadrado que por abajo cerraban Modric y Kroos. Además, puesto que Unai Emery se propuso aprovechar la ausencia de Sergio Ramos y la suplencia de Marcelo planteando una presión adelantada a los blancos, obligando a que los dos mediocentros del Madrid a menudo tuvieran que dar inicio al juego prácticamente desde la línea defensiva, la presencia de Hazard en tres cuartos de campo mantuvo ocupada la zona de la mediapunta blanca incluso en los tramos en que más abajo participó Odegaard (Imagen arriba a la izquierda). El noruego fluyó a la espalda de los acosos que recibían Kroos y Modric, llegando al apoyo para controlar, girarse (a menudo en el mismo gesto) y conectar hacia adelante. Sumando un peldaño a la jugada del Madrid, entre la salida desde atrás y la zona de Hazard, Martin resultó fundamental para que, en los mejores tramos de su equipo en el partido, los blancos consiguieran girar la defensa del Villarreal con suficiencia. El otro recurso que se lo permitió fue la lectura y precisión de Kroos en el cambio de orientación, como un puente con el que sortear en largo la emboscada local y activar a los compañeros alejados en aquellas zonas del campo donde el rival concedía espacios. Carvajal y Lucas por la derecha, Mariano por el centro o Mendy y Hazard por la izquierda, alternándose la cal con la mediapunta izquierda (Imagen abajo a la izquierda), recibieron de botas del alemán la posibilidad de darle profundidad al juego de ataque del Madrid.


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De este modo el Madrid consiguió paliar durante algunos tramos del primer tiempo las ausencias de Valverde y Casemiro en la presión, reemplazando su lectura defensiva en espacios grandes por una pérdida de balón de mucha calidad que permitiera a los blancos un primer envite en ventaja, y que impidiera al Villarreal lanzar el contraataque. Los de Emery, sin posibilidad de responder rápido después de un ataque del Madrid, tuvieron que desarrollar un plan más posicional en campo contrario, moviendo a Trigueros y a Moi desde la banda al centro, dejando las alas para la proyección de los laterales (Imagen arriba a la derecha) y buscando la conexión entre Trigueros y Gerard Moreno en el perfil derecho para desequilibrar a la zaga madridista. Sin desequilibrio ni agitación y poco ágil en la circulación, no obstante, los locales no alcanzaron ese objetivo hasta el segundo tiempo, con un triple cambio de Emery que le dio la vuelta al partido. Entraron Chukwueze, Yéremi y Pervis Estupiñán, pasando los locales a formar con un 1-4-2-3-1 más móvil, eléctrico y vertical, y con referencias ofensivas en las bandas por delante de los laterales. Vaciando el centro a través del dos contra dos en los costados, arrastrando a los defensores blancos con cortes interiores y apoyándose en Gerard para guiar el sentido de los ataques, el Villarreal pudo beneficiarse, por fin, de que el partido se desarrollase en la zona donde recientemente mas errores acumula el Madrid de Zidane.

La intervención de Unai, además, le sirvió al técnico para anticiparse a la respuesta de Zidane, pues pasando a atacar por derecha con el extremo (Chukwueze) en lugar del lateral (Mario Gaspar) éste último adoptó una posición más contenida que resultó clave en la defensa de Vinícius cuando el brasileño entró al campo. La apetecible espalda del lateral que los locales habían concedido a lo largo del primer tiempo quedó cerrada. La entrada de Asensio para que el balear actuara como falso nueve tratando de que la activación de Vinícius no llegara desde la banda sino desde el centro apenas tuvo unos minutos, insuficientes para imponerse a un Pau Torres que, además de marcar diferencias desde la salida de balón, combinó las coberturas a la espalda de los mediocentros y de Estupiñán para mantener a Sergio Asenjo a salvo.

– Foto: JOSE JORDAN/AFP via Getty Images

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