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·11 de abril de 2024

El coste de oportunidad

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La afición salía del estadio con el gesto torcido, cariacontecida. Cualquiera que llegase en ese momento, a juzgar por sus gestos, hubiera imaginado un resultado muy diferente del que realmente fue; ahí radica uno de los intríngulis de la vida, en las proyecciones que constantemente hacemos y que resultan fallidas, y que nos frustran, incluso haciendo a veces perder la perspectiva. Parecía que el Atleti había empatado o perdido, pues su gente salía pesarosa, pero no tal, el Atleti ganó dos a uno al Dortmund, y adquirió una ventaja mínima de cara al partido de vuelta en Alemania, donde se decidirá todo. El problema para ellos no era el resultado, el problema fue el coste de oportunidad, lo que pudo ser y no fue.

MADRID, SPAIN – APRIL 10: Samuel Lino of Atletico Madrid scores his team’s second goal during the UEFA Champions League quarter-final first leg match between Atletico Madrid and Borussia Dortmund at Civitas Metropolitano Stadium on April 10, 2024 in Madrid, Spain. (Photo by Angel Martinez/Getty Images)


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A los cuatro minutos Rodrigo de Paul robó una pelota en la frontal con la que se internó en el área por un pasillo habilitado para él y fusiló el uno a cero para desatar la locura total en el Metropolitano. El gol fue fruto y resultado de lo que planteó el Atleti y ejecutó a la perfección durante cuarenta y cinco minutos. Presión alta, asfixiante, con Koke y el argentino al toque de corneta, con Morata y Griezmann llegando hasta el portero, Llorente y Lino cerrando los flancos.  Los de Simeone apretaban y apretaban, impulsados por la fuerza invisible de su estadio, que transforma a veces a un equipo pusilánime en uno invencible. A la media hora, el segundo gol siguió un guion parecido, robo, pelota corrida en la frontal, Griezmann habilitando a Lino con un pase gourmet y el brasileño definiendo de derecha al contrapié de Kobel. Dos a cero y el Borussia Dortmund no sabía donde meterse. Ahí, en ese momento, se instaló en la grada, tal vez también en todos los que lo veían por la televisión, de que aquello estaba para liquidarlo ahí, con un equipo en fiebre, el otro perdido, deprimido. El Atleti lo intentó, pero le falló la precisión, tal vez la calidad para haberse granjeado un resultado de escándalo.

En la segunda mitad, como era previsible, el Borussia dio un paso adelante. El Atleti se refugió en su bloque bajo y antes de que todos empezaran a vislumbra lo que podía pasar, regresó de nuevo la sensación esa de que aquello estaba para matarlo. Lino falló un remate a bocajarro al segundo palo, con el portero casi vencido, y el tres a cero, que parecía tan cerca, se convirtió en una ensoñación. Llegó la hora de los cambios y el equipo alemán cambió mucho y bien, porque los que entraron dieron un paso más rápido, el Atleti puso a Barrios en el medio y a Llorente arriba y sentó a un Morata que solo puso sobre el césped la voluntad. Después entró Correa, que tuvo también una muy clara que no consiguió definir. Y en el 81 llegó Haller y rescató la vieja ley del fútbol, el que perdona lo paga. Recordó que aquello eran los cuartos de final de la Champions, no el torneo del barrio, y que tanto perdón tendría penitencia. En una pelota desafortunada dentro del área, el delantero enganchó un disparo cayéndose que batió a Oblak. El Atleti se cayó en ese momento, física y psicológicamente. Entró Riquelme y entró Saúl, la gente animó, pero en los minutos que hubo hasta el final el equipo de Dortmund parecía un gigante resucitado. Pegó dos palos y pudo haber hecho estragos con un marcador que, incluso con la victoria en el zurrón, dejó a todos un tanto insatisfechos. Como no podía ser de otra manera, el paso a la semifinal se definirá frente al muro amarillo.

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