Santa Fe Deportivo
·8 de abril de 2023
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Con el debut de Frank Lampard en el banco como interino y la posibilidad de la llegada de Marcelo Gallardo para la próxima temporada, el Chelsea cayó en su visita a Wolverhampton por 1-0 por la fecha 30 de la Premier League y no logra encontrar el rumbo de su juego. Los Blues deben enfrentar en cuatro días a Real Madrid por la ida de los cuartos de final de la Champions League.
El reestreno de Frank Lampard, recuperado para la causa en un momento crítico, tampoco resolvió nada en el Chelsea, derrotado por 1-0 por el Wolwerhampton y un golazo de Matheus Nunes, pero también empeorado incluso respecto a sus versiones más recientes con Graham Potter, con tan solo un tiro entre los tres palos en más de hora y media de juego insustancial, lejos de la dimensión que pretende.
Es la realidad del Chelsea, que encadenó su cuarta decepción seguida, que perdió aún más terreno sobre las plazas europeas, ya a doce puntos de la quinta posición del Tottenham y a 17 de las plazas de Champions que marca el Manchester United, mientras divisa, ya este miércoles, al Real Madrid en el Santiago Bernabéu en la Champions League.
En la medida que Joao Félix entra en juego, el Chelsea es mejor en ataque. La constancia siempre ha sido una crítica recurrente hacia el delantero en su pasado en el Atlético. En Londres ocurre lo mismo. Su problema está en la continuidad, tan compleja en el fútbol; en cuánto tiempo expresa todo su talento, toda su habilidad, toda su determinación. Aún no está en la dimensión que se le presupone cuando despuntó en el primer equipo del Benfica.
Aun así, es la iluminación ofensiva del Chelsea. Cuando más lo encuentre, mejor le irá a Frank Lampard. Un ejemplo es lo que sucedió en Molineux. Insustancial toda la primera media hora, quizá más allá, con un aspecto fantasmal, ‘invisible’ en el partido, a raíz del gol en contra resurgió junto a su equipo. Nada del otro mundo, pero mucho más que antes. Un impulso para el conjunto londinense, que ya perdía por 1-0 tras una nefasta primera parte.
La volea incontestable de Matheus Nunes, cruzada e imparable para Kepa desde uno de los lados del área, es irrebatible, pero incluye matices que ponen en evidencia al Chelsea. El primero, a Koulibaly y su despeje con la cabeza. El segundo, a Cucurella y su inacción, contemplativo, cuando el balón botaba, botaba y botaba hacia el remate de su adversario.
El gol, perceptible entonces, más por aproximación que por ocasiones, dañó más aún al Chelsea. Su déficit de confianza es visible. Sintió que, otra vez, a la primera, había recibido otro golpe inasumible. Pero, a diferencia de encuentros precedentes, el Chelsea de Potter sí tenía motivos para sentir el infortunio, la falta de pegada, la injusticia del resultado en contra. Este sábado, no tiene coartada. No hay excusa para generar tan pocos ataques.
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