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·11 de noviembre de 2024
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Desde septiembre del 2014, en un partido contra el Málaga en La Rosaleda, que los blaugrana no remataban ni una vez entre los tres palos en todo el encuentro.
El Barça de Flick se dejó arrebatar el domingo parte del crédito que se había ganado en este inicio de curso como un equipo con un potencial ofensivo descomunal, capaz de golear a cualquier rival que se le pusiera por medio. Sin Lamine Yamal -curiosamente tampoco fue titular en la, hasta entonces, única derrota en LaLiga: ante el Osasuna (4-2)-, renqueante por unas molestias en el tobillo derecho, el conjunto catalán se mostró indeciso e impreciso en el ataque, dando muestras incluso de fragilidad e indolencia. Un dato resume perfectamente la situación de desorden y caos que se vivió en el Reale Arena por parte de los pupilos de Hansi Flick: cero remates entre los tres palos. Es decir, el meta Remiro vivió uno de sus partidos más plácidos, al no tener que realizar ninguna parada. De hecho, y siendo justos, sí que realizó una, salvando un gol prácticamente cantado, pero se trató de un rebote de Aramburu a la hora de despejar un centro al área de Fermín López.
Hacía más de diez años que no se producía un hecho similar en ‘Can Barça’. La última vez hay que remontarse a septiembre del 2014 cuando el Barcelona, que entrenaba entonces Luis Enrique, se quedó con el punto de mira totalmente desviado en La Rosaleda ante el Málaga. Desde ese partido, el equipo blaugrana siempre había rematado, al menos, una vez entre los tres palos.
Es aún más curioso, si cabe, porque el Barcelona de Flick se había caracterizado sobre todo por su potencial ofensivo, hasta el punto de encadenar siete partidos consecutivos marcando tres o más goles: Young Boys (5-0), Alavés (0-3), Sevilla (5-1), Bayern (4-1), Real Madrid (0-4), Espanyol (3-1) y Estrella Roja (2-5). Pero en esta ocasión, y pese a los once remates que se contabilizaron, ninguno se acercó ni por asomo a la portería de Remiro. Y en la única ocasión que sí lo hicieron, con un remate de Robert Lewandowski al fondo de la red, el VAR anuló la jugada por un polémico y extravagante fuera de juego.
Este es el primer partido de la temporada que el Barcelona además acabó sin marcar, ya que en los anteriores 16 encuentros oficiales había logrado siempre ver puerta, incluso en las derrotas: un gol contra el Mónaco y dos ante el Osasuna. Tanto es así que el equipo de Flick se había convertido el máximo goleador de Europa, con un balance de 55 goles en 16 partidos.
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