El Barça empata en Cádiz con la actitud del avestruz | OneFootball

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Iniestazo

·23 de septiembre de 2021

El Barça empata en Cádiz con la actitud del avestruz

Imagen del artículo:El Barça empata en Cádiz con la actitud del avestruz

Un ave que no se comporta como un ave. Así lució el Barça en su visita a Cádiz. Un ejemplar con una envergadura imponente, más grande que el resto de los de su especie, pero que ante los problemas decide enterrar la cabeza en el suelo. El avestruz, como el Barça, tendría más éxito con la cabeza levantada, estando fuera, pero prefiere estar dentro y ahogarse a sí misma.

Demir decidió enterrar la cabeza en el carril central, como Memphis, como Luuk de Jong, que no la sacó en ningún momento del partido. Del grupo, no por voluntad propia, sino por obligación, tuvieron que sacar la cabeza Dest y Mingueza, seguramente los que menos preparados estaban para hacerlo. Y fracasaron en el intento.


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Y después, por inocencia o inconsciencia, está Pablo Páez Gavira, “Gavi”, que es un avestruz que se comporta como un águila real. De la misma pasta que Araujo, contra todo y contra todos, haciendo su partido totalmente ajeno a las circunstancias. Bebiendo agua en medio de la Sabana entre amigos enfermos y leones acechando.

El Barça, como un avestruz, tiene capacidad para asustar, pero solamente es agresivo en momentos muy puntuales, y sufre ante oponentes acostumbrados a la pelea. El Barça, como un avestruz, tiene mucha más capacidad en la parte de atrás que en la parte frontal, y no es temido por su pico. Incluso los contrincantes se atreven a mirarle a los ojos, a enfrentarse de tú a tú.

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El Barça se conformó con que no pasara nada | Getty Images

Sin embargo, hace un tiempo el equipo era un depredador nato. Volaba a la altura de los más temidos, miraba a los ojos a las otras aves que dominaban los aires, y solo bajaba al suelo para atrapar con sus garras a los rivales y destriparlos antes de volver a levantar el vuelo. Ahora, simplemente, el Barça no puede volar.

El Barça se ha olvidado de agitar sus alas, y ahora espera a Dembélé y Ansu Fati para que se vuelvan a mover. Se ha olvidado de competir por la supervivencia, y simplemente se conforma con ver pasar los acontecimientos a su alrededor a la espera de que no les toque ser valientes.

Contra el Cádiz, no supo, de nuevo, competir. Fue lento, un equipo de a pie, como un avestruz. No generó nada. No fue valiente. Esperó que pasara el tiempo, y cuando quiso reaccionar fue tarde y se encontró con un jilguero picándole los tobillos. Se conformó, simplemente, con que no pasara nada.

El Barça, como un avestruz, no levanta cabeza.

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