Diario La Escuadra
·3 de octubre de 2024
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El Atlético de Madrid vivió una de sus noches más complicadas en Champions tras ser derrotado de manera contundente por 4-0 ante el Benfica en el Estadio Da Luz. Fue una actuación alarmante de los rojiblancos, quienes fueron superados en todas las facetas del juego. Este resultado deja muchas dudas sobre el estado del equipo dirigido por Diego Simeone, que en ningún momento mostró señales de competir al nivel exigido por la Competicion europea.
El equipo colchonero comenzó el partido con una actitud aparentemente prometedora, presionando arriba y buscando generar peligro. Jugadores como Griezmann, Julián Álvarez y Lino intentaron combinar en los primeros minutos, pero esta pequeña ráfaga de energía se diluyó rápidamente por la incapacidad del equipo para mantener el balón ante la presión alta del Benfica. El primer gol del conjunto portugués llegó en el minuto 25, como consecuencia directa de una mala salida de balón del Atlético. Un error de Marcos Llorente en la cobertura permitió a Kerem Aktürkoglu batir a Oblak con un disparo preciso. A partir de ese momento, el equipo de Simeone se mostró desconectado, incapaz de retomar el control del partido. La falta de fluidez en el medio campo fue evidente, ya que ni De Paul ni Koke lograron manejar el ritmo del encuentro. El Atlético apenas generó una ocasión clara, un disparo de Lino que se estrelló en el larguero, mientras Oblak mantenía al equipo en el partido con una parada clave a un remate de Pavlidis antes del descanso.
En la segunda mitad, el Atlético sufrió un colapso total. El equipo salió sin ideas, con una defensa desorganizada y sin capacidad para generar peligro. En el minuto 55, un penalti provocado por otro error en la salida de balón permitió a Di María marcar el 2-0, y a partir de ahí los colchoneros se desmoronaron por completo. Simeone intentó realizar cambios, pero los errores persistieron: una presión desordenada, transiciones defensivas lentas y una falta total de creatividad en ataque. En el minuto 80, Bah aprovechó un córner mal defendido para marcar el tercer gol del Benfica, y Kökçü, desde el punto de penalti, cerró el marcador con un 4-0 en el minuto 88. El Atlético terminó el partido completamente desdibujado, incapaz de reaccionar ante un Benfica que no dejó de dominar.
El mayor problema del Atlético en este encuentro fue la incapacidad para salir con el balón controlado desde atrás. La presión alta del Benfica resultó insoportable para una defensa que cometió errores constantes. Además, la falta de creatividad en el medio campo fue otro punto débil. De Paul y Koke, quienes en otras ocasiones han manejado el ritmo del equipo, no lograron conectarse ni generar ocasiones de peligro. Las transiciones defensivas fueron lentas y desorganizadas, lo que permitió que el Benfica explotara cada oportunidad que tuvo.
La lesión de Marcos Llorente en la primera parte complicó aún más las cosas, obligando a Simeone a modificar su esquema. Aunque el equipo intentó reponerse tras el 1-0, el segundo gol fue un golpe definitivo que dejó al Atlético sin opciones.
Si bien Oblak evitó una derrota aún más abultada con varias intervenciones de mérito, su actuación no fue suficiente para salvar a un equipo que nunca llegó a estar cómodo en el partido. Lino fue uno de los pocos jugadores del Atlético que mostró algo de chispa, con un remate al larguero y algunas jugadas individuales, pero no encontró el apoyo necesario de sus compañeros para generar peligro real.
Fuente: El desmarque
El 4-0 es un reflejo claro de lo que fue el partido: un Benfica dominante y un Atlético desdibujado y falto de ideas. Los de Simeone deberán hacer una profunda reflexión tras este encuentro, ya que no solo se trata de una derrota, sino de una actuación alarmante en cuanto a la falta de competitividad en una competición tan importante como la Champions League. El Atlético ahora está obligado a reaccionar en los próximos encuentros si no quiere comprometer su clasificación. El equipo parece haber perdido la intensidad y solidez que lo caracterizaba, y esta derrota plantea serias dudas sobre su capacidad para competir al más alto nivel esta temporada.
Este resultado no solo compromete la posición del Atlético en su grupo de la Champions, sino que también pone en cuestión su competitividad en general. El equipo de Simeone, que en el pasado se destacó por su intensidad y solidez defensiva, se vio completamente desbordado, falto de ideas y sin capacidad de respuesta. Si el Atlético quiere mantener sus aspiraciones en la competición, deberá corregir estos errores de manera inmediata. La falta de intensidad, la fragilidad defensiva y la desconexión en el medio campo son problemas urgentes que el equipo necesita resolver si pretende revertir esta alarmante situación.