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Rondo Blaugrana

·10 de diciembre de 2019

DIAS DE GLORIA

Imagen del artículo:DIAS DE GLORIA

Por @PapitoOscar

Si echamos la vista a atrás, no hace tantos años, notamos que el protagonista de este Barça, desde que Cruyff decidió dotarnos de esta personalidad tan especial, está en el trato de balón y dicho trato del esférico se personaliza en el centro del campo.


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Desde ese “cuatro” tan especial, a esos interiores diferentes, pequeños, incisivos, tan buenos conductores de la pelota, como generadores de la última jugada, donde el delantero solo tiene que hacer su trabajo, ni más, ni menos.

Conceptos como el fijar al rival, la búsqueda del tercer hombre, etc.. delatan una personalidad sobre el césped tan difícil de parar para el rival, como de imitar en cualquier equipo del planeta. Pero nos olvidamos de una premisa; no es fácil ejecutar este fútbol por mucho que varios jugadores del primer equipo lo hayan mamado desde pequeños. Cuando el canterano ha asimilado esos conceptos desde sus primeros años en el club, necesita adquirir la base de competitividad que te exige la alta competición en el primer equipo. Y cuando de jugadores experimentados y de talla internacional se trata, el problema suele ser el lenguaje Barça.

Por esto hay tantas esperanzas en este centro del campo diferencial, que parece conjugar todos estos parámetros que acercan al éxito desde la diferencia; el Busquets, Arthur y Frenkie está escrito para triunfar sobre el verde y colmar las papilas gustativas, una noche sí y otra también, del exigente gourmet culé.

De cada uno de este trío ya está todo dicho y solo nos queda alimentar la curiosidad en cada envite. Cada uno tendrá su favorito. Para unos el Xavi/Arthur se difumina en el imaginario culé, hasta el punto de resultar sombras equivalentes en el espacio y el tiempo. Ese giro con el centro de gravedad tan bajo que roza el césped, es una firma tan difícil de falsificar que parecen realizadas por el mismo futbolista. No hay duda que al brasileño, de tan solo veintitrés años, le quedan todavía temporadas por crecer, sobre todo bajo el paraguas de la competitividad en la Liga y en Europa, pero ya aporta detalles que solo le vimos al eterno seis en el manejo del tempo del partido. Y además tiene extras, como el disparo de larga distancia, donde ya ha dado muestras de ser diferencial.

Si del holandés se trata, podemos hablar, sin temor a equivocarnos, del centrocampista europeo ya no más prometedor, porque hace tiempo dejó de ser una promesa de este deporte, pero sí con mayor potencial de convertirse en un factor con un peso específico único cara volcar el terreno de juego a favor del equipo azulgrana en cualquier envite, por duro que sea este.

Y cuando el protagonista es el que empieza a ser un cinco de leyenda para este club, qué vamos a decir que no hayamos escrito ya. Gran incomprendido para muchos estudiosos del juego, Robert Moreno lo explicó muy bien recientemente; es el mejor, si se juega a lo que él interpreta mejor. Y un jugador sospechoso si lo que se le demanda es algo para lo que no el nunca fue el indicado y por supuesto no se va a reinventar a los treinta y un años.

Precisamente estos tres jugadores tienen un juego que permite al vecino ofrecer su mejor versión. La lectura de juego del veintiuno, permite ser el escudero de oro que le cubre las espaldas a Sergio y en la misma jugada traslada la pelota para que Leo nos ofrezca su mejor versión en tres cuartos de cancha.

No vamos ahora a descubrir que el buen trato de pelota del brasileño, nos ofrece ese control en medio campo que hace innecesario que el argentino baje a zona de medios para marcar el tempo de juego.

Como vemos, son un triángulo perfecto, no equilátero, porque el fútbol no son matemáticas, pero sí es trigonometría y los triángulos, las asociaciones, son las que marcan la singularidad de este fútbol nuestro. Esa singularidad que no busca diferenciarse per se, sino porque es el camino que mejor transitamos hacia el éxito. Dejemos pues crecer el invento, porque de él podemos alimentar los sueños que nos devolverán el cetro europeo, mientras el mejor jugador de la historia siga haciéndonos soñar despiertos. Porque esa es otra, los tres, juntos y separados, son el mejor condimento del diez. Y esa es y será, hasta la retirada de Leo, la clave de este equipo.

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