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Jaione Belza Guede·4 de mayo de 2018
🎥Cuenta atrás para el Mundial: 41 goles en propia puerta

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Jaione Belza Guede·4 de mayo de 2018
El summum de todo futbolista es llegar a jugar un Mundial de fútbol con su Selección. Pero luego llega el momento de un despeje errado o de un error técnico y el sueño se convierte en pesadilla.
Desde 1930 hasta 2014, 41 jugadores han marcado goles en propia portería. Todos ellos han compartido ese sentimiento de frustración, pero para tres en particular, ese gol fue además, algo diferente.
Con sus cortos 18 años de vida, Manuel Rosas se presenta en el primer Mundial de la historia en Uruguay para vivir su sueño. Su hermano, Felipe Rosas, también juega en el equipo mexicano. Un momento inolvidable para la familia Rosas.
Llegado el segundo partido del ‘Tri’, el mexicano marcó en propia portería y el gol subió en el marcador para Chile. Afortunadamente para el muchacho, su Mundial no se detuvo con ese partido y logró marcar dos goles más contra Argentina, unos días después.
Manuel Rosas rompió así varios récords al ser el primer jugador en marcar en propia puerta, el primero en marcar de penalti y el jugador más joven en marcar en un Mundial. Ese último título se lo arrebató un tal Pelé algunas décadas más tarde en Suecia.
Francia, como anfitriona, debutó contra Sudáfrica en Marsella. Pierre Issa era jugador sudafricano pero había crecido en Francia y era jugador del Olympique de Marsella.
Los franceses ganaban con dificultad el partido gracias a un gol de Christophe Dugarry, hasta que Issa les hizo un bonito regalo. El jugador del Marsella alivió a los sudafricanos con un gol en propia portería al ser incapaz de rechazar un tiro de Thierry Henry.
Seguramente la prestación de Issa facilitó el debut en el evento del equipo francés, que había sido muy criticado antes de su primer partido. El equipo de Aimé Jacquet se acabó coronando como campeón del mundo, algunas semanas más tarde.
En el Mundial de 1994, Colombia se presentó como un sólido competidor con Carlos Valderrama, Faustino Asprilla y su apuesta defensiva, Andrés Escobar. Por desgracia, nada salió como previsto.
Después de una derrota contra la gran Rumanía de Gheorghe Hagi, Colombia debía vencer a Estados Unidos para alcanzar los octavos de final. En el minuto 32, Escobar corta un centro procedente de la izquierda y confunde a su portero, Córdoba, anotando en propia puerta. Los colombianos no se repusieron y perdieron el partido.
A su regreso al país, Escobar escribió “la vida no se acaba ahí” en un diario colombiano. Sin embargo, para él, el final estaba próximo. El defensor fue asesinado con seis balazos en un parking. Lógicamente todo el mundo pensó que esta muerte estaba relacionada a ese triste gol, aunque no existió ninguna certeza. 800.000 personas asistieron al funeral del jugador colombiano.
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