¿Cuál fue la clave en Quito? Alfaro tenía la fórmula secreta | OneFootball

Paraguay sacó un empate fantástico en la altura de Quito y gran responsable de que Ecuador no haya podido explotar sus virtudes colectivas e individuales, fue Gustavo Alfaro, padre de la nueva generación ecuatoriana, que ahora dirige a la Albirroja.

El DT argentino conoce a la perfección todas las virtudes y los defectos de esta selección ecuatoriana y el plan ejecutado funcionó con excelencia, para reducir al mínimo a Ecuador.

La táctica y la estrategia fueron de la mano, se complementaron y Paraguay borró la pizarra de Becaccece, gracias a la intuición de Alfaro.

Un dibujo increíble de 5-2-3 casi en todo momento, fue la enorme sorpresa preparada por Paraguay, con Cubas y Bobadilla cuidando todo el mediocampo con un recorrido gigante y plantando tres ofensivos bien definidos para presionar las salidas del rival.

Almirón, Arce y Enciso tuvieron que sacrificarse físicamente para evitar que Torres, Pacho e Hincapié avancen con pelota desde atrás. Además, Álex tuvo siempre el trabajo de impedir que se abra una línea de pase para Moisés Caicedo, el motor de Ecuador.

Atrás, Paraguay claramente se plantó con cinco hombres, ya que Alfaro sabía la intención de los locales: abrir la cancha con los carrileros y que los extremos se metan permanentemente en zona de interiores.

La Albirroja tuvo un hombre para cada ecuatoriano que merodeaba el área guaraní y con una basculación horizontal perfecta, siempre hacía sobrar al líbero; si el carrilero era superado, estaba el stopper y si el stopper era superado, aparecía Gustavo Gómez, el eje central de la defensa.

Almirón y Enciso obligaban además muchas veces a que los carrileros ecuatorianos duden bastante para avanzar en ataque.

La táctica del espejo, que es equiparar la misma cantidad de hombres en todos los sectores fue otra obra maestra de Alfaro para salir vivo de la altura de Quito.