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La Galerna

·12 de mayo de 2024

Crónica de un secreto al oído de una diosa

Imagen del artículo:Crónica de un secreto al oído de una diosa

(Estas son mis reflexiones a vuelapluma mientras seguía los festejos de la Liga 36 del Real Madrid a través de RMTV).

09:55. Me estaba preguntando si veríamos en directo la entrega de la copa de la liga, o si (dada la calaña de quien iba a entregarla) la cosa tendría caracteres clandestinos. Pero ahí tenemos a Pedro Rocha junto a Florentino, un presidente que une a sus éxitos la pasmosa habilidad diplomática de codearse con los gañanes y chorizos que rigen el fútbol español, y se codea haciendo gala de la máxima cordialidad y sin aparente esfuerzo por contener la náusea. A Rocha se le ve sumamente campechano. Pasa Bellingham y le da unas palmadas la mar de cariñosas mientras una somera lectura de labios nos remite a un prolongado "¡Hombreeeee!" Jude no le replica "It was a fucking goal", porque si hubiera que recordar al sujeto hasta qué punto la liga se gana a pesar de los arbitrajes cocinados en su sórdido habitáculo de Las Rozas el autobús no saldría nunca de Valdebebas.


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10:16. Vemos el autobús recorrer las autopistas que circunvalan la capital en dirección al centro mientras escuchamos a Alcaide, Rubio, De la Lama, Benjamín y Melchor comentar los aplastantes datos del fenomenal campeonato liguero de los blancos.

10:40. Llega el autobús a la sede de la comunidad. Ya está Florentino esperando allí a jugadores y cuerpo técnico, junto a la Junta Directiva y la presidenta Ayuso. Doña Isabel viste de manera curiosamente informal, quizá porque ya preveía saludar a Güler con un palmetazo millennial. Nacho lleva la copa en las manos y la presenta a los niños presentes en la sala del evento con la sonrisa más reluciente, irradiando esa normalidad exultante que apabulla.

10:48. Se emite un vídeo con los mejores goles blancos de la liga recién ganada y la narración de David Álvarez. Cuando sale el gol de Modric al Sevilla, se paran todos los relojes, ateridos por lo que nadie podrá evitar.

10:53. Entrega de trofeos y presentes entre Florentino y Ayuso. Esta última se pone la camiseta. Ahora entendemos el atuendo informal: con los vaqueros la camiseta sienta muy bien. Al menos a ella. A Rocha no le quedaría igual.

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10:55. Habla Nacho. Ayuso le atiende incorporada desde su silla.

10:56. Habla Florentino. Ayuso sigue atendiendo sin apoyar la espalda en el respaldo y asintiendo a cada palabra sobre los valores blancos. "Hemos tenido la fortaleza de levantarnos ante lesiones de muy larga duración. Nos hemos rebelado ante estas circunstancias. Somos una actitud ante la vida. El sufrimiento de sus compañeros lesionados ha impulsado a sus compañeros. Nos dejaremos la vida para volver a esta casa con la Decimoquinta".

11:01. Habla Ayuso. Habla de euforia y de la región de Madrid como origen de un mito "cada vez más de moda en el mundo", habla del Real como reflejo de la "sociedad mestiza" madrileña. Menciona a Joselu. Su cuñado (el de Joselu, no el de Ayuso), sentado al lado, le hace un codazo-guiño-codazo ante el cual el aludido reacciona con un mohín de modestia. "Estaremos en Londres animando para que nos traigáis aquí la Decimoquinta. ¡Vaya años de gloria! Cómo no te voy a querer".

11:09. Sube todo el equipo al estrado para la foto con Ayuso, quien coquetuelamente se mete la camiseta por dentro del pantalón. Cada vez lo entendemos mejor todo.

11:13. Ante el panorama de la Puerta del Sol atestada de gente vestida de blanco, Alcaide exclama: "El Madrid es el equipo del pueblo".

11:17. A Rodrygo se le van las palabras hacia la Champions a pesar de que le insisten en que es su tercera liga ya. Todos firman en el Libro de la Comunidad de Madrid y salen al balcón. Con sus trajes y sus saludos se asemejan a hombres de estado, sólo que en esta cumbre internacional todos representamos a la misma nación. Ancelotti toma el micrófono y, aunque su estilo es más de crooner, pone a las masas a cantar a capella el himno como si fuera Freddie Mercury en Wembley (oh, precisamente). Las hordas reclaman a Joselu y Luka, cuyas palabras micrófono en ristre son acogidas con un "Modric, quédate" por las masas y con un sollozo ahogado por el cronista. Reclaman también el Balón de Oro para Vini, que se asoma y azuza a las masas para que canten. Hasta Jude agarra el micrófono y demuestra que habla español como tú y como yo, sólo que con los brazos abiertos. Hablan Kroos, Courtois y Rüdiger. "¡El loco está aquí!", dice de sí mismo este epitome de lo cool. Su condición de showman obliga a obligar a todos los demás a hablar también, a colleja limpia. No se salva ni el apuntador, y allí quien más quien menos se acuerda de la Quince. Hemos venido aquí a decir que venimos dentro de tres semanas.

12:01. Llega la comitiva al Ayuntamiento. Almeida recibe a todos, que le van saludando en fila india (no pun intended), hasta que llega a Lucas V, que le suelta lo que todos le soltaríamos: "¿Qué? ¿Ya te has hecho del Madrid?".

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12:14. Habla el aludido. Da la enhorabuena a todos, se felicita como alcalde por el estadio y ensalza la ceja de Carletto, a lo que el susodicho responde intensificando el enarcamiento. Elogia la voracidad ganadora del equipo y presume de haber profetizado, vía WhatsApp con su flamante nueva esposa, los goles de Joselu. Dicen que uno termina pareciéndose a su cónyuge (otros dicen que a su perro), por lo que no podemos perder la esperanza de algún cambio en la respuesta a la pregunta de Lucas. Después hablan Nacho y Florentino, a quien se entrega el oso y el madroño en taimado guiño colchonero. Florentino demuestra haber captado el mensaje y corresponde a la dádiva con una camiseta blanca firmada por toda la plantilla. "Que se la ponga, que se la ponga", clama la multitud, Floren incluido. No se la pone. Habrá represalias maritales, y no podrá quejarse.

13:10. El autobús, abierto al cielo, surca ya las calles rumbo a Cibeles. Victorio Calero va junto a ellos y les arrima la alcachofa (suena más rubialesco de lo que es). Entrevista a Vini y Jude al alimón, y este último exclama, en castellano de Peñaranda de Bracamonte: "Aquí estoy, con el mejor jugador del mundo". Es la frase del día. No hay egos. Sólo hay Real Madrid hasta el tuétano.

13:18. Llega el autobús a Cibeles. Es como una busiana pero sin tener que hacer los deberes después. Los jugadores capturan en sus móviles la marea humana. Van en cubierta, con las gafas de sol puestas para protegerse del sol y del éxito. El sol restalla en las caras, la calzada y las marquesinas de los autobuses, a las que se encarama la marabunta. Suena el himno y la multitud lo corea. Nacho porta la copa. Los jugadores desfilan por la pasarela que conduce a la diosa. Todos están exultantes. Carvajal.  Rodrygo. Brahim. Jude. Valverde. Lunin. Militao y Rüdiger con sus bailes espasmódicos. Mendy. Ceballos. Fran. Camavinga. Alaba, a quien ya sin blandir una silla parece que le falta algo. Kepa, cuya aciaga estancia en el equipo no parece ensombrecer sus ganas de celebrar. Qué acojonante colección de triunfadores no contaminados por el nocivo virus de la vanidad.

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13:35. Nacho intenta hablar, pero Vini le arrebata el micrófono. "Antes de que hables,  ¡Nacho, quédate! ¡Nacho, quédate! ¡Nacho, quédate!". El capitán coge el micrófono y se sobrepone a tanto amor para soltar un discurso articulado. Le sigue Modric. Lloremos todos.

13:.39. Habla Tchouaméni, que compone una canción nueva y se las apaña para que el gentío, que trepa por Castellana, Gran Vía y Cibeles, la coree. A mí ya se me ha olvidado. Canta Camavinga, canta Jude. Ancelotti reclama para sí un sueño. "Quiero bailar con Eduardo Camavinga". Es complacido, y se unen todos los demás en una conga vikinga eterna y además interminable (no es lo mismo) a través de la pasarela.

13:47. Llega el momento. Nacho engalana a la diosa con la bufanda y la bandera. Cuchichea con ella secretos de devoción y promesas de un junio destinado a nacer en el éxtasis. Qué hombre tan ejemplar, qué capitán excepcional. Suena We Are the Champions. La realeza es lo que tiene.

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