
La Galerna
·20 de enero de 2024
Corrupción, mentiras y dejación de funciones

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·20 de enero de 2024
El pasado derbi fue un manual de cómo se defiende un sistema corrupto y clientelar de quien lo denuncia y busca su desmantelamiento legal en aras de la limpieza en las competiciones deportivas. Como todo en la vida, el asunto empezó por el principio, es decir, la designación arbitral, porque vamos a dar por supuesto que fue honesto el sorteo donde al Barça le tocó el Unionistas y al Madrid el Atleti. Probablemente, si se hubiese encargado a la inteligencia artificial —y esta conociese los intríngulis del tinglado— la elección de un trencilla, habría sido la misma: Cuadra Fernández.
El adscrito al colegiado balear porque no daba la talla para unirse al madrileño, su lugar de nacimiento, y quizá porque si así hubiese sido no habría podido dirigir ni a Madrid ni a Atleti, es el árbitro con el que el Atleti gana más partidos, con un porcentaje abrumador. Además, el Madrid vence asombrosamente pocos encuentros cuando este señor lo pita. Una anomalía estadística difícilmente explicable, pero en España estas cosas pasan, ya saben, parafraseando a Medina, si al Barça estuvieron desde Carlos II hasta Cánovas y Sagasta sin pitarle un penalti en contra es porque no los cometía, nada tenía que ver que estuviera pagando millones de euros al número dos de los árbitros.
El pasado derbi fue un manual de cómo se defiende un sistema corrupto y clientelar de quien lo denuncia y busca su desmantelamiento legal en aras de la limpieza en las competiciones deportivas
Una vez comenzado el encuentro, echó a andar la maquinaria. Simeone ya lo había avisado en la rueda de prensa, la clave estaba en los duelos, es decir, que saldrían a pegar patadas, por expresarlo en lenguaje aséptico. Al Cholo, como a todo el mundo, se le puede acusar de muchas cosas, pero de tonto precisamente no. Él sabía que Cuadra permitiría el juego fuera del reglamento y así fue. Agarrones, pisotones, empujones, rodillazos se sucedieron sin que en la mayoría de las ocasiones se indicase ni siquiera falta. En cambio, cada leve presión madridista era sancionada. A Jude le llegaron a amonestar por dar un pase. A la altura de aquella amarilla a Kroos contra el Elche por una falta a distancia cometida por wifi.
Dentro de las funciones del colegiado no solo se encuentran pitar las faltas, mostrar amarillas, señalar los córners, etc., también tiene atribuciones como velar por que no se produzcan insultos racistas, o al menos tomar las medidas oportunas con el fin de intentar evitarlos, y rellenar correctamente el acta una vez concluido el choque.
En el minuto 35, Vinícius se dirige a Cuadra y le pregunta si estaba escuchando los cánticos racistas perpetrados por la mejor afición del mundo, entre otros: “Uh-uh-uh” y “¡No te cortes, mono!”. La dejación de funciones del señor Fernández fue de libro, ignoró por completo a la víctima, lo miró con desprecio y solo le faltó decirle: que te peines.
Los cánticos racistas fueron escuchados por todos, pero, por lo que sea, Cuadra no dio fe de ellos en el acta. Corrupción, mentiras y dejación de funciones.
Pero solo con una actuación arbitral acorde al guion establecido, el sistema no se garantiza su objetivo, es necesario ofrecer al mundo las imágenes y el sonido adecuados a la causa.
En el tema del sonido, es decir, narración y comentarios, existen varias opciones no incompatibles entre sí: colocar a alguien afín, a alguien que sepa quién le paga y/o a alguien cuya incapacidad haga innecesario adoctrinarlo porque su falta de aptitudes le hará seguir el camino previsto.
Solo con una actuación arbitral acorde al guion establecido, el sistema no se garantiza su objetivo, es necesario ofrecer al mundo las imágenes y el sonido adecuados a la causa
Las imágenes requieren más industria, aunque el patrón es conocido: repetición exhaustiva y desde multitud de ángulos de cada jugada dudosa que pueda interpretarse como favorable al Real Madrid; búsqueda de la mínima acción susceptible de invalidar un gol blanco; secuestro de tomas que demuestren que no se ha señalado un penalti a favor del Madrid, una agresión a un futbolista merengue u otro lance que afecte de manera directa al resultado de la contienda; y lo contrario, es decir, no repetición de penaltis, agresiones o cualquier otro episodio determinante a favor del club de Concha Espina, ofreciendo una única toma lo más alejada posible de la acción para que sea imposible discernir lo ocurrido sin utilizar un telescopio. Horas o días después, casualmente, aparecen las imágenes que demuestran el robo al Madrid.
En la derrota por Cuadra a dos (gracias, Nanook) contra el Atleti, pudimos apreciar todo el repertorio antes comentado. Los goles del Madrid fueron repetidos, analizados y autopsiados desde todos los ángulos imaginables con objeto de encontrar algo punible. Sin embargo, hubo una serie de hechos, principalmente patadas y derivados, que no fueron repetidos.
Giménez decidió que era conveniente endosarle un rodillazo en la espalda a Camavinga y la realización del encuentro interpretó que no era necesario repetirlo, no fuera a ser que los televidentes se diesen cuenta. Por supuesto, que el golpe llegase al VAR era del todo inviable. ¿Tarjeta o jugada repetida?: No.
De Paul acomete por detrás, como los valientes, a Jude y le asesta un empellón que derriba al inglés pero no consigue arrebatarle el balón, Cuadra no señala falta y es Koke quien ha de dar una patada a Bellingham para apropiarse del esférico. ¿Falta, tarjeta o jugada repetida?: No.
Patada nítida de Koke a Vini al borde del área atlética. ¿Falta peligrosa señalada o jugada repetida?: No.
Patada de Lino a Rodrygo (y de paso a un compañero que pasaba por allí) y posterior agarrón. ¿Falta, tarjeta o jugada repetida?: No.
Agarrón con empujón de Hermoso a Rodrygo, de nuevo. ¿Falta, tarjeta o jugada repetida?: No.
Nueva entrada por detrás, como los valientes, acompañada de empujón de Rodrigo de Paul a Bellingham. ¿Falta, tarjeta o jugada repetida?: No.
Pisotón de De Paul a Carvajal. Tan obvio que Cuadra señala incluso falta y corre hacia la jugada con la mano en el bolsillo para mostrar tarjeta en un breve chispazo de lucidez. En ese momento recuerda que Rodrigo tenía una amarilla y saca la mano del bolsillo. Jugada siguiente: gol del Atleti. ¿Expulsión?: No.
Gol anulado a Ceballos. La justificación mostrada, otra vez, es una imagen partida, nuevo acto de fe en el sistema corrupto. Pero además observamos que el balón ya está en el aire, con lo cual han optado por un frame posterior que implica que Jude ya se encuentre más adelante. Si hubiesen elegido el momento del golpeo, no habría sido así.
Penalti de Giménez a Bellingham. Jugada emitida desde la cámara sita en el satélite Calisto de Júpiter. Incluso así, parece claro el derribo al inglés. Incontables cámaras con ángulos de lo más variopinto, pero silencio visual. ¿Penalti o jugada repetida?: No.
Desde ese instante, todos comenzamos a buscar tomas mejores de la jugada. Sabíamos que existían y estábamos casi seguros de que acabarían apareciendo. Así fue, vieron la luz ayer. Juzguen:
El partido es digno de ser mostrado en cualquier escuela de organizaciones corruptas para enseñarles a perpetuarse en el poder para satisfacer, en último término, los intereses personales —casi siempre económicos— de sus miembros. El penalti no pitado a Bellingham es la representación real de lo que hacen metafóricamente con el Madrid Cantalejo, Clos, Tebas, Tatxo, Roures y demás fauna: una patada impune en las pelotas.