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·24 de septiembre de 2024
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Aún sigo viendo caras de extrañeza cuando digo que desde el fútbol, y más en concreto desde el Atlético de Madrid, se pueden explicar muchas situaciones de nuestra vida cotidiana. La última chica con la que estuve me miraba como a un extraterrestre cada vez que mencionaba que nuestra relación tenía que basarse en el partido a partido. No sé si somos unos completos dementes o unos benditos incomprendidos.
Hace unos días, en un video que empezó a viralizarse en redes, conocí la historia de Darío. Darío es un niño al que, con solo tres meses, un virus respiratorio acabó reventándole el intestino y le provocó una necrosis. La única salida para él, y para su familia, era un transplante multivisceral.
Tras ocho meses de lucha, coraje y corazón, Darío atravesaba caminando los pasillos del hospital de la Paz rodeado de aplausos. Lo hacía enfundado en la camiseta del Atlético de Madrid, con unos andares propios de quien aún no ha caminado demasiado, que no levanta apenas un palmo del suelo, pero que, a su corta edad, ha demostrado un pundonor que pocos adultos podríamos igualar.
No hace falta preguntarles para saber que en esta historia el nunca dejar de creer ha estado muy presente. Que tanto Darío como su familia han peleado como los mejores, partido a partido, hasta acabar celebrando un titulo que recordaran de por vida.
Cuando la vida se pone cuesta arriba, o aparece un revés complicado, recuerdo la ultima vez que pisé el estadio de mi vida: el Vicente Calderón. Recibíamos al Eibar, después de, unos días antes, caer goleados en el Bernabéu en un partido que prácticamente dejaba sentenciada la semifinal de aquella edición de la Champions. Cualquier afición recibiría a su equipo con caras largas, pidiendo explicaciones entre pitos, abucheos y reproches. El Atlético de Madrid no es así. Desde el fondo sur se desplegó una lona en la que se podía leer un mensaje claro: Combato y me levanto.
MADRID, SPAIN – SEPTEMBER 19: Atletico de Madrid fans enjoy the atmosphere during the UEFA Champions League 2024/25 League Phase MD1 match between Atletico de Madrid and RB Leipzig at Estadio Civitas Metropolitano on September 19, 2024 in Madrid, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)
Allí, al sol, al lado de mi hermana y mi padre, en la última tarde que pasé en la Ribera del Manzanares, en el estadio de mi infancia, añadí una enseñanza más a mi cuaderno de vida. Aquella tarde, mientras el equipo se marchaba al túnel de vestuarios tras haber certificado un año más el disputar otra edición de la Liga de Campeones gracias a un gol de Saúl, no se movió nadie. La grada entera, desde el fondo norte al sur, pasando por lateral y preferencia, aguardaba en pie cantando. Habíamos caído en el Bernabéu, pero aún quedaba la vuelta en casa. Era muy difícil, pero jamás imposible. «No te fies si te juro que imposible» cantaba Calamaro. El equipo volvió a salir al césped ante la insistencia de los allí presentes. No había ni un ápice de pesimismo. Todo lo que allí se respiraba era puro aroma a épica, a querer intentarlo una vez más. A no rendirse. A volver a pelear como el mejor.
Aún sigo viendo caras extrañas cuando les comento que desde el fútbol se pueden explicar muchas cosas de la vida. Hay quien dice que el fútbol no tiene nada que ver con la vida. No se cuanto saben de la vida, pero del Atleti saben muy poco.