Celta 1-1 Valladolid: Murillo logra un punto de oro en el 94′ | OneFootball

Celta y Valladolid firmaron tablas en un partido con poco ritmo de balón y muchas interrupciones. Murillo salvó un punto de oro para el Celta.

Celta y Valladolid se midieron en la 25º jornada de LaLiga Santander. El Celta llegaba al encuentro con 29 puntos, a 8 del descenso y 7 de Europa. Coudet recuperaba a Iago Aspas tras sanción, que volvía ante uno de sus rivales favoritos, el equipo ante el que tiene mejor promedio goleador: en 8 partidos con el Celta ha anotado 8 goles. Por su parte, el Valladolid llegaba obligado a salir de la parte baja de la tabla, con 21 puntos, a uno de salir del descenso. El conjunto de Segio llegaba a Vigo con una racha de 7 partidos sin ganar y recuperaba a El Yamiq y Olaza, que regresaba a la que fue su casa hasta enero.

Los gallegos salieron con la alineación esperada, mientras que Sergio presentó 4 cambios respecto al partido ante el Madrid, entran Roberto, Olaza, Weissmann y Óscar Plano. Sorprendió la suplencia de Masip, quien venía siendo el portero titular.

Una “batalla” en el centro del campo

Empezó el encuentro con una presión muy alta del Valladolid, que obligaba al portero del Celta, Sergio, a enviar balones en largo hacia Mina. El conjunto de Sergio no dejaba a los locales realizar su juego en los primeros minutos, interrumpiendo el juego con faltas en el centro del campo con el objetivo que el cuadro gallego no llegará a posiciones avanzadas. La idea del técnico visitante le iba funcionando, aunque su equipo no lograba llegar con claridad a posiciones de peligro.

En los primeros minutos ambos equipos perdieron muchos balones, y en una de esas pérdidas, justo en la frontal del área celeste, Sergi Guardiola le robó el balón a Tapia y cedió el balón a Weissman, que remató al centro de la portería de Sergio, quien despejó el balón sin problemas.

El conjunto de Coudet estaba atento y Tapia ayudaba mucho en defensa, recuperando varios balones, sin poder contactar posteriormente con Denis Suárez y sus delanteros. En cuanto podía, tras superar la presión de su rival y las faltas recibidas, intentaban hacer llegar balones a Aspas, acumulaba muchos jugadores en el área rival y jugaba con más comodidad en campo contrario. Las asociaciones del de Moaña con Brais Méndez y Denis, crearon en la zaga vallisoletana varios problemas a sus espaldas, aunque no conseguían rematar a la portería de Roberto.

Los primeros 45 minutos fueron una mezcla de poco ritmo y circulación de balón unido a la intensidad de ambos equipos en el centro del campo, con una única ocasión clara de gol, la de Weissman. Los jugadores de Coudet intentaron replicar la agresividad de su rival en esa zona con más faltas, para que sus rivales no se acercaran a tres cuartos del terreno de juego y con Weissmann, el jugador más activo de los visitantes, crear peligro a los defensas celestes.

Un punto que sabe a gloria

Se inició la segunda parte con el mismo guión de la primera, muchas imprecisiones por ambos equipos y un juego muy parado debido a las faltas en el centro del campo. No se encontraba cómodo el Celta en el partido y el Valladolid se hizo un poco con el control a partir de los diez minutos. Eran los de Sergio quienes más se acercaban al área contraria, sin generar gran peligro.

Una de las mejores ocasiones del segundo tiempo llegó en las botas de Óscar Plano, que tras un balón al hueco a Guardiola y su posterior pase atrás para el capitán visitante, no conseguía encontrar portería gracias al cruce de Araujo, que envió el balón a saque de esquina. En esa acción se lesionó el central mejicano y se retiró a los vestuarios con gestos de dolor en su muslo.

La primera ocasión del cuadro celeste llegaría en las botas de su “10”, Iago Aspas, quien remató una falta en la frontal del área que se estrelló en la cruceta de la portería de Roberto. Tembló la red y también el conjunto visitante, que no se vieron por centímetros detrás en el marcador.

En el minuto 70 abrió la lata el Valladolid. Tras una jugada en la frontal del área realizada por Weissmann, se sacó un disparo muy centrado, que despejó Sergio y le cayó en las botas de Orellana. El exjugador de Eibar y Celta, remató a la red un balón sencillo y anotó su tercer gol en la competición doméstica. Un golpe duro para los gallegos y una alegría para los visitantes, que se veían fuera del descenso.

A raíz del gol de Orellana, el Celta intentó hacerse con la posesión del balón y encerrar a su rival en el área. Los de Coudet no consiguieron imponer su juego, ni en la última fase del encuentro ni en su totalidad, no tenían ideas y sumado a las pérdidas de balón se veían abocados a la derrota. Por su parte, Sergio logró imponer sus ideas en el partidos, cada jugada dividida se convertía en una falta, con muchas interrupciones y desquiciando a su rival con la presión. Con todo esto, no lograron contactar con sus jugadores claves, principalmente con Aspas.

Cuando parecía que los visitantes se llevarían el gato al agua, apareció Murillo como un avión y remató un centro lateral dirigido por Iago Aspas, que lograría empatar el partido en el último minuto. El conjunto gallego logró un punto que vale oro y los visitantes recibieron un duro golpe en el último suspiro.