La Galerna
·24 de junio de 2024
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·24 de junio de 2024
Buenos días, amigos. El RCD Espanyol ha vuelto a Primera División, que es el lugar al que pertenece por historia y méritos. Selló su retorno a la máxima categoría ayer merced a su victoria por 2-0 frente al Oviedo en la final del play-off de ascenso. Animamos al también histórico club del Principado a superar pronto la amargura de la derrota y volver a intentarlo. Ellos también merecen un lugar en Primera.
La noticia del ascenso perico es tan potente desde un punto de vista sociológico —como diría aquel— que ni siquiera rotativos tan desacomplejadamente negreiros como Mundo Deportivo, detestando como detestan los culés todo lo que huela a blanquiazul, son capaces de ponerse de perfil. En una portada histórica, por lo que tiene de tragarse un sapo de actualidad y otorgar al asunto la relevancia que merece.
Hela aquí.
Hoy hay que felicitar a Mundo Deportivo por lo que en realidad debería ser normal, pero por desgracia no lo es en los sectarios medios cataculés, acostumbrados a despreciar y acosar al Espanyol como resistencia local que es al poder omnímodo, institucional y político, que ejerce el Barça. Mundo Deportivo hace algo tan fácil y tan difícil como hacerse eco de la noticia y dar acuse de recibo de su importancia para un medio editado en la Ciudad Condal, brindándole así la portada sin remilgos y aunque les duela hacerlo, como seguramente les duele.
El contraste está servido ante la absoluta, ridícula ruindad del panfleto publicado en el otro lado de la acera barcelonesa, que sería capaz de abrir a cinco columnas con un uñero de Cubarsí antes que dar la portada al modesto y heroico rival regional. Pues poco más o menos.
En efecto. Sport considera (o finge considerar) que una foto de un entrenamiento de la selección, en la que casualmente salen dos de las jóvenes promesas blaugranas, tiene más peso que la noticia de lo acontecido ayer en el estadio de Cornellà-El Prat. Presumiendo, como siempre, la puerilidad de su lector, lo protege (¿?) del disgusto de la vuelta a la cumbre del ancestral oponente barcelonés, tratando de restar peso a una realidad de alcance incontestable.
En La Galerna felicitamos al Espanyol con todo el corazón, y nos congratulamos ante la restauración de normalidad que supone su presencia entre los grandes. No hay que olvidar que fue vergonzosamente descendido por los poderes fácticos conocidos, merced a arbitrajes incalificables de los hijos putativos de José María Enríquez Negreira. El Espanyol era incómodo y no podía seguir ahí. Le deseamos toda la suerte en su nueva trayectoria, sin que haga falta recordarle que los mismos enemigos que protagonizaron su nefando descenso siguen ahí, empezando por el preboste mediático que juró que el primer club de Cataluña seria aquel del cual es avalista y comprador sin dinero de sus palancas ficticias, y que el segundo sería el Girona. Sí, ese también sigue ahí, y es por añadidura el factótum de la empresa que provee de imágenes al videoarbitraje, filtrándolas a conveniencia.
Mucha suerte, amigos pericos. La vais a necesitar.
Nosotros nos alegramos muchísimo del ascenso del Espanyol, por dos razones básicas. La primera, porque es el equipo de grandes amigos de La Galerna, empezando por nuestro insigne colaborador Tomás Guasch y continuando por Carlos Marañón, director de Cinemanía y comentarista junto a Paco Grande en la presente Eurocopa, hasta ascender a su padre, Rafa Marañón, máxima figura histórica viva del club blanquiazul, que también destacó en el Madrid de los setenta. La alegría de todos ellos es la nuestra. El maestro Guasch, felicitado ayer vía WhatsApp, se solazaba ante "la felicidad de un pueblo oprimido". Hay genios que sueltan cachondadas más cargadas de verdad que los asertos más presuntamente enjundiosos.
La otra razón para nuestra alegría es la tradicional amistad entre el Espanyol y el Real Madrid, muy especialmente entre ambas masas sociales. Ya sabemos que, en este apartado, las cosas han cambiado algo, y que hay un sector de la grada espanyolista más reacio a consagrar esa amistad. Vaya nuestro abrazo tanto para los pericos que lo quieran como para los que no.
As tampoco otorga, ni de lejos, el espacio que merece al ascenso del Espanyol, aunque en este caso cabe el atenuante de que no se trata de un rotativo editado en Barcelona. Quizá sin darse cuenta de la coincidencia, los de Vicente Jiménez nombran argumento principal del día a Joselu, que seguramente estará celebrando hoy como nadie dicho ascenso, dado que sufrió el descenso en sus carnes.
En una fotografía algo desconcertante, Joselu recuerda un poco a Freddie Mercury con tanta corona y tanta capa, aunque ésta sea rojigualda en lugar de ser de armiño. Las efusiones patrioteras las carga el diablo, y podrían deslizarse a los terrenos de la perplejidad en lugar de a los del fervor.
Os dejamos con Marca, que nos conmina a seguir disfrutando. Eso siempre, juegue o no juegue España un partido intrascendente.
Pasad un buen día.