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La Galerna

·18 de abril de 2025

Causas del bajón físico del Real Madrid

Imagen del artículo:Causas del bajón físico del Real Madrid

Vaya por delante de este artículo que no se pretende excusar de ninguna manera el más que pobre rendimiento futbolístico del Real Madrid a lo largo, larguísimo, de esta temporada, pero llama poderosamente la atención comprobar cómo un equipo llamado a ser un compendio de bestias físicas haya llegado al momento clave de la temporada en el peor momento físico de la mayoría de sus jugadores. Un equipo llamado a dominar y arrollar por puro músculo a sus rivales fue incapaz el pasado miércoles de correr más kilómetros siquiera que el equipo gunner, que no se prodiga especialmente en esta faceta.

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No escapa esto a la rutina de la temporada, pues correr menos que el rival ha sido el pan de cada día de los blancos desde agosto y, aunque muchos pretenden achacarlo a la falta de actitud, no fue dicho aspecto el problema del miércoles en el Bernabéu. La triste sensación que desprendían nuestros pupilos era que no les daba para más.


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El cómo es posible que un equipo repleto de jugadores imponentes desde el plano físico no haya alcanzado en ningún momento de la temporada su versión más dominante se puede explicar desde varias perspectivas, no siendo posible establecer la hipótesis de un único culpable.

correr menos que el rival ha sido el pan de cada día de los blancos desde agosto y, aunque muchos pretenden achacarlo a la falta de actitud, no fue dicho aspecto el problema del miércoles en el Bernabéu. La triste sensación que desprendían nuestros pupilos era que no les daba para más

Muchos dedos acusadores apuntan directamente a Pintus, principal responsable de la preparación física del equipo desde hace años, y cuyo método se dice que permite llegar a los jugadores a los meses primaverales en su cénit. Desconozco si la preparación realizada por el profesional italiano ha sido llevada a cabo con la misma escrupulosidad que en los años exitosos (imagino que sí), pero es menester recordar lo anómalo de la pasada pretemporada para esbozar la posibilidad de que quizás lo que siempre ha funcionado ahora no lo haya podido hacer esta vez, sencillamente porque los condicionantes de esta temporada lo imposibilitaban.

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En la preparación física, el descanso es tan importante como el trabajo, y muchos de los jugadores de la plantilla apenas descansaron tras finalizar la temporada anterior, teniendo tan sólo una semana de vacaciones y disputando un título (la Supercopa de Europa) apenas unas semanas después de haberse incorporado a la dinámica de trabajo.

Quizás, después dicho torneo, los jugadores con menos descanso deberían haber seguido un plan específico y progresivo para seguir con su propia pretemporada, pero resultó incompatible por la carga de trabajo de suponen los partidos en los cuales Carlo Ancelotti, siempre exigido por los resultados, decidió disponer de ellos como titulares indiscutibles desde el primer día.

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Aquí llegamos a otro de los puntos disruptivos que permiten explicar la mala condición física de los jugadores: la falta de rotaciones. Al no haber rotado en los momentos en los que más lo necesitaba el equipo, la preparación física, que suele ser progresiva yendo de menos a más, se vio condicionada por la gran cantidad de minutos (y de trabajo añadido) que jugaron determinados jugadores.

Cuando terminé la carrera de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFYD), realicé mi trabajo de fin de grado sobre los diversos métodos para cuantificar la carga de trabajo en el fútbol, y basé mi investigación en estudios realizados sobre varios deportes colectivos que apuntaban a que, en el momento en que la carga de trabajo aumentaba en más de un 10%, en cualquier momento de la temporada, aumentaba exponencialmente el riesgo de lesiones, así como la posibilidad de una disminución considerable del rendimiento físico. De ahí la importancia del aumento progresivo de la carga de trabajo durante la pretemporada y de la distribución de las cargas de trabajo (y descanso) durante la temporada.

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En esta temporada el Real Madrid ha sufrido ya 45 lesiones de diversa índole. Algunas fortuitas o traumáticas, como la desgraciada lesión de Carvajal, inachacables a la preparación física, pero la gran mayoría sí dependen de los factores anteriormente mencionados. Lesiones como la de Militao, recién recuperado de su grave lesión de ligamento cruzado y jugando todo lo jugable desde el primer momento es un buen ejemplo de cómo comprar papeletas para que se acerque a visitarnos la tragedia.

en el momento en que la carga de trabajo aumenta en más de un 10%, en cualquier momento de la temporada, se incrementa exponencialmente el riesgo de lesiones, así como la posibilidad de una disminución considerable del rendimiento físico. De ahí la importancia del aumento progresivo de la carga de trabajo durante la pretemporada

Desconozco el nivel de fluidez en la comunicación entre Antonio Pintus y Carlo Ancelotti, pero dudo que el primero estuviera cómodo presenciando el ejemplo que acabo de exponer. En su etapa con Zidane, sin ir más lejos, el francés programaba al minuto las vueltas post-lesión de sus jugadores y las cumplía a rajatabla independientemente de cómo fuera el resultado. Sin embargo, con Ancelotti los jugadores parecen acortar plazos y estar disponibles para jugar los 90 minutos desde el primer momento en que entrenan con el equipo. No pongo en duda que no dispongan del alta médica para hacerlo, pero sí que es cierto que el concepto de “alta competitiva” parece haber cambiado de un entrenador a otro.

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Existen jugadores “termómetro” en los que suelo fijarme cuando el equipo parece mal entonado físicamente. Mis dos favoritos son Valverde y Bellingham, precisamente porque son jugadores inicialmente incansables que abarcan una cantidad de campo descomunal. No existe pues peor síntoma que ver a Jude con la lengua fuera pasada apenas media hora de juego. Va a seguir corriendo y desgastándose porque así lo dictamina su fuero interno, pero su lenguaje corporal es muy significativo. Otro jugador termómetro es Vini, cuya sintomatología se aprecia en la mejor de sus virtudes: la velocidad. Verle perder carreras con jugadores a priori más lentos es signo de su mal momento.

Volviendo a ese aumento “prohibido” de la carga de trabajo que mencioné anteriormente, este año ha habido otro factor que ha podido influir en el rendimiento físico de muchos jugadores, más allá de la ingente cantidad de partidos: las prórrogas disputadas. Si un jugador está acostumbrado a disputar 90 minutos y de repente le toca jugar 120, no hará falta ni que hagan cuentas: se pasa de ese dichoso 10%. El año pasado llegué a notar lo mucho que nos costó reponernos del enorme esfuerzo exhibido tras la prórroga contra el City. El siguiente partido fue un clásico que ganamos con la más divertida gestión de esfuerzos que recuerdo en mucho tiempo, apretando únicamente cuando era preciso gracias a la gran superioridad existente en ese momento sobre el Barcelona.

No existe peor síntoma que ver a Jude con la lengua fuera pasada apenas media hora de juego. Va a seguir corriendo y desgastándose porque así lo dictamina su fuero interno, pero su lenguaje corporal es muy significativo. Otro jugador termómetro es Vini

Este año, desgraciadamente, no tenemos el mismo fútbol en nuestras piernas y a partir de aquí podemos debatir si nunca lo hemos tenido porque no dispusimos del físico necesario para llevarlo a cabo (esta plantilla está diseñada para dominar desde el físico) o si no tener ese trabajo táctico primigenio no nos ha permitido desarrollar al completo el físico de los jugadores con la tranquilidad de tener un suelo sobre el que no precisar de sobreesfuerzos. Sé lo complicado que es reflexionar en pleno estado de efervescencia tras la eliminación, pero a mí me resulta complicado dictaminar en estas condiciones si fue primero el huevo o la gallina.

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