
En un momento dado
·2 de octubre de 2024
Casadó en el ascensor de Pedri

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·2 de octubre de 2024
Dani Olmo fue el único fichaje del Barça el pasado verano. Que fuera el único se explicó por las limitaciones de la entidad a la hora de inscribir nuevos futbolistas, pero que el elegido fuera Olmo lo está explicando el equipo sobre el campo. El ex del Leipzig es, sobre todo, un futbolista muy adecuado para hacer progresar el juego por dentro, gracias a su capacidad para detectar espacios en zonas donde hay muy pocos, a su nivel técnico en el control y a su habilidad para el giro. Dani Olmo es, pues, un as en la manga para quien quiera avanzar a través de la circulación en el carril central, y el Barça que quiso ponerlo a las órdenes de Flick, un conjunto cuyo plan discurre por ese mismo camino. El equipo que está construyendo el alemán progresa por dentro a través del pase de sus centrales, la dirección de Pedri y las recepciones de su interior más adelantado a la espalda de los mediocentros rivales, con el objetivo de fijar a su oponente cerca de la frontal. Luego es cuando el balón sale a las bandas con espacios, mira hacia Lamine Yamal y se genera la ocasión de gol que deben finalizar Raphinha o Lewandowski.
Por eso la lesión de Olmo no era cualquier cosa, y por eso, sin él, Flick ha tenido que explorar nuevas soluciones para seguir insistiendo en su plan. Hansi ha probado adelantando unos metros a Pedri, aunque con eso renuncie a la influencia del canario dirigiendo desde la base, cerca de un mediocentro sin un dueño claro. También con Pablo Torre, que tiene pie para controlar sin espacios, pero no ritmo para generárselos. Incluso centrando la posición de Lamine para que fuera el canterano el encargado de recibir en la mediapunta. Ocurre que, en el plan de los azulgranas, Lamine no es el medio, sino el fin. No es quien debe fijar para que reciban otros, sino quien debe recibir después de que otros se hayan encargado de fijar. Por eso, cuando el equipo se ha atascado por dentro y no ha sido capaz de llegar a él a través de su juego interior, Flick ha buscado el avance por fuera como alternativa. Retrasando la posición del pivote para que los centrales puedan abrirse, y proyectando a Koundé por la banda de tal modo que se simplifique la conexión entre el francés, Cubarsí y Lamine, al tiempo que con Jules instalado en campo rival Yamal cuente con otro socio con el que llenar el vacío dejado por Olmo.
Fue el plan que pareció tener en mente el Barça para medirse al Young Boys sin su único fichaje del verano. Con Casadó incrustado como tercer central en salida, Cubarsí e Iñigo impulsados hacia arriba y hacia los costados, y Koundé en modo carrilero para juntarse en banda con Lamine. Sucedió que, desde muy pronto, se hizo evidente que su oponente no iba a levantar obstáculos insalvables para que los locales pudieran poner en práctica su planteamiento habitual. A pesar de no contar con Dani Olmo o, en su defecto, con Pablo Torre, al Barça no le costó progresar por dentro. En su desarrollo resultó interesante el reparto de zonas y funciones que se estableció entre Pedri y Casadó. El primero, absoluto mandamás de la medular azulgrana, asumió un rol omnipresente en la dirección de los ataques, moviéndose por la horizontal del campo para intervenir en la jugada y llegando a ocupar el espacio del mediocentro para recibir el pase de los centrales. El segundo, con el 8 adueñándose de su parcela, entendió especialmente bien su cometido táctico, y no sólo cedió puntualmente el círculo central a su compañero, sino que se desplazó con tino para seguir siendo de utilidad al juego.
Del mismo modo que Pedri retrasaba la posición para intervenir desde el inicio, Casadó la subía para mantener el escalonamiento y las diferentes alturas de la medular culer, situándose a la espalda de la primera línea defensiva del Young Boys como opción de pase, giro y continuidad. El Barça de Flick está creciendo sin consolidar un mediocentro. Cubriendo la posición de manera colegiada entre Cubarsí, Pedri y, ayer también, Casadó.
– Foto: David Ramos/Getty Images