
La Galerna
·28 de julio de 2025
Carthago delenda est

In partnership with
Yahoo sportsLa Galerna
·28 de julio de 2025
En las noches de Córdoba en verano casi ningún gato es pardo. Los locales que pueden huyen tras la brisa de un mar cercano mientras la retaguardia se puebla de aves nocturnas en busca de las migajas de cualquier viento distraído que traiga la montaña que preside la ciudad al fondo. La noche es una imagen regia de ciudad antigua y olor a almizcle. Las piedras callan y la ciudad permanece inusualmente tranquila, como un gran paseo marítimo sin mar en el que las parejas buscan el juego de luces y sombras de la Judería.
Las tabernas lo saben todo porque siempre estuvieron allí. En una de ellas, anoche,cenando con dos amigos de Blackburn, muy del Liverpool, agotábamos la tercera ronda de cervezas alrededor de nuestros temas de cabecera. Con un inglés siempre hay lugar para otra copa y para hablar de fútbol. Los italianos, los franceses o los portugueses son estupendos comensales con los que proponer recetas o aconsejar vinos. Pero cualquier inglés es un compendio de fútbol y música que dura lo que dura sereno.
que la prensa, que la federación, que los políticos, que los aficionados vivan tranquilos con este caso de corrupción es anormal en cualquier país normal. Y hay que recordarlo y recordárselo al resto, pero también a nosotros mismos a diario
Mezclando vino y Oasis, les hablé de compras y vendas, de la política que se esconde tras el Barcelona, del caso Negreira. En su lógica british, la primera pregunta fue:" ¿Por qué no les han sancionado? ¿Es que no hay leyes que regulen eso?" "Las hay, pero aquí las llamadas de teléfono entre partidos políticos pesan más".Debería haber añadido que leyes había hasta que este gobierno colocó al tal Soler al frente del CSD previo al aterrizaje controlado del caso Negreira, pero preferí fingir un rictus sereno y hacer acopio de otra cerveza fría.
Como Catón el Viejo, no debemos perder el foco: que la prensa, que la federación, que los políticos, que los aficionados vivan tranquilos con este caso de corrupción es anormal en cualquier país normal. Y hay que recordarlo y recordárselo al resto, pero también a nosotros mismos a diario, o lo asumiremos como algo menor.
La batalla política, la judicial, la mediática y la social están perdidas de antemano. Pero no la ética. Tras el “Caso Negreira-Barcelona” queda una bandera en pie que es la posibilidad de mirar por encima del hombro a esta caterva de miserables mientras advertimos que nuestro futuro está en otro sitio. Es cierto, es poco pero es algo.
Son tiempos difíciles para apelar a la ética y la alta costura. A los solos de guitarra o a las letras de Dylan. Porque mandan las tripas y el pret-a-porter, la ilógica del impulso ciego. Queda tan solo la guerra de guerrillas, echarse al monte y mantener el foco en cambiarlo todo para que nada siga igual. Hasta sus cimientos, el viejo orden debe desaparecer. Cartago debe ser destruida.
Getty Images
En vivo