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La Galerna

·5 de junio de 2024

Carta a la ciudadanía de Joan Laporta

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Carta a la ciudadanía

El Fútbol Club Barcelona y yo hemos tenido conocimiento hoy mismo, a través de los medios de comunicación, de la retirada de la imputación de cohecho al club y a mí mismo, pero del mantenimiento como investigados por los delitos de corrupción deportiva, administración desleal y falsedad documental. Esta decisión se anuncia solo cinco días antes de que se celebre la final de la Champions, y cuatro días antes del anuncio del fichaje de Mbappé por el Real Madrid, lo cual resulta extraño. Habitualmente, se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones judiciales susceptibles de condicionar el desarrollo normal de confección de una plantilla y, por tanto, el deseo de los jugadores de elegir un club que es “mès que un club”. En este caso, resulta evidente que esta práctica no se ha respetado. Dejo al lector extraer sus propias conclusiones.


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Quisiera trasladarle que ambos estamos absolutamente tranquilos. Es más, yo estoy tri-tranquilo. No hay nada detrás de esta acusación, sólo un zafio montaje impulsado por el madridismo sociológico y por el propio Real Madrid, que ha jugado muy sucio con nosotros. Con todo, hay una lectura política y deportiva que me veo en la obligación de compartir con usted.

Como ya recordará, en mi anterior carta a los “socis” denuncié la deriva de una coalición reaccionaria capitaneada por el Sr. Florentino Pérez y el juez Aguirre -o por el juez Aguirre y el Sr. Pérez, tanto monta, monta tanto-, para usar todos los medios a su alcance con el fin de quebrarme a mí y al club en el plano deportivo y personal. Su objetivo es que el club renuncie a competir, que dimita de cualquier campeonato. Incluso, como supimos ayer, tratar de forzar mi salida de la Presidencia del “mès que un Club” con todos los medios a su alcance, incluida la Central Lechera, mediante una alianza contra natura. Todo les vale.

Lo que lograron en los terrenos de juego, como alguna Champions que otra, pretenden alcanzarlo de manera espuria: el Real Madrid es el club más favorecido por los árbitros. Todo el mundo lo sabe, y por eso, no nos quedó más remedio que pagar 7,6 millones al vicepresidente de los árbitros para garantizar su neutralidad. También sabía que, conforme aumentara la frustración y la impotencia de esta coalición reaccionaria por no lograr un sextete, el ritmo de la máquina del fango no iba a parar, sino a acelerarse. Ante esta certeza, canapé mediante, me pregunté si merecía la pena o no continuar en el ejercicio de mis responsabilidades.

Quiero decirle que mi decisión de continuar al frente de la Presidencia del Club es más firme que nunca. Que la tarea que tiene esta junta directiva es “mès” necesaria que nunca.

Nuestro horizonte permanece inalterable: consolidar la pujanza del crecimiento económico del club y la creación de una nueva plantilla (a base de palancas ficticias); redistribuir los frutos de ese crecimiento entre la directiva y los jugadores para luchar contra la mayor de las injusticias, que es la desigualdad deportiva fomentada por el Real Madrid y las instituciones siempre cómplices con el club blanco; regenerar la vida deportiva reivindicando el juego limpio por encima del fango negreiro que algunos pretenden esparcir, avanzar en derechos (de crédito) y en liberalidades (para los míos) sin dar un paso atrás; y contribuir a la paz con las instituciones, con especial atención a Tebas y Ceferin.

Estos próximos días, usted será testigo de una cuidada coreografía diseñada por la coalición ultramadridista para intentar condicionar las decisiones de las instituciones judiciales y deportivas y debilitar al Fútbol Club Barcelona. De coña, sabemos perfectamente por qué nos atacan. Ni la masa social ni yo somos ingenuos. Lo hacen porque estamos “mès” unidos que nunca, con un futuro esplendoroso por delante.

La junta directiva es trabajadora y honesta, reivindica su derecho a trabajar en la confección de una plantilla de futuro sin renunciar a ello por las responsabilidades de atender unos incómodos créditos. Derecho que yo defiendo en mi vida personal y por el que trabajo como presidente del club “mès” importante de Catalunya y el mundo para garantizar que hombres y mujeres culés tengamos las mismas oportunidades y los mismos derechos que los madridistas.

Estos días leerá y escuchará usted mucho ruido y aún más furia en tabloides digitales nacidos de la caverna mediática madridista para propagar bulos, en platós de tertulias televisivas y radiofónicas al servicio de amplificar esa desinformación, y en tribunas donde se rasgarán las vestiduras el Sr. Pérez y el Sr. Ancelotti. Todo, mentira. Un gran bulo. Uno más. En lo que respecta a mí, no le quepa duda de que no me quebrarán.

Y, dado que tratan de interferir en el resultado deportivo de las próximas temporadas, ojalá sus promotores -el Sr. Pérez y el Sr. Ancelotti-, encuentren la respuesta que merecen en los terrenos de juego: condena y rechazo a sus malas artes. Qué es eso de fichar cracks mundiales sin palancas, qué eso de ganar Champions sin estilo. Nosotros nos quedamos con la Masía (antes de que nos la embarguen los acreedores). Quedan unos días de ruido antes de que comencemos a lanzar nombres de fichajes en nuestros medios y unos pocos más antes del verano. Pero también quedan más de tres años de reconstrucción de este club histórico, de pufos y de balances ruinosos.

Atentamente, Joan Laporta.

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