Pericos Marca
·8 de marzo de 2021
Carlos Marañón: “Entre mi padre y el Espanyol hay una historia de amor”

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·8 de marzo de 2021
Hoy hemos podido charlar con Carlos Marañón de fútbol, cine y sobre todo de mucho Espanyol. Carlos es director de la influyente y conocida revista ‘Cinemanía’ que ha cumplido ya 25 años, y autor del libro “Fútbol y Cine” y de la película “Érase una victoria”. Siempre ha sabido que sus dos pasiones eran el fútbol y el cine, y no ha tenido duda en fusionarlas para disfrutarlas a la vez. Colabora también en diversos medios de comunicación comentando partidos, por ejemplo en Carrusel Deportivo, era comentarista en los partidos del Espanyol, y en Movistar + lo hace con los encuentros de Segunda División. Obviamente, no podemos pasar por alto que es hijo de uno de los grandes mitos del espanyolismo, Rafa Marañón.
Con Carlos hemos compartido una interesante entrevista, donde ha explicado la gran historia de amor entre su padre y el Espanyol, y ha explicado que la historia del Espanyol es una película de pasión, de ilusión y de lucha, como las películas de boxeadores, donde el Espanyol, es el que se debe proclamar campeón.
El fútbol y el cine me han acompañado toda la vida. Son mis dos pasiones. Siempre digo que el fútbol es mí pasión irracional. Allá donde haya un balón mi mirada va a ir hacia allí, de forma natural, sin que yo lo fuerce. Me gusta más jugar que ver, jugar me parece algo que todavía no se ha superado la sensación que tengo cuando juego al fútbol. Ver fútbol también me fascina y me apasiona.
El cine es mí pasión racional, la que he cultivado a través del gusto, de ver mucho cine desde pequeño, de disfrutarlo pero desde una óptica intelectual. De forma natural he combinado siempre la dos disciplinas. En mi casa siempre se ha llevado así. A mí madre también le gustaba muchísimo el cine. Mi padre futbolista, a la vez también ha sido un apasionado del cine, con ellos me inicié en el cine, y luego ya me formé más profesionalmente e individual en la universidad.
La idea de juntarlas fue desde que empecé a estudiar. Empecé a guardar películas relacionadas con el fútbol, en las que apareciera el fútbol, eso me llevó a escribir el primer libro “Fútbol y cine”. Después la película “Érase una victoria”, de la que posteriormente saqué un segundo libro. Las películas de fútbol me llaman muchísimo la atención, pero no solo de fútbol, sino también todo el cine en general, al igual que me pasa con el fútbol.
Acabamos de cumplir 25 años, tiene muchísima historia en España. Ahora pertenecemos al grupo ENEO, nos dan cobijo y nos tratan muy bien. Es una revista que tiene mucho trabajo está en versión papel y versión online, y también está en redes sociales, ahora acabamos de abrir un canal en Twicht. Aguantamos como podemos la crisis que afrontan ahora los medios de comunicación, pero con muy buena salud. Ahí está la revista de papel y sigue siendo nuestro buque insignia porque todo el mundo quiere tener hueco en nuestra revista de papel.
La web también nos va muy bien, estamos ligados a ’20 Minutos’, y eso hace que tengamos un tráfico de visitas importantes: 12 millones al mes, y nos permite tenerlo todo actualizado. Es una revista de la que estoy muy orgulloso de ser el director.
En Cinemanía estamos también muy pendientes de las series, nos gusta hablar de las películas, pero también de las series. Las series han llegado para quedarse, han encontrado su formula de éxito.
No puedo elegir entre fútbol y cine. Lo mejor del cine son las emociones, las cosas que te llevan a pensar, que generan algo más allá de esas dos horas. El cine tiene un poder natural, que es menos forzado. Obviamente hay algunas que son para un público menos exigentes. El cine es la vida y hay pocas cosas más grandes.
El fútbol también me da cosas muy grandes, y sé que hay gente que discutirá esto, pero yo no sabría vivir sin un balón porque lo he mamado desde la cuna. Te da la capacidad de empatizar, de sentir a través de un balón, pocas cosas generan más emociones que el fútbol. Empatizas incluso con los rivales.
No me quedo con ninguna, me quedo con las dos.
La importancia es total y clave. Yo nací cuando llegamos a Barcelona, cuando mi padre ficha por el Espanyol. Toda mi vida la he sentido en blanquiazul. En casa tenemos simpatía por todos los equipos en los que ha jugado mi padre, por supuesto, porque de bien nacido es ser agradecido.
Anécdotas podría decirte miles. Los entrenamientos con Maguregui los sábados por la mañana… En uno de ellos Theo Custers me regaló una tableta de una marca de chocolate belga, cuando aquí todavía no existían, se traía chocolate de Bélgica.
Me acuerdo de las concentraciones, de estar ahí apretado en la valla, en la verja de Sarrià. Yo he tenido la suerte de ir a ver a mi padre y tengo recuerdos de partidos concretos. Me acuerdo de el día que marcó su gol 100 en Liga, contra el Betis, yo estuve en la Tribuna Nueva con mi madre.
Tengo mil anécdotas de sus compañeros. Mi segundo padre es Fernando Molinos, que era su mejor amigo. Conocí a todos los futbolistas que han pasado por aquella época en el Espanyol: Amiano, José María… Cualquiera que me digas, he tenido la suerte de conocerle, hasta Pochettino, que era vecino mío, y todo gracias obviamente a mi padre. He podido saludar y conocer también a los presidentes, y es un lujo.
Cuando yo cumplo 3 años, en abril del 77, me acuerdo que mi padre le mete tres goles al Málaga. Imagínate, como para no estar orgulloso.
Este es un año muy complicado. Yo hago partidos de Segunda y sigo al Espanyol, comento los partidos del Espanyol en Carrusel Deportivo. Este año al estar en Segunda he tenido que cambiar y me toca comentar otros equipos de Primera, pero en Movistar comento partidos de Segunda.
Es una categoría terrible, tremenda y durísima y el Espanyol llega con la incomodidad de estar en el lugar equivocado. No estamos a gusto ni cómodos. Hay un momento en que los equipos para ascender y llevar una buena tónica tienen que estar y asimilar que están en Segunda y quitarse ciertas ínfulas, y el Espanyol creo que esto no lo ha hecho todavía.
Obviamente tenemos un equipazo, creo que es el mejor de la categoría y un buen entrenador que lo ha demostrado, pero a veces nos pesa mucho estar en Segunda y no nos lo acabamos de creer y eso no es bueno. No tanto a los jugadores, sino a la afición. Necesitamos humildad y el shock de estar donde nos corresponde ahora. Estamos acostumbrados a estar siempre en Primera. Somos una afición humilde pero no nos creemos donde estamos. Deberíamos haberle visto las orejas al lobo a la Segunda División antes.
Tenemos que disfrutar de un año de ascenso. Hay que saber que jugar bien no es lo primero. Tenemos algunos ejemplos como el partido del Girona, Gijón, contra el Rayo en la primera parte, se jugó bien y se perdió. En cambio ves los partidos de otros equipos, ves los partidos del Mallorca y te quieres cortar las venas, pero acaban ganando. Les llegará momentos de duda, pero el Espanyol tiene momentos de duda incluso jugando bien. Segunda es durísima y todavía estamos un poco fuera. Sería una tragedia no meternos primeros o segundos, y los playoff sería algo muy duro.
Sería un BioPic, una película biográfica, porque toda su vida ha estado ligada al Espanyol. Ha sido todo, ha sido segundo entrenador, asesor, ha entrenado al B, ahora es consejero, jugador… Siempre lo ha sido con orgullo, dignidad y sentido. Comedia no, porque hubo momentos duros. Drama tampoco, porque siempre se queda con lo bueno. Pero es cierto que cuando era jugador del Espanyol hubo un momento duro que fue con su salida, porque él creía que no se lo merecía en un último año que hizo 20 goles, a pesar de que era mayor. Ahí el señor Baró no fue justo con él. Rafa Marañón se merecía un homenaje de 10 temporadas, después de haber sido pichichi, y no debió haberse ido un poco de mala manera.
Pero obviamente, al final, esto es una historia de amor. Y estoy orgulloso, porque a veces el Espanyol, tiene un problema y es que muchos de sus futbolistas no arraigan. Muchos han ido a otros equipos, algunos han jugado en el Barcelona y reniegan un poco del Espanyol. Mi padre siendo de fuera, se quedó, hizo vida aquí, es un catalán más y eso yo creo que es gracias al Espanyol en parte, y eso es bonito. Dani Solsona, por ejemplo lo mamó desde niño, pero mi padre no tenía referencias, luego conoció al Espanyol y se creó esa historia de amor, y aquí se quedó.
-¿Y la del Espanyol? El año pasado lo tenemos claro, un drama puro, pero este esperemos que sea una de acción y sobre todo de épica…
La del Espanyol es la historia de una pasión, de una ilusión, y sobre todo de una lucha. Siempre ha sido un club luchador y que la última temporada en Primera perdimos ese orgullo. Este año todavía estamos recuperando nuestro ser. Estamos sobre la lona y aguantando, pero a ver si nos viene un aire y respiramos y tiramos para adelante.
El Espanyol me recuerda a una película sobre boxeadores. Ahora falta saber si somos a los que proclaman campeón, o somos el que cae sobre la lona. Yo confío pero es cierto que nos va a gustar mucho.
Obviamente los triunfos. En las dos Copas que pude estar, los goles los recuerdo. Mis goles con el Juvenil, con el B con la sub-19. Los días felices. Esos viajes por España a Mareo, a Zubieta, a Bilbao. Hasta perder contra el Barça se convierte en un buen recuerdo con el paso del tiempo porque son muy bonitos esos años.
Particularmente, mi salida del B. Me dan la baja en una temporada complicada. Yo estaba estudiando y se me complica un poco mi vida futbolística.
También la salida de mi padre. Él lo pasó mal, él quería renovar un año más. La junta que estaba en aquel entonces no lo consideró así, aún siendo él el máximo goleador del equipo ese año. Se lo merecía. Se fue a jugar al Sabadell y fue una época que yo también recuerdo muy intensamente, es un equipo al que yo le tengo mucha simpatía.
Las finales de la UEFA también. La de Leverkusen, cuando la vives de crío es un palo y la de Glasgow, de adulto, de otra manera con dureza.
Este descenso me ha pesado más, fíjate que los dos anteriores los viví diferente, y eso que en alguno nos costó un montón, pero me daba la sensación que era más fácil volver.