MUNDO MILLOS
·14 de julio de 2025
Canto de gol: una apuesta sin raíces

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·14 de julio de 2025
Era junio de 2017. Terminaba una entrevista muy recordada en Medellín después de que un gol de Nacional al final del juego en el Atanasio nos quitaba la opción de ir a la final.
El jugador frente al micrófono era Andrés Cadavid, capitán de Millonarios. En sus groserías en vivo y al aire, en su lenguaje no verbal y en su voz se retrataba lo que toda una institución al mando de Miguel Ángel Russo sentía. O mejor, lo que todo el grupo de jugadores y el cuerpo técnico sentían, porque las directivas de intereses exclusivamente monetarios eran las mismas de hoy en día.
Después de ver y escuchar a Cadavid me sentí representado desde mi rol de hincha. La misma impotencia me corría por las venas, al pensar que a ese gran grupo y a ese enorme técnico no les hubiera alcanzado. Lleno de rabia, pero lleno de fe sincera, exprese lo que sabía que iba a pasar en la próxima campaña. Y acerté.
La jerarquía y la vergüenza que se veía antes, la rabia que se veía antes cuando se perdía algo y el hambre de revancha. Esos ingredientes, que me llevaron a confiar en que en diciembre de ese año tendríamos el premio merecido, no hicieron parte de la receta en este meridiano de 2025. Lo sentí y vi y escuché tal vez en las declaraciones de Falcao, o en el llanto desconsolado de Arévalo al pitazo final del clásico. Y pare de contar.
Radamel se fue. Nicolás tiene un pie y una endulzada afuera, en la misma tierra a donde partió Álvaro Montero. Y quienes vienen se unen a los que quedan y a una apuesta sin raíces. Sin pertenencia ni sangre en el ojo. Podríamos sacar a casos contados y/o de preferencias personales -en mi caso a Llinás o a Vega, el nuevo chivo expiatorio de varios pero de quien conozco a fondo su camino y su lucha profesional.
En general, no obstante, somos un compilado de préstamos a un año con opción de compra o de contratos vigentes con cláusulas que no se van a pagar, de quienes sólo queda anhelar un buen desempeño. Pero la desconfianza reina esta vez, cuando ni jerarquía ni vergüenza ni rabia ni hambre de revancha se sienten en los que afrontarán desde este domingo una nueva liga.
Me restrinjo a hablar de los jugadores y el cuerpo técnico, porque es claro que cualquier camino diferente que queramos en Millonarios depende de lo que ellos hagan. Nuevamente los dueños del equipo y sus representantes colombianos brillan por la indolencia, la mediocridad, el silencio y las contrataciones tardías y de fácil acceso.
Este domingo inicia el camino, y ni siquiera tenemos emisión de abonos que genera ingresos directos al Club. ¿Qué se puede esperar de ellos más que decepción y burla? Todo estará sujeto al profesionalismo de los jugadores que quedan y los que llegan a un ambiente hostil y herido. Pero en pocos o ninguno recae la fe que se tenía en líderes como Andrés Cadavid, eliminado y emputado en Medellín con sed de hacerse respetar. Acá la sed es de likes y redes sociales; con un grupo que ni Falcao García logró motivar todos tenemos derecho a ser escépticos y exigir hechos, goles y puntos. No más bailes en TikTok ni palabras vacías.
El canto de gol para acompañar esta columna es ‘Patadas en el corazón’ de la banda argentina La Mosca:https://music.youtube.com/watch?v=slz6D4P7Luk&si=RoayaW_eA28R-Hjz
Carlos Martínez Rojas@ultrabogotano
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