MUNDO MILLOS
·2 de diciembre de 2024
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·2 de diciembre de 2024
No fueron futbolísticas las únicas angustias que me asaltaron este fin de semana. El partido en Medellín siempre ha sido y será un riesgo para Millonarios, pero con Nacional el tema es siempre peor y esta coyuntura vuelve a poner al equipo en el ojo del huracán.
El pasado 7 de noviembre en el 0-0 contra Junior llegamos a El Dorado con Millos en el mismo avión. Y me fui hablando con un miembro de la delegación que me contó historias presentes maravillosas de Falcao y de la comunión del equipo. Pero también hablamos del bus que le rompieron a los muchachos en Barranquilla y las enseñanzas que esas cosas siempre les dejan.
Porque claro, no es la primera vez ni será la última. Hay jugadores que siempre les recuerdan a todos los compañeros y amigos que cierren las cortinas de las ventanas, porque eso siempre ayuda a frenar el impacto, las esquirlas y el proyectil mismo. Y es tan impotente y emputante saber que nada pasa, que nada se suspende y que nada ni nadie reciben algún castigo por esto.
Justamente tocamos el tema de Medellín y cómo siempre sienten que van a la deriva, expuestos a los ánimos y propósitos -o despropósitos- de los asesinos disfrazados de gente que vigilan los trayectos del equipo desde y hacia el Atanasio Girardot. Ahora se viene un partido precedido por supuestos pero creíbles ataques racistas contra Hinestrosa, las advertencias de muchos jugadores verdes al ingresar al túnel cuando terminó la ida en Bogotá y, por supuesto, la jodida disputa por el liderato del cuadrangular.
Ahora hay dos partidos que quiero ganar. Uno es el de la cancha, el de la entereza y el liderazgo mantenido del cuadrangular después de la victoria en el Campín el viernes pasado. Que Montero juegue recuperado y seguro con una defensa que siga invulnerable. Que Stiven vuelva a «jugar desnudo» junto a un ‘Macka’ que de nuevo se inspire contra una de sus víctimas predilectas. Y que nuestros goleadores sigan dulces y finos para aprovechar cualquier pelota que nos quede.
El otro partido es el de la calle. El que Millonarios va a jugar en una ciudad y en un bus. Uno en el que su talento no servirá de nada, sino que estarán a merced de lo que la policía paisa desee hacer para cuidarlos ante las amenazas que ya denunciaron y suenan en Medellín. Que hablan de dónde tienen que cuidar su andar. Que hablan de que esta vez no sólo serán ataques al bus. Ese otro partido, más importante que el primero, es el que quiero que Millos gane volviendo a salvo con toda la comitiva albiazul y mis compañeros de MM.
El canto de gol para acompañar esta columna es ‘Las calles de Medellín’ de la banda antioqueña Los Coffee Makers:
Carlos Martínez Rojas@ultrabogotano