Agente Libre Digital
·2 de julio de 2024
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La temprana eliminación de Italia en la Eurocopa ha levantado ampollas en el país transalpino. Tanto el resultado negativo contra Suiza como la imagen del equipo, muy inferior al resto de las selecciones en octavos, ha encendido los ánimos en torno a la Azzurra. Se intuye la proximidad de una revolución de la selección italiana, con una importante criba de futbolistas y la llegada de nuevos y jóvenes jugadores.
Los cambios, sin embargo, podrían trascender el terreno de juego. Gianluigi Buffon, jefe de la delegación italiana, ha puesto en duda su continuidad. El exportero, que se unió al proyecto de la Azzurra para aportar su experiencia desde fuera, ha pedido una reunión con el presidente de la FIGC, Gabriele Gravina. El campeón de mundo en 2006 quiere entender en qué medida puede ayudar a la Italia del futuro, que nacerá de este batacazo.
Gianluigi Buffon (derecha) junto a Luciano Spalletti durante el Italia-Croacia. Fuente: Gabriel Bouys/AFP via Getty Images.
La apática prestación de Italia contra Suiza, en la que los de Spalletti bajaron los brazos sin apenas oponer resistencia, ha disgustado a Buffon. El exguardameta sabe que hay más de una cosa que no ha funcionado durante la Eurocopa, y quiere analizar su rol once meses después de su llegada a la Nazionale. Buffon no tendría problemas en dar un paso al lado si el encuentro con Gravina no ofrece los resultados esperados.
Las dudas en torno al futuro de Buffon contrastan con la seguridad alrededor de Luciano Spalletti. A pesar de las fuertes críticas por la elección de los jugadores y la poca continuidad de su módulo de juego, la FIGC no tiene dudas: Spalletti seguirá en el banquillo. El propio Gravina compareció junto al seleccionador en rueda de prensa después de la eliminación, asegurando que no tendría sentido despedir a un técnico con contrato hasta 2026.