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La Galerna

·22 de febrero de 2021

Better call Aytekin

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El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

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Buenos días. La respuesta a la pregunta que plantea Marca es la siguiente: probablemente sí, aunque el Barça tiene problemas mucho más graves que el estar prácticamente fuera de la Liga tras su empate de ayer ante el Cádiz. Tiene problemas mucho más graves que estar virtualmente fuera de la Champions tras haber sido humillado por Kylian et amis en feudo propio. Tiene problemas mucho más acuciantes que verse prácticamente fuera de la Copa por obra y gracia de Lopetegui. El Barça, sí, está manifiestamente en la B, como diría (o mejor, como berrearía exasperado) el inmortal Tano Passman. Solo tres remontadas épicas en cada una de las tres competiciones podría salvar al Barça de otra temporada en blanco, y ya sabemos que la épica puede vestirse de muchos colores (sobre todo de blanco), pero nunca de blaugrana. La única remontada culé de la que se tiene memoria (aparte de una al Gotteborg con Pichi Alonso cuando aún no habíais nacido) fue protagonizada por cierto árbitro alemán. Barça, te toca remontar, better call Aytekin.

Con todo, como decimos, el Barça tiene problemas más graves que su angustiosa situación deportiva.


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No, lo grave no es tampoco que el Barça se borre, como con ¿justificada? crueldad titula As. Tampoco es lo más serio que el Sevilla puede hoy arrebatarles la tercera plaza si gana a Osasuna, ni que hayan desaprovechado lastimosamente la derrota del Atleti en Levante, como sí aprovechó el Madrid en cambio.

No. Lo grave es aquello que subyace bajo acciones barriobajeras protagonizadas por sus jugadores en el transcurso del partido, y que denotan lo que La Galerna lleva denunciando desde su creación, así como también ha denunciado la ocultación sistemática de estas conductas indignas de los futbolistas culés por parte de los medios deportivos, que en lo escrito son los cuatro cuyas portadas traemos a vuestras retinas todos los días: Marca, As, Sport y Mundo Deportivo, cabeceras que llevan lustros ocultando los desmanes de esta gente, un vestuario cuyo encanallamiento se transmite de generación en generación, fieles siempre sus ocupantes a las sagradas enseñanzas de D. Josep Guardiola en el difícil arte del teatro, la añagaza burda y la presión permanente al trencilla.

Tú puedes estar en la B, pero a ser posible con un mínimo de dignidad. Las cámaras son como el algodón: no engañan. Gracias a ellas, hemos podido ver a Jordi Alba recriminar a su compañero Piqué el que no se tirara en una jugada donde no existía siquiera la opción de tirarse. No existía para una mente no instalada en el engaño y la hipocresía, queremos decir, pero sí para el inventor del penalba, el hombre que ha elevado la disciplina de la patada al césped + piscinazo a categoría de Oscar, entre el de efectos especiales y el de mejor montaje (menudo montaje el de esta gente).

Sí, Alba le dice a Piqué que se tire y define ante los ojos de todo el planeta lo que es, lo que es él y lo que es su equipo. Da igual cuántos años lleven en la disciplina blaugrana. Umtiti fingía estrangulamientos y rupturas de la aorta cuando aún no había pegado su foto a la taquilla, De Jong ha perfeccionado la autozancadilla en el área rival con apenas año y medio en el equipo y Lenglet... ahora os contamos lo de Lenglet, pero primero concluid con nosotros que esto es el paradigma de lo que podríamos definir como una cultura, una cultura que alcanza hitos como la botella racimo en Valencia, el ojito de Busquets asomando entre los dedos... y lo de Lenglet ayer.

Lo de Lenglet cuesta muy poco contarlo pero bastante asumirlo. Bueno, lo cierto es que el Barça ha convertido lo inasumible en asumible y (lo que es peor) en asumido y silenciado por los medios. Pero la rastrera maniobra de Lenglet ayer asciende un peldaño (o mejor, lo desciende) en la escalinata de la antideportividad. Esta gente entrena para ver a quién se le ocurre algo más ruin y rastrero, no cabe duda.

Lo contamos ya, y podéis tener acceso a ello gracias a las tomas de estraperlo de las redes sociales, ya que no a la realización televisiva. Cuando el Cádiz, en el último minuto, se dispone a lanzar la pena máxima que le daría el empate, vemos a Lenglet empujando a un jugador del Cádiz para forzar invasión de área, y luego levantar los brazos aparatosamente, reclamando dicha invasión al colegiado para que mande repetir el lanzamiento. Lenglet es otro que no lleva tanto tiempo en esa disciplina como para ostentar ya semejante récord de ignominia. Pero es que ya lo decimos, aprenden muy rápido. De igual manera que el ADN del Real Madrid consiste en la lucha indesmayable y el espíritu de remontada, Pep Guardiola convirtió el Barça en lo que Lenglet ejemplificó ayer de manera tan patética.

Sí, el Barça está en la B, pero mucho más terrible que eso es la ruina moral que destila esa institución desde la cúpula al último de sus futbolistas, un declive ético que desemboca en una quiebra financiera letal y un comportamiento denigrante de muchos de sus deportistas.

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“Imperdonable”, coinciden en titular tanto Sport como Mundo Deportivo. Se refieren al empate ante los de Álvaro Cervera, pero muy bien podrían estar aludiendo a su propia actitud ante el hundimiento financiero y moral del club al que dicen amar, un hundimiento que han silenciado durante años y años.

Allá ellos.

Pasad un buen día.

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