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·5 de abril de 2023

Benfica y Werder Bremen: recuerdos de una UEFA ‘blanc-i-blava’

Imagen del artículo:Benfica y Werder Bremen: recuerdos de una UEFA ‘blanc-i-blava’

“¿Cuánto hace de todo esto? ¿16 años ya? Hostia, como pasa el tiempo”, asiente Albert Riera. Él marcó el primer gol del Espanyol en la Copa de la UEFA 06-07, en Bratislava, e inauguró un camino feliz, aunque de final triste. La eliminatoria previa dio paso, primero, a una fase de grupos inmaculada, con 12 puntos de 12 y una ilusionante victoria en casa del Ajax, y, después, a una fase final extraordinaria, con triunfos contra el Livorno, el Maccabi Haifa, el Benfica y el Werder Bremen.

El día 5 de abril, en la ida con el Benfica, el Espanyol comenzó ganando por 3-0. Ernesto Valverde jugó de inicio con Gorka Iraizoz; Pablo Zabaleta, Marc Torrejón, Dani Jarque, David García; Rufete, Iván de la Peña, Moisés Hurtado, Albert Riera; Luis García y un Raúl Tamudo que estrenó el electrónico en el 15′. Riera firmó el 2-0 en el 33′: “No recuerdo el gol. Recuerdo muy bien el partido, pero no recuerdo el gol. Esto lo dice todo: a veces recuerdas un gol, lo personal, y a lo mejor es un partido perdido, pero no recuerdo ese gol. Recuerdo el partidazo que hicimos, y esto es lo más bonito: que lo que recuerdo es lo colectivo, lo que disfrutábamos. Salíamos a ganar todos los partidos, fuera el rival que fuera”. Walter Pandiani hizo el 3-0 en el 58′. Pero la distancia se evaporó de repente. “¿En 15 o 20 minutos, no?”, pregunta Gorka Iraizoz. Fueron dos, del 63 al 65, con tantos de Nuno Gomes y Simão Sabrosa. En el conjunto luso también destacaban Rui Costa, Fabrizio Miccoli, Derlei, Petit o Giorgos Karagounis. “Fue un partido increíble, una locura, una de las grandes noches europeas que recuerdo. Montjuïc disfrutó una barbaridad. Eran un equipo temible, tremendo a nivel ofensivo. Pero aquel equipo creía en lo que hacía. En aquel momento nos daba igual quien viniera porque el equipo estaba enchufadísimo”, apunta Luis García.


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Luis García: “Fue un partido increíble, una locura, una de las grandes noches europeas que recuerdo. Montjuïc disfrutó una barbaridad”

El cuadro blanquiazul sintió que había perdido la oportunidad de dejar la eliminatoria encarrilada, casi sentenciada. La vuelta fue dura, pero una parada providencial de Gorka sirvió para avanzar a semifinales, dejando al Benfica en la cuneta. Luis García recuerda que “cuando acabó el partido me cambié la camiseta con Rui Costa. Normalmente siempre la echaba al cubo de la ropa del equipo para que la lavaran en la lavandería del club, pero ese día, no sé por qué, quizás porque le tenía mucho cariño, porque Rui Costa ha sido un excelente futbolista, la guardé en mi maleta. Cuando llegamos al aeropuerto de Barcelona me habían abierto la maleta y me habían robado la camiseta. Recuerdo ese día con mucho cariño, la parada espectacular de Gorka, el aire que nos dio Jônatas con su zancada en los últimos 15 minutos, el penalti clarísimo que no pita el árbitro, el sufrimiento y el esfuerzo de todo el equipo, pero también recuerdo el dolor de ver que me habían robado la camiseta”.

Coge la palabra Gorka, reviviendo el vuelo de vuelta a Barcelona desde Lisboa: “Por el hito que estábamos creando, y por cómo lo estábamos haciendo, fue una avalancha de periodistas, de gente. Porque no es como ahora o como al final de mi carrera, que los equipos viajan solos en su vuelo charter, tranquilos. A mí me gustaba estar muy, muy tranquilo en el aeropuerto y en el avión, porque lo paso muy mal, y fue imposible. No sé por qué, pero después de los partidos tenía muchos dolores de tripa, de estómago. Era muy joven y con los nervios del partido y tal lo pasaba muy mal, hasta que conseguí regular todo el tema metabólico. Ese día fue terrible: viajábamos con aficionados y nosotros nos sentábamos delante y cuando tenía que ir al baño todos gritaban. Y yo: ‘tengo que ir al baño'”. Hizo buena parte del vuelo descontando minutos junto a Carlos Kameni en la parte trasera del avión, liberado de las miradas.

Ya en semifinales, el Espanyol, que se había clasificado para la Copa de la UEFA tras ganar la Copa del Rey del curso anterior, se cruzó con el Werder Bremen, mientras Sevilla y Osasuna se jugaban el otro billete a Glasgow. El 26 de abril, Valverde formó con Iraizoz; Mari Lacruz; Torrejón, Jarque, David García; Rufete, de la Peña, Hurtado, Riera, Pandiani y Tamudo. El conjunto alemán jugó con Tim Wiese; Clemens Fritz, Petri Pasanen, Naldo, Patrick Owomoyela; Torsten Frings, Frank Baumann, Daniel Jensen; Diego Ribas; Aaron Hunt y Miroslav Klose. Hurtado abrió el marcador 20 minutos después de que Tom Henning Øvrebø decretara el inicio del duelo. “Luego tuve que controlar a Diego, que era su mejor jugador. Salió todo redondo. La gente estaba metida en la competición, muy enchufada: para nosotros era un regalo, un premio, porque nadie esperaba que llegáramos tan lejos”. “Aquel partido del Werder Bremen fue la hostia. Fue una maravilla, brutal”, añade Hurtado, antes de continuar rememorando: “En pretemporada Valverde no me quería en la plantilla y al final me dio oportunidades. Me quedé. Y fue el mejor año de mi vida, prácticamente. Valverde es una persona que es muy honesta y siempre fue de cara. Fue probando dobles pivotes hasta que le encajó el Moisés-De la Peña. El que la sigue la consigue. Y siempre hay que intentarlo: las cosas no son como empiezan, son como acaban”. Ese 26 de abril el partido acabó con 3-0, tras los goles de Pandiani, pichichi del torneo (11), y Ferran Corominas.

Hurtado: “La gente estaba metida en la competición, muy enchufada: para nosotros era un regalo, un premio, porque nadie esperaba que llegáramos tan lejos”

Hurtado se perdió la vuelta por sanción. “Recuerdo estar al lado de Pandiani en la grada y decirle ‘si aguantamos los primeros 15 minutos lo tenemos hecho’. Y fue decir eso y pam, gol del Werder Bremen”. Hugo Almeida marcó el 1-0 en el 4′. Hurtado se dejó caer en su silla, “como diciendo uf, la que nos espera aquí”. Luis García prosigue: “Recuerdo que Tintín Márquez, que era el segundo de Valverde, me dijo que cuando hacen el 1-0 se miran con Valverde y no se dijeron nada, pero se lo dijeron todo. Los dos habían estado en la final de Leverkusen y retrocedieron en el tiempo hasta ese día. Sabíamos la historia del Espanyol, que íbamos a un estadio complicado porque los alemanes son como son y nunca dan nada por perdido, pero el equipo supo mantener la compostura y tuvo la personalidad que había demostrado durante toda la temporada”. El Espanyol ya sabía sufrir, según Gorka: “En el partido del Benfica aprendimos a sufrir, a luchar por un objetivo, por un sueño que al principio ni siquiera existía y que habíamos ido construyendo y creando con mucho esfuerzo. Aprendimos para las semifinales. Pese a recibir un gol muy rápido en Bremen, supimos controlar el partido e incluso ganamos. Eso lo aprendimos en cuartos contra el Benfica”. El Werder Bremen perdió a Klose, expulsado por doble amarilla en el 19′, y el Espanyol volteó el electrónico con dianas de Coro y Lacruz, para certificar la presencia en la final. “Creo que no éramos realmente conscientes de lo que estábamos haciendo, porque el mundo del fútbol va demasiado rápido, como la vida, y hay veces que uno no es consciente de dónde está y de lo que puede representar para la historia del club, para la gente. La gente estaba disfrutando muchísimo con el equipo”, dice Luis García. “No éramos realmente conscientes de lo que estábamos haciendo”, reitera.

Con emoción, añade que “fue un recorrido histórico, bonito. Después de muchos años ves lo difícil que es llegar ahí. Llegar a la final de la Copa de la UEFA está al alcance de muy poca gente. Recuerdo esa temporada con cariño, orgullo y satisfacción. Hablo y se me pone la piel de gallina solo de recordarlo”. Al final el Espanyol acabó despertando de su sueño de forma cruel, cayendo en los penaltis ante el Sevilla y Andrés Palop. Afirma Ernesto Valverde, el técnico de ese equipo: “Cuando pierdes por penaltis sientes una gran amargura dentro, porque todo está concentrado en una acción que es cara o cruz. Estás al borde del cielo y del infierno, en un segundo. Un partido se va jugando y puedes merecer ganar o perder, pero un penalti es un instante de acierto error. Fue duro como lo son todas las finales perdidas, porque tienes cerca el título, pero uno de los dos equipos tiene que perder y nos tocó a nosotros. Con el tiempo los recuerdos son buenos. Con el tiempo lo ves con perspectiva. Y lo analizas de una forma global y objetiva, comprendiendo que uno tiene que perder para que otro gane, que la victoria y la derrota son parte de la vida. Recuerdo la ovación en la sala de prensa cuando Graham Turner dijo que éramos el único equipo de la historia del torneo que sin haber perdido ningún partido no había ganado el título. Los clubes y los aficionados se alimentan de partidos históricos, de grandes victorias y grandes derrotas. Eso hace que la leyenda de los clubes perdure en el tiempo y en la cabeza de los socios”.



Fotografía de Getty Images.

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