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·3 de octubre de 2024
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El frenético calendario no para, y mientras prosiguen todavía los ecos de la cacería a la que toda la batería nacionalmadridista está sometiendo al club, tertulias, comités, sanciones, llegaba, así como de tapado el, fútbol. Llegaba la Champions y una visita al estadio maldito en el que juega de local el Benfica. Era la segunda jornada y una oportunidad exquisita para olvidar toda la tempestad que ha dejado el derbi, pero el partido devino en un desastre absoluto. Uno de los grandes, sino el más grande de toda esta era gloriosa de Simeone. El Atleti no solo cayó goleado por cuatro goles a cero, sino que cayó deshonrado, sin ánimo, sin espíritu, sin capacidad para competir un solo minuto del partido.
Puso Simeone a Witsel en el centro de la zaga por la baja forzosa de Le Normand y dejó a Sorloth en el banco para premiar a Correa con la titularidad. El medio para Koke, Rodrigo de Paul y Griezmann y vuelta a la defensa de cinco. En el minuto 13, un error grosero del capitán propició el gol de Aktürkoglu que puso todo de cara al Benfica y desató su euforia y su plan. Después se lesionó Llorente para rematar el cuadro y Nahuel entró asustadizo, como estaba el equipo, timorato, sin un plan, sin saber muy bien cómo atacar, ni como defender. El Benfica parecía un gigante, recuperaba rápido, circulaba a una velocidad que daba vértigo a los jugadores rojiblancos (ayer de azul), y jugaba a un toque, acelerando, cambiando el sentido, sumiendo al Atleti en un desconcierto absoluto. Solo la fortuna y Oblak impidieron que el partido quedara resuelto al principio.
LISBON, PORTUGAL – OCTOBER 02: Conor Gallagher of Atletico de Madrid is challenged by Fredrik Aursnes of S.L Benfica during the UEFA Champions League 2024/25 League Phase MD2 match between SL Benfica and Atletico de Madrid at on October 02, 2024 in Lisbon, Portugal. (Photo by Gualter Fatia/Getty Images)
De entrada, en la segunda mitad, Simeone realizó tres cambios: entraron Gallagher, Javi Serrano y Sorloth por los tres del medio, Koke, de Paul y Griezmann. Quería cambiarlo todo Simeone pero el refresco salió todavía peor y el Atleti se adentró en un agujero negro. En el cincuenta y dos Di María convirtió un penalti fruto de la desesperación y la confusión en la que navegaba el equipo. Sacó de centro el Atleti y perdió la pelota y de nuevo Di María metió un centro cuyo remate no acabó con el tres a cero de milagro: esa jugada fue un buen resumen de lo que ocurría en el campo. En el 75 Bath, y en el 84 otro penalti de Reinildo cerró la cuenta con el gol de Kökcü. Una goleada escandalosa que pudo ser hasta corta, una reacción inexistente, una impotencia desbordante, un equipo desconocido.
No encuentra Simeone el dibujo ofensivo y por el camino se está perdiendo el camino general, el equipo fuera de casa muestra mala cara, no sabe dominar los partidos, ni siquiera sabe interpretar lo que requiere el juego. Sale con el plan establecido de tratar de minimizar al rival, de hacer que pase tiempo, y tratar de agarrarse a la calidad de sus hombres para resolver de manera aislada. En la Liga va tirando con esto, pero en Europa, un equipo como el Benfica, te pasa por encima, te sacude y te sonroja. No hay mucho tiempo para aprender ni para olvidar, pero el rapapolvo de Lisboa requerirá mucho de lo uno, y de lo otro.
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