
La Galerna
·20 de junio de 2025
Barcelonistas todos

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·20 de junio de 2025
Barcelonistas todos:
Os habla Joan Laporta, vuestro presidente. Sí, yo, nada menos que yo. Soy así, me gusta mezclarme con vosotros a pesar de mi augusta condición, no me deis las gracias; me sigue molando dirigirme al populacho, o sea, a vosotros, y me mola aún más escuchar su aplauso, o sea, el vuestro, qué le voy a hacer. Así que estad atentos, que os voy a dirigir unas palabras. Tampoco muchas, que aunque me guste escucharme y que me escuchéis, una cosa es una cosa y otra cosa es que me den las 5 y aún no haya comido; a mí eso no me pasa, que esta silueta que os contempla no vive del aire. Así que vamos al grano.
Como sabéis, el Madrit ha fichado a Franco. Otra vez. Algunos -¡incautos, que sois unos incautos!- pensabais que Franco había muerto hace cincuenta años, pero aquí está la prueba de que Franco está vivito y coleando, y hasta puede que colee más que yo, maldita sea su estampa. El Madrit y Franco, unidad de destino en lo universal, que llevamos toda la vida denunciándolo y que si quieres arroz, Catalina. Es una lucha desigual. Casi todos los medios nos bailan el agua, se tapan los ojos ante nuestros escándalos y se licúan al hablar de nosotros, pero, con todo y con ello, aún tenemos que luchar contra la poderosísima Central Lechera Asturiana, que como todo el mundo sabe está para tapar las vergüenzas del Madrit y echar leche, digo tierra sobre las nuestras, digo sobre nuestras legítimas reivindicaciones.
Tengo que confesar que no me esperaba el nuevo advenimiento de Franco. Ha sido un golpe muy duro por inesperado. A pesar de la demagogia, a pesar del victimismo -ADN Barça obliga, y además no es cuestión de acabar con tan arraigada y conveniente tradición-, yo también pensaba que Franco había muerto, como anunció Arias Navarro hablando hacia dentro; yo también pensaba que Franco era cosa del pasado, un fantasma que agitar a placer para remover vuestros bajos instintos, adormecer vuestros perezosos intelectos y aniquilar vuestro espíritu crítico, en el improbable caso de que lo tuvierais o tuvieseis, hijos míos.
Pero no. Con Franco nuevamente hemos topado. Cualquier día sale Franco a dar una entrevista con las dos insignias de oro y brillantes y la medalla de honor del Barça colgadas del pecho, esas que nunca le dimos y que seguramente nos robó. Y a ver qué hacemos entonces, en menudo aprieto nos van a poner. Bueno, me van a poner a mí, que es lo que me preocupa, porque que os pongan en un aprieto a vosotros, queridos míos, francamen…, digo sinceramente me importa una higa.
Tengo que confesar que no me esperaba el nuevo advenimiento de Franco. Ha sido un golpe muy duro por inesperado
¿Y nosotros, qué estamos haciendo para contrarrestar que el Madrit haya vuelto a fichar a Franco, os preguntaréis? Buena pregunta. Como presidente vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a dar. Estad tranquilos, pequeños míos: el Madrit tendrá a Franco, pero no olvidéis que nosotros tenemos a los árbitros, nuestros queridos culegiados. El Barcelona, ya lo sabéis, lleva décadas invirtiendo en el mundo arbitral para compensar las ayudas al Madrit de Franco, que estaba muerto y ha resucitado, y que ahora se sienta a la derecha de Florentino. Pero, fijaos bien, desde allí ya no ha de venir a juzgar al Barça y al Madrit, porque pare eso tenemos a los culegiados de nuestro lado, que nuestra pela nos ha costado, y también tenemos el VAR de Roures. Confiad en los culegiados y confiad en Roures: en ellos está la salvación.
Así que uníos a mí en una oración de desagravio a los culegiados ante la nueva llegada de Franco al Madrit, del que por otra parte nunca se fue. Son tiempos difíciles, el enemigo es formidable y la sombra de Franco es alargada, pero no perdamos la fe en los culegiados. Les hemos dado la pasta; démosles también ánimos en estos tiempos atribulados. Venga, sacad las banderitas del Barça y cantad conmigo:
A los culegiados los recibimos con alegría,
vienen al Barça gordos y sanos,
viva el tronío y ese estamento con poderío,
olé el Arminio y Angel Villar, y el Cantalejo que no está mal, que no está mal.
(Niña, cámbiate la barretina con el nen de atrás, que te viene grande y pareces un gnomo cabezón.)
Os recibimos, culegiados, con alegría,
olé mi madre, olé Negreira y olé mi tía,
culegiados, vienen al Barça gordos y sanos,
olé mi madre, olé Negreira y olé mi tía.
Y ya, que son las dos de la tarde y yo tampoco he comido.
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